Duele Vs. Sálvame

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POV Clarke

cariño, no soy de piedra, duele, quererte como te quiero, duele,
ya sabes, mis lágrimas caen muy a menudo,
pero tu cuchillo me está cortando profundo,
profundo, profundo, profundo, profundo,
me dijiste que era un para siempre y yo te creí...

no quiero esconderme más, necesito alguien que me salve,
¿tu podrías salvarnos?, necesito fe,
he estado peleando con mis demonios,
¿si me preguntas por qué?, ya no quiero esconderme más,
te necesito más de lo que quisiera admitir, tu ven y sálvame...

Después del "dichoso" mensaje, no pude recobrar la compostura y salí huyendo de casa de Raven sin despedirme, minutos después llegaron cataratas de textos de reproche, me conocían mejor que yo y tuve que confesar lo que había hecho, estaba arrepentida y ellas no paraban de seguir metiendo el dedo en la llaga, cuando me encontraba herida actuaba por inercia y mi enojo se hacía presente, sé que no era un justificativo valido, pero me estaba cuidando ya no quería seguir hundida, intentaba salir a flote pero claramente ésta no había sido una buena forma, ahora me sentía atormentada, tenía que seguir sumándole otro motivo a mi fallido instinto de supervivencia que estaba cada vez más cuesta abajo . No solo continuaba cagándola, sino que seguía sumida en la mierda más y más, ya ni siquiera me sentía a gusto conmigo misma después de ese suceso y no podía dejar de pensar en Lexa y en cómo estaría, soy una estúpida, maldigo tan siquiera el segundo que se me ocurrió ser tan patética, siempre trataba de ser razonable, y ésta había sido una excepción, pésima y de mal gusto.

No lo pensé ni dos segundos, llegando a casa llame a la única persona que podía estabilizarme a parte de Lexa, pero cabe destacar que la última persona en el mundo que quería verme ahora era Lexa y yo moría por verla y pedirle perdón, tan siquiera barajar la posibilidad de no volver a saber de ella, me estaba angustiando a niveles impensados. Y ni hablemos de llamarla y pedirle perdón, no tenía ni una pizca de valor para hacer aquello, cuando se trataba de ella perdía todo tipo de sentido común, solo me restaba invocar a todos los santos para que ella se haga presente en casa al día siguiente como me había dejado asentado en los mensajes. "La puta madre mi bocota y yo", sé que quería decirle pero sé que no era la forma, no quería seguir lastimándola ni lastimándome y había resultado todo lo contrario, nos había lastimado sin querer queriendo.

Niylah era mi cable a tierra, en menos de media hora estuvo en casa y yo me encontraba devastada en sus brazos llorando como si no habría un mañana, sus palabras me reconfortaron, obvio después de echarme en cara el destrato para con Lexa, ambas cometimos errores, pero era de humanos saber perdonar y pedir perdón, y ese era el siguiente paso: la charla, tan ansiada como necesaria, podía salir todo bien cómo podía salir todo mal, había que analizar todas las posibilidades.

Esa noche tuve un fuerte debate con mis pensamientos y remordimientos, solo tenía que esperar unas horas más para saber que nos iba a deparar ese día, la necesitaba a ella frente a mí, tan solo con verla iba a cambiar mi sentir, estaba en picada y solo ella que me brindaba paz y guerra, era capaz de sacarme del fango o seguir hundiéndome en él. "¿Cómo la persona que amaba era capaz de brindarme dos sentimientos tan contradictorios?".

Lexa Woods era mi complemento perfecto, lo supe desde el día que conectamos por primera vez y nada me haría más feliz que liberarla de sus miedos, pero antes había que debatir solo con los suyos y hoy nos tocaba enfrentar a los míos también, no iba a tolerar otro sufrimiento infundado por la única persona capaz de curarme y llevarme al cielo con sus profundos ojos verdes y esa mirada tan penetrante que me desarmaba incluso después de tantos años.

Esa noche dormí poco y nada, Niylah se quedó en una silla texteando con su novia mientras me echaba uno que otro ojo, solo con su presencia ya estaba más tranquila, porque la soledad en momentos como ese no me sentaba del todo bien, a diferencia de otros. Amaba el silencio pero esa noche no lo hacía. Como a las 10 y algo de la mañana había sonado el timbre de casa y yo solo podía pensar en una persona "¿será Lexa?", me encontraba en mi habitación tratando de encontrar el valor de cambiarme y hacerme una mascarilla facial para que de a poco vayan disminuyendo mis ojeras y las bolsas que se habían formado después de una larga noche de llanto y desvelo.

La Pérdida (Clexa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora