009. 𝗻𝘂𝗲𝘃𝗲

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Mackensie entraba al Castillo, con una cara larga y seria. Tenía la mirada desviada y se recogía los mechones delanteros, con la única mano libre que tenía, detrás de las orejas. Se deslizaba por los pasillos saludando a todas las personas que se encontraba. Ya fueran profesores, alumnos, fantasmas o cuadros. Se podría haber dicho que saludo hasta una estatua de los distraída que iba. En una de las vueltas de esquina que hizo se chocó con una chico alto y pelo largo. Por un momento el miedo le corrió por las venas. «Sirius Black, no, Sirius Black, no», se repetía en la cabeza antes de alzar la vista. No era Sirius, y menos mal, eso quería decir que también estaría Lunático y  James. ¡Aag! Ya no podía ni escuchar esos nombres.
— Sev— susurró. El chico la miró y soltó una sonrisa tímida—. Perdón, no te había visto.
— No pasa nada... ¿estas bien? Te veo alterada— preguntó con su voz ronca. Mackensie hizo una pequeña sonrisa.
— Eeh... Si, si. Claro, estoy bien. ¿Y tú?— respondiendo mirando los ojos negros de Severus Snape.
— Se podría estar mejor— añadió, con una risa vaga—. Una pregunta, Silvia... ya sabes, ¿viene a Hogsmade?
— Si. Si, si vendrá— afirmó—. ¿Quieres venir con nosotras?
Los ojos negros de Snape se iluminaron. Empezó a abrir la boca intentando hablar pero no soltaba ningún sonido. Mackensie se acomodaba las cosas mientras esperaba la respuesta del pelinegro.
— S-Si, ¿puedo ir?— preguntó tímido.
— Si, claro Sev— Mackensie sonrió al chico.
Se miraron unos segundos. Estuvieron en un silencio incómodo que hizo estallar risas de parte de los dos.
— ¿Quieres que te ayude?— se ofreció el chico entre risas. Mackensie asintió y le paso algunas cosas.
Se pusieron de camino a la Sala Común de Ravenclaw. Entraron los dos y era inevitable ver las miradas extrañas de los Ravenclaws hacia el Slytherin. A ninguno de los dos le importaron. Fueron a dejar las cosas al cuarto y bajaron directamente. No se pararon a hacer mas cosas. 

🐺

Severus y Mackensie bajaban las escaleras principales. Iban hablando cuando se cruzaron con la mirada de los merodeadores. James se quedó mirando a la chica, igual que Lunático y Sirius. Mackensie los miró a los ojos y a los segundos vio las miradas hacia Snape.
Tomo del brazo al pelinegro y se lo llevo al Gran Comedor.
— ¿Los conoces?— susurró Snape, agachando la cabeza.
— Si... Bueno, a James y Sirius, los demás no se quienes son— agregó. Sin mirar a Snape. Este podía ver la expresión de odio en la cara de Mackensie.
— ¿Conoces a James y a Sirius pero no a Peter ni a Remus?— añadió con expresión atónita.
— ¿Remus?— se paró.
— Si... El que te estaba mirando, el del pelo marrón y largo— describía, con una cara de asco.
Mackensie siguió andando. Sacudió su cabeza y se sentó en uno de los bancos, dio unas palmadas a su lado para que Severus se sentara. Mack puso su brazo en la mesa y apoyó su cabeza en su mano. Miraba a Snape sería mientras escuchaba al chico. James, Sirius, Peter y Remus pasaron por su lado. Mackensie ni se inmutó, bueno, solo sonrió a Severus mientras notaba la mirada de los cuatro amigos posada en ella. Severus tampoco los miró se limitó a hablar más bajito esperando a que se fueran. James se quedó un poco más atrás mirando a la rubia hablar con Snape. Estaba boquiabierto y no prestaba atención a lo que sus amigos hablaban. Remus, también los miraba pero intentaba no prestar mucha atención.
— James todavía te sigue mirando— susurró Severus, echándose para adelante para acercarse al oído de la chica. Mackensie se giró sin apartar su cabeza de su mano.
— ¿Necesitas algo? Un... no sé, ¿un autógrafo?— preguntó Mackensie, mirando a James. El chico con gafas seguía con la boca abierta. La llegaba a abrir un poco más y toda la saliva de su boca saldría al exterior. Remus apartó la mirada cuando nota que Mackensie se giraba y Sirius fue al rescate de James.
— No, Mackensie. No queremos nada, gracias— dijo Sirius, serio. Cogió a su amigo del brazo y se lo llevó para la mesa de Gryffindor. La rubia volvió a mirar al pelinegro.
— Bueno... Me ibas contando algo sobre Silvia, ¿verdad?— comentó Mack.
— Si.
Severus y Mackensie estuvieron hablando por un rato. Hablaron de asignaturas de Hogwarts, de Silvia, de Hogsmade, de los merodeadores, de Silvia.... Bueno, y de Silvia Scott, en general.
Pararon de hablar cuando Madison se acercó y el chico las dejó solas. Maddie dio la vuelta a la mesa para sentarse justamente al lado de su amiga.
— ¿Severus?— preguntó— ¿De que hablabais?
— Un poco de todo. Pero bueno, ¿tú que?
Madison le contó a su amiga una conversación de unos profesores que había escuchado yendo a su sala común. Mackensie la miraba con toda su atención, no le interesaba mucho el tema de conversación pero de mientras que no hablara de quien todos sabemos quien, ella estaba feliz.
Una sonrisa que enseñaba los dientes salió en la cara de Mack, pero Madison no preguntó porque.
— Bueno, después de este cotilleo vamos a otro— añadió Madison—. Tenemos que sabes como se llama— susurró desviando su mirada a la de Remus.
— Mad... se llama Remus, no hace falta que sigas pensando...— susurró.
Madison se echó hacia atrás sorprendida. Puso su mano en su pecho a la altura del corazón. La otra mano la puso en la mesa como si le fuera a dar un infarto.
— ¿Co-Como sabes su no... nombre?— preguntó entrecortada y un poco tartamuda. Seguía con las manos colocadas en la mesa y en su pecho, respectivamente.
— Me lo ha dicho Severus, tampoco te flipes.
Mackensie rió.

🐺

Ya llevaban más de una semana en Hogwarts. Todo iba perfecto y la rubia no tuvo ningún problema con el grupo de James Potter. Mackensie se encontraba tirada en el sofá azul marino, medio dormida, con la cabeza apoyada en las piernas de Jayvyn Brandon, uno de los gemelos más divertidos de todo Hogwarts. El chico le hacía caricias en el pelo mientras Jason, su hermano, estaba delante suya en el suelo.
Se podría decir que estos eran pareja pero ninguno de los dos se sentía atraído por el otro. Eran más bien familia, pero eso solo lo sabían los que conocían a este dúo desde hace más de dos años (incluyendo alumnos de Hogwarts)
Los gemelos hablaban de sus próximas bromas mientras Mackensie reía.
— Jay, como te quiten el puesto de prefecto por hacer una broma gorda... Verás— advirtió la rubia, cambiándose de postura.
— Tranquila rubita— tranquilizó—. No te desharás de mi tan fácilmente.
Jason rió a carcajadas. Jayvyn soltó alguna que otra risa y Mackensie se acomodaba.  Unos minutos después, la puerta se abrió. Era Filius Flitwick, el jefe de la casa Ravenclaw y el profesor de Encantamientosz. El hombre pequeño pasó por la puerta y buscó con la mirada a alguien.
— Señorita Dyer y Señor Brandon— dijo, subiendo la cabeza para ver más lejos de su campo de visión y levantando un pequeño trozo de pergamino.
Mackensie se incorporó corriendo y los gemelos miraron al profesor. La rubia se acomodó el pelo.
— ¿Si, profesor Flitwick?— preguntó la rubia.
El pequeño profesor se acercó a ellos.
— Tenéis una reunión de prefectos en el Gran Comedor— comentó el profesor.
Mackensie se levantó de un salto y tomó de la mano al otro prefecto.
— Gracias profesor Flitwick— añadió con una sonrisa. Tiro de la mano de Jay y se fueron.

 Tiro de la mano de Jay y se fueron

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KENSIE ━━ remus lupinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora