024. 𝘃𝗲𝗶𝗻𝘁𝗶𝗰𝘂𝗮𝘁𝗿𝗼

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NOTA DEL AUTOR₁: Recomiendo que leas esto con fondo blanco.

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—¡Buenas noches a todos!— saludó—. Quiero que todos los presentes me presten la mayor atención posible, ya que no se repetirá nada de lo que diga. Este tema es bastante importante y difícil, pero espero que todos entendáis mi decisión.
— ¿Creéis que contará algo de la carta?— susurró Nev hacia Alex y Nheo.
— Esperemos que no...
— Han pasado unas cuantas cosas en tan poco tiempo que no todos sabréis. Lo sintiéndolo mucho, no podréis saber cuáles son. Pero, si sabréis las medidas que se llevarán a cabo.
  » Las clases quedarán canceladas hasta previo aviso. Tampoco se podrá salir del recinto, a menos que sea acompañado de un profesor o profesora, e incluso conmigo. Os puedo adelantar que máximo será hasta las vacaciones de Navidad. Y aquí quería llegar: para no aburriros tanto, hemos decidido (Todos los profesores y yo) que os vamos a crear un baile de Navidad.
Un murmullo retumbó todo el Gran Comedor. Todos parecían muy felices e incluso se abrazaron más de uno. Mackensie se sonrió con Madison y con Remus.
— ¿Cómo y cuando se celebrará? Me preguntareis— retomó el discurso—. Será dentro de dos semanas. El día de 18 de Diciembre, para que el día de navidad lo tengáis libre.
  »Tendréis que venir arreglados y con pareja de baile. Será apto para todos los cursos. Así que, ya sabéis id buscando ropa elegante y una pareja para el baile. ¡Ahora! Todos a sus asuntos y... ¡Nos vemos en cena!
Dumbledore se volvió a aclarar la garganta y se dirigió a la puerta trasera del Gran Comedor, en dirección a su despacho. Mackensie pudo ver a Severus y a Regulus salir del Gran Comedor juntos los más Slytherin. No los veía juntos desde tercer curso.
— ¡Que buena idea ha tenido el profesor Dumbledore!— admitió James, mientras el grupo de amigos salía del Gran Comedor. Remus y Mackensie ya no estaban cogidos de la mano, pero iban caminando juntos.
— Lo dirás tú, porque se te hará muy fácil encontrar pareja para el baile— se quejó Jason, cruzándose de brazos.
— Jas, ya verás como encuentras pareja— lo animó Mackensie, apoyando su mano en su espalda.
— Gracias Mack, por apoyarme en algo que sabes que es imposible—. Mackensie empezó a reírse.
— Bueno, dejemos de hablar del baile. Tenemos dos semanas para prepararlo. Lo importante es que no tenemos clases hasta previo aviso— ánimo Sirius.
— Siempre viendo el lado bueno a las cosas, Sirius— alago Peter, con los ojos brillantes. Se veía desde lejos la admiración que tenía Peter hacia los tres amigos.
— ¿Él? Siempre— añadió Madison, regalándole una sonrisa al peli-negro. Echaron a andar dejando atrás a Mackensie y a Remus. Mack iba hablando con Jayvyn y Jason, que iban adelante de ella.
— ¿Me puedes acompañar a un sitio?— le susurraron al odio de Mackensie, sujetándola del brazo a su vez. Era Remus. La rubia levantó la vista y sin decir nada se dejó llevar.
Remus la cogió de la muñeca y se alejó del grupo. Lo único que hablaron fue:
— Acuérdate que no podemos salir del castillo, Remus.
— Tranquila, Kensie. Confía en mí.
— Lo hago.
Remus miró hacia atrás y sonrió.

En este momento me encontraba de la mano de Remus

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En este momento me encontraba de la mano de Remus. Me llevaba a un sitio que ni yo sabía donde. Y me sé el castillo como si fuera mi propia mano.No cruzábamos miradas. Ni palabras. Pero no pasaba nada, estaba segura con él.
No sabía exactamente qué quería hacer. Solo me pidió que lo acompañara a un sitio, y eso hice. Bueno, estaba haciendo. ¿Quería terminar lo que no pudimos antes de que viniera la profesora Mcgonagall? ¿Quería entregarme lo que no pudo? ¿Me invitaría al baile? Se me hacía muchas preguntas en la cabeza y siempre obtenía la misma respuesta, «Mackensie, cálmate y disfruta».
Lo único que sabía era que mis ganas de besarlo se me esfumaron. Me estaréis pidiendo explicaciones, y lo entiendo. Así que, ahí van. Quería besarlo, lo tenía muy claro. Pero quería un beso bonito y en el lugar perfecto. No quería besarme forzosamente solo por el simple hecho de que nos interrumpieran antes. Esperad. ¿Remus y yo nos íbamos a besar?

Remus me llevó a la planta de arriba. Y nos coloco enfrente de una ventanal. Lo empecé a mirar. Pude observar que se ponía nervioso y que se tocaba mucho el pelo. Era la primera vez que lo veía tan asustado.
— ¿Y bien? ¿Que te pasa?— le pregunté. En menos de un segundo Remus posó su mirada oscura en mi mirada azulada. Soltó un suspiro y se tocó el bolsillo de la túnica.
— ¿Te acuerdas que te quería dar algo antes de que todo esto pasara?— Asentí.— Bien, espero que te guste.
Me tendió una libreta y un frasco de tinta con su correspondiente pluma. Abrí la boca de asombro y mis ojos empezaron a brillar. Una libreta... El mejor regalo que me podrían dar.
Recuerdo como en una de nuestras salidas con el grupo, al principio de todo, dije que quería una libreta para apuntar mis sentimientos, mis cosas en general, pero sentí que ninguno me echaba cuenta ya que cuando nombra mi interés por una libreta luego cambiaban de tema. Supe que no tendría mi libreta a menos que estas vacaciones de Navidad las pasara en mi casa. Pero como eso no iba a pasar, me quedaría sin libreta.
Pero ahora me doy cuenta de que Remus siempre me ha escuchado.
— Estuviste muy pesada hace unas semana con el tema de querer una libreta— empezó—. Pensaba que era una broma hasta que lo volviste a decir. Empecé a buscar por todos los sitios que pude para poder regalártela. Cada vez lo repetías más y más, y estaba ansioso por poder regalarte una— Me lo explicaba tan emocionando que no podía evitar mirarlo con una gran sonrisa.— Luego dejaste de pedirla, así por que si. Pero no pare con mi búsqueda ya que pensaba que no lo seguías diciendo por no molestar y por pensar que nadie te echaba cuenta. Pero yo si. Yo si te echo cuenta. Siempre lo he hecho. Y siempre lo haré, aunque me expliques la cosa más aburrida, más obvia o incluso las más aburridas del universo. Siempre estaré allí para escucharte.
La última confesión me dejó asombrada. No vacile ni un segundo más. Dejé la libreta en el alféizar de la ventana y me eché en los brazos de Remus.
— Gracias por estar aquí conmigo— le dije. Me empezó a acunar en sus brazos. Me sentía en paz. Ya me gustaba de antes, pero ahora, me gusta muchísimo más.
Cuando nos separamos soltamos un pequeña carcajada y él me sujetó las dos manos en la suyas.
— Kensie.
— ¿Remus?— le respondí con mi característica sonrisa.
— ¿Quieres ser mi pareja para el baile?
Acepte sin pensarlo.
— Solo te aviso que no sé bailar— me dijo después de darnos un segundo abrazo.
— No te preocupes. Yo tampoco sé.
Reímos.

NOTA DEL AUTOR₂: Tenedle paciencia al beso

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NOTA DEL AUTOR₂: Tenedle paciencia al beso...

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KENSIE ━━ remus lupinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora