17. Dolor.

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-No te vayas.- suplicaba Justin mientras aprisionaba mi mano entre las suyas.

-Justin, mírame.- le pedí mientras me ponía a su altura.- Volveré mañana, te lo prometo. Pero debo ir a mi casa.-

Justin solo me veia con un semblante triste.

-Por favor, quédate.- volvió a pedirme. 

-No puedo.- me dolía el dejarlo, pero debía hacerlo.- Solo será por hoy, Beca vendrá y te hará compañía. Ni te darás cuenta de que no estoy.- Intenté tranquilizarlo, pero él seguía con la angustia pintada en su rostro. 

La semana había pasado de manera lenta, cosa que agradecía. Pasar el tiempo con él era todo lo que yo quería hacer, a pesar de que eso conllevara a sufrir un poco con él. Su rostro estaba completamente demacrado, sus ojos estaban irritados y sus ojeras se habían vuelto aún mas notorias. Hacía lo posible para que durmiese unas horas durante la mañana. Casi siempre dormía mientras cantaba una canción, pero ya no me sentaba en la cama para dejarlo reposar en mis piernas, no quería otro llamado de atención por parte de Adam.

-Entiende ¿Sí?- dije mientras pasaba mis dedos por su frente, quitándole algunos mechones.- Te traeré algo delicioso mañana.- prometí mientras soltaba mi mano de la suya.

Él suspiró derrotado mientras bajaba su mirada. 

-¿Me prometes que estarás aquí mañana?-

-Te lo prometo. Pero prométeme algo tú. Prométeme que intentarás dormir, aunque sea un poco ¿Sí?-

Él asintió con desgana.

-Bien.- dije con una sonrisa. Con vacilación me acerqué un poco a su rostro para darle un beso muy cerca de sus labios. Estaba muy tentada a mover mi cabeza y besarlo en los labios, pero me había prometido que no lo haría. No era saludable para él y para mí tampoco. 

-Cuídate.- oí su voz mientras cerraba la puerta de su habitación. 

Por más que me decía que pronto volvería con él, eso no me quitaba las ganas de no irme y quedarme sin importar nada más. 

Con pesadez, dirigí mis pasos hacia la salida. 

Por primera vez en una semana salía del hospital. Había salido unos momentos desde el miércoles a recoger la comida que Cassie amablemente me traía.

Tomé un taxi que me llevó hasta mi edificio. 

Cansinamente, entré al conocido lugar y subí las escaleras. 

Al entrar a mi departamento, esperaba encontrar los pocos muebles que poseía rebosantes de polvo. Una semana era demasiado tiempo. Pero para mi sorpresa, la sala estaba completamente limpia. Inmediatamente supe quién había sido la responsable: Cassie. Sonreí mientras imaginaba a mi amiga limpiando mi sala, le debía un gran favor, debía descubrir la forma de pagárselo, aunque ella no se deje. 

Entré a mi cuarto para dejar mi bolso. Me metí al baño para darme una ducha y luego me puse ropa cómoda para poder descansar. Cuando dirigí mi vista a mi espejo, noté una diferencia muy grande. 

El dibujo que Justin me había dado, se encontraba enmarcado. Otro pequeño gesto de Cassie. Ella definitivamente era un pequeño torbellino de sorpresas. 

Contemplé por un momento el dibujo, recordando al autor de éste. No pude evitar ponerme triste al recordar cómo me había rogado para que me quedase con él. Una parte de mí se alegraba porque quisiese estar conmigo, porque anhelaba mi compañía, pero otra se debatía en la pregunta tabú: ¿Es como tú quieres que te vea?

Había decidido no pensar en las hirientes palabras que me había dado Adam el miércoles, pero la verdad era muy difícil hacerlo. Había llorado toda la tarde, lo había hecho mientras Justin dormía, no quería que se preocupara. Entre lágrimas había dicho que no importara qué, mientras estuviera con él. 

Porcelana {Adaptada}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora