034. 𝘁𝗿𝗲𝗶𝗻𝘁𝗮 y 𝗰𝘂𝗮𝘁𝗿𝗼

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LUKE

Estoy llevando a Mackensie hasta la enfermería. Me pidió que la acompañara después de que Alex, Neveen y Nheo salieran. Todos estamos visitándolo y mostrándole nuestro respeto y admiración. En muy poco tiempo— y después de la mala impresión que le di— Remus y yo hemos congeniado mucho. Además a Didy le hace feliz, así que, a mi y a todos los demás aún más.

Lleva callada todo el trayecto, y lo veo lógico. Estará pensando en lo que le quiere decir o lo que no le debe decir. No lo sé. Pero para que no se sienta sola en este "viaje" decido pasar mi brazo por sus hombros y la atraigo hacia mi.
— Todo saldrá bien— le aseguré. Siguió sin mirarme—. Te lo prometo.
No sé si me respondió o fue fruto de mi imaginación pero me pareció escuchar su respuesta.
— Espero que tengas razón. Como siempre.

REMUS

Tengo la cabeza hundida en mis manos. Estoy sentando en el alféizar de la ventana de enfrente de la puerta. La más grande de todas. Neveen ha sido el último en visitarme, que venía con Nheo y Alex pero no pueden entrar todos juntos.
Me ha gustado mucho el gesto que han tenido hacia mi. Sinceramente no los esperaba después de el daño que le causé a Mackensie en su momento y los gritos tan egoístas, fruto de mis celos, que se llevaron gratuitamente. Pero han venido. Han aceptado mis disculpas y me han repetido millones de veces que Kensie lo entenderá y que no pasará nada.
— Lupin, tienes que creerme. Conozco a Mackensie desde hace años y ojalá todo el mundo tuviera a alguien que te mire como Mackensie lo hace contigo. Y tú a ella— me decía Neveen antes de irse. Era un chico demasiado dulce, ya entiendo porque Mackensie y él se llevan tan bien—. Sé que Mack te lo perdonará y no se separará de tu lado en ningún momento. Ni ella ni ninguno de nosotros. Tienes todo nuestro apoyo, de verdad.
Yo lo miraba desde el alféizar. Tenía las rodillas flexionadas, mis brazos cruzados apoyados en ellas y mi barbilla en mi brazo izquierdo. Nunca he prestado tanta atención desde estas visitas.
— Gracias Neveen, por las palabras y por aceptar mis disculpas— le susurré, un poco más alto para que me oyera. Él me dedicó una sonrisa de boca cerrada y se pasó la mano por el voluminoso pelo.
— No hay de qué— me responde—. Bueno, yo creo que los demás ya están por llegar así que te dejo. Ha sido un placer conocerte Remus.
— Igualmente— respondí—. Neveen, una pregunta, ¿Kensie vendrá?
Afirmó con la cabeza con una sonrisa. Se giró y se dirigió a la puerta sin antes darme un gesto con la mano.

Habían pasado unos quince minutos desde que ellos se fueron cuando volvieron a llamar a la puerta. Era Luke.
— Hola Remus— me saludó. Yo le sonreí—. No te voy a quitar mucho tiempo, Kensie está ahí afuera y me da cosa dejarla tanto tiempo esperando. Me ha dicho que pase yo primero.
— ¿Por qué?— pregunté, con curiosidad.
— Ella es la última, así que, así tendrá más tiempo para pasar contigo y no tiene que estar pendiente de dejar tiempo a la persona detrás de ella.
Como siempre tan atenta. Suspiré.
Es tan perfecta.
— Gracias por venir. Por venir todos— le agradecí.
— No hay de qué. Yo no te voy a dar un salmón como seguramente los demás. En el buen sentido. Y tampoco te voy a decir lo obvio de que Mackensie te quiere mucho y que te lo perdonará— hizo una pausa. Cogió una silla y se sentó con el respaldo para adelante y apoyó sus brazos y cabeza en él—. Lo que vengo a decirte es que me alegro del beso.
Reí secamente.
— ¿Te lo ha contado?— dije con una sonrisa.
— Sip— afirmó—. Si me lo ha contado tiene que haberle importado mucho.
— Fue bonito— suspiré—. Pero luego pasó lo que pasó.
— Pero... no es por ofender, pero, ¿te aguantaste mucho, no? Quiero decir, cuando te transformaste ya habían pasado varias horas desde que la luz pasaba por la ventana, ¿verdad?
— Si. Aguante por ella— dije después de varios segundos de silencio—. Estuve pensando en que no quería transformarme, que quería estar con ella en mi forma original. Y parece que funciono. Me relaja estar con ella, en como me miraba y se reía. Estaba demasiado tranquilo.
— Me vas a hacer llorar— añade. Reí—. Y si estabas tan tranquilo, ¿como qué te transformaste?
— Fue el beso. El beso me desconcertó, me sacó de mi órbita y perdí el control en mí. Sabía que me iba a transformar, menos mal que me dio tiempo a explicarle que tenía que hacer. Le llego a hacer daño y me muero. Y menos mal que Silvia estaba por aquí...
— A mi me asusto mucho cuando Silvia escucho a Mackensie.

La música cada vez estaba más fuerte. Severus, Luke, Nheo y Alex estaban sentados. Los demás estabas cerca de ellos pero estaban bebiendo, y a ellos no les gusta beber. Silvia, Lily, Madison y James se acercan a ellos tres, seguidos de los demás. Riendo y brindando.
— ¡Ay! Que aburridos, venga vamos a bailar— se quejó Madison, cogiendo de las manos a Alex y casi levantándolo cuando Silvia la interrumpió.
— ¿Escucháis esos gritos?
— Estamos en medio de una fiesta, es normal que haya gritos— añade James, levantando su vasito y volvió a tragar.
— No, son gritos de auxilio— niega. Levanta un dedo para que todos los que estaban con ella se callen— ¡Socorro!— imita los gritos que escucha—. !Dumble—!— no me da tiempo a completar el otro cuando grita— ¡MACKENSIE!
Sin previo aviso desaparece. Los demás se quedan mirándose entre ellos. Severus, Nheo, Alex y Luke que son los únicos sobrios se levantan del tiron y salen corriendo del Gran Comedor dirigiéndose a la enfermería. Los demás, sin saber qué pasa, también los persiguen.
El profesor Dumbledore está viéndolos y cuando ve que Silvia se esfumó de la nada, él hace lo mismo. Sabe perfectamente donde se ha dirigido la rubia.

— ¿Es en serio que escuchasteis sus gritos? Menos mal— pregunté.
— Si. Bueno, Silvia los escuchó.

Nos quedamos hablando unos minutos más antes de que se despidiera de mi y dejara paso a Kensie. Me levanté y sacudí mi ropa, como si tuviera polvo.
Vi a la rubia entrar y cerrar la puerta. Todavía no me había mirado. Cuando levanta su cabeza, sin decir nada, se empieza a acercar a mi. Yo no retrocedo ni avanzo. Me quedo quieto sosteniendo nuestras miradas.
La tengo enfrente, no decimos nada. Me muerdo el labio inferior y me tambaleo un poco para acomodarme la ropa. Se me acerca más y sin previo aviso me abraza por la cintura y hunde su cabeza en mi pecho. Notó sus lágrimas empapar mi camiseta. La abrazo por su cuello y sin darme cuenta yo también estaba llorando.
— Te quiero muchísimo— me dice, después de un par minutos abrazados. Todavía no nos separamos, y parece que da para rato.
— Yo te quiero demasiado— beso su cabeza y la estrecho un poco más. No pienso soltarla nunca más.

 No pienso soltarla nunca más

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NOTA DEL AUTOR₁: uff...
NOTA DEL AUTOR₂: Necesito una amistad 50/50. Yo te digo: Te quiero muchísimo. Y tú respondes: Y yo te quiero demasiado.
Todos necesitamos algo así...

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❤️

KENSIE ━━ remus lupinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora