007. 𝘀𝗶𝗲𝘁𝗲

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Mackensie se veía estresada. Pero en menos de media hora ya llevaba cinco páginas de siete. Madison la miraba atónita. Se quedó dormida encima de los libros durante diez minutos y se despertó por el golpe de un libro cerrado de Mackensie. La rubia empezó a pasar páginas como loca, lanzaba pergaminos al aire y por poco no se rompe el cuello de tantos giros. La biblioteca estaba en silencio y solo se escuchaban los golpes de algunos libros cerrándose, el pasar de páginas de Mackensie y unos barullos bastante grandes al otro lado de la biblioteca. Ninguna de las amigas sabían de donde venían. Algunas veces se escuchaban risas o gritos masculinos pero no les dieron importancia.
— Mackensie... ¿te puedes calmar?— preguntó Madison, al cabo de unos diez minutos.
Mackensie la miró y suspiró. Dejo caer todo en la mesa. Se agachó para coger una pluma que se le había caído anteriormente y se cruzó de brazos.
— Voy a por más libros— añadió Mackensie. Levantándose y cogiendo dos libros para colocarlos en su sitio. Se dirigió a las librerías del otro lado de la biblioteca. Empezó a dejar los libros y escogió más de los que debería. Cogió unos cinco libros cuando fue a girar la esquina para ir a otro pasillo. No miraba el camino. Se estaba acomodando los libros para que no le hicieran daño en el pecho, hasta que...
¡BUM!
Mackensie se chocó con alguien. Todos los libros salieron por los aires y se agachó corriendo para recogerlos
— Lo siento mucho— se disculpó sin mirar quién era. Se colocó un mechón detrás de la oreja derecha.
El chico se agachó cuando Mackensie se inclinó para arriba. Los dos vuelven a chocar y de nuevo caen dos libros.
— Lo siento— se disculparon, otra vez, pero esta ahora a la vez. Se miraron a los ojos mientras se levantan. El chico le tendió el último libro. Hubo unos segundos de silencio incómodo.
— Gracias— dijo tímidamente, cogiendo el libro.
Cuando el chico fue a abrir la boca para hablar un chico saltó en sus hombros.
— ¡Aquí estas!— exclamó. Era el chico de las gafas de siempre—. Mackensie, hola.
— Hola, Potter— saludó, quitando los ojos del otro chico, lentamente—. Bueno, me tengo que ir. Gracias, otra vez.
Mackensie agarra sus libros con fuerza y se dirige a su mesa. James la miraba irse. Madison se estaba riendo a carcajadas insonoras.
— Vaya caída más tonta, Mack— añadió, entre risas.
— No te rías de mi.
— No me rio de ti. Me río de tu mirada al chico— añadió—. ¿Amor a primera vista?
— ¿QUÉ? No, no, no— negó. Colocó los libros en la mesa—. No me gusta.
Mack se sentó. Madison se cruzó de brazos y se puso de perfil.
— Díselo a tus mejillas sonrojadas— susurró, entre una pequeña risa.
Madison no miró directamente a su amiga pero se dio cuenta que la chica soltó sus cosas y se colocó las manos en las mejillas. La morena conocía demasiado bien a su amiga. Ese chico le gusta o le causaba interés de algún modo u otro. Estaba claro.

🐺

Las chicas se dirigieron al patio. Mackensie había terminado el trabajo de Cuidado de Criaturas Mágicas. Subieron sus cosas a sus habitaciones y se encontraron en el vestíbulo. Mackensie venía con Moon y con Casper, la gata y el búho. Salieron del patio seguidas de sus mascotas y se dirigieron al lago.Vieron como unos tentáculos salían de este. Se sentaron a la orilla más cerca al castillo.
— Se que te gusta ese chico, se te nota— aseguró Madison.
— No.... No me gusta, Maddie— tartamudeo—. ¿De donde sacas eso?
Madison la miró.
— Mackensie, está bien enamorarse de vez en cuando. Se te nota. Diviértete un poco, ¿o no era eso lo que querías este año?
— Si... Vale, tú ganas, me parece mono. Pero no tengo ni idea de quién es. No me puede gustar alguien que no conozco.
—No te preocupes, lo averiguaré.
Estuvieron hablando durante un rato sobre el chico misterioso. Empezaron a escuchar un ruido por detrás y dos segundos después dos chicos aparecieron a un lado de cada una de ellas. Mackensie se asustó. Los dos chicos se sentaron.
— Hola Mackensie, Madison— saluda un chico con gafas.
— Hola— saludaron a la vez.
— Este es mi amigo, Sirius— presentó. Señalando a un chico con pelo largo.
— ¡Hey! Espera, tú eres la de la otra clase... y las del tren— añadió—. Encantado de conoceros.
— Hola Sirius— saludó Madison. Que lo tenia al lado.
— Encantada Sirius— también saludó Mackensie.
Miraron al lago.

— ¿A que esperáis, Potter y Sirius?— preguntó Madison.
— Esperamos a nuestros amigos— añadió James. Mackensie miró a Madison.
— Si. No tienen que tardar en venir— Mackensie empezó a sudar al escuchar a Sirius. James la miró.
— ¿Te pasa algo, Mackensie?
— No, no. Solo tengo calor. Y... puedes llamarme Mack— respondió, pasándose la mano por la frente. Se quitó la túnica.
Sirius miró hacia atrás. Y se giró por completo.
— Mira James, allí están— anunció.
James miró por su hombro y se giró por completo, como Sirius. Mackensie también miró por encima de su hombro. Vio al chico de la biblioteca y apartó la mirada corriendo. Miró otra vez al lago. Madison, que también lo vio, soltó una risa. Los amigos ya estaban muy cerca.
—Mackensie, no tienes buena cara— volvió a decir James.
— Si. Sabes James, tienes toda la razón,se encuentra mal— añadió Madison. Cogió del brazo a su amiga y la levantó. Se giró y la rubia tenía enfrente al chico de la biblioteca. El chico le tendió algo. Miró los dedos del chico.
— Ten, el chocolate lo cura todo— añadió, con una gran sonrisa.
Mackensie miró al chico a los ojos. Extendió sus dedos y cogió el trozo de chocolate. No le dio tiempo a responder cuando Madison tiró del brazo de la rubia y se la llevó.
Corrieron por toda la colina hasta llegar al castillo. Se quedaron en uno de los pasillos enfrente de la fuente. Madison seguía riéndose mientras que Mackensie se caía de la vergüenza. Tenía la cara metida en los libros y roja como un tomate. Se tiró en el primer banco que vio.
— Confirmo. Te has enamorado— aseguró Madison.
Mackensie seguía con la cara metida en los libros que tenía apoyados en las rodillas. Tenía la espalda encorvada y parecía que en cualquier momento se iba a tirar al suelo para llorar.

 Tenía la espalda encorvada y parecía que en cualquier momento se iba a tirar al suelo para llorar

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KENSIE ━━ remus lupinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora