008. 𝗼𝗰𝗵𝗼

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— ¡Que bonito, Mackensie! ¡Te has enamorado por primera vez!— exclamó Madison, tan emocionada que parecía que iba a explotar. Se podían escuchar algunos gritos suaves y ahogados de parte de Mackensie—. Mira, si quieres mi opinión (que seguro que la quieres) me gusta el chiquillo para ti. Es mono.
Mack alzó la vista, sin quitar la cara de los libros y sin incorporarse.
— Si... es mono— añadió, en un susurro.
Madison abrió la boca y sus ojos se iluminaron. Empezó a darle golpes flojos a su amiga, en la espalda. Repetidamente. Estaba más emocionada ella que Mackensie.
— ¡Acabas de confirmas que te gusta!— gritó. Mackensie se incorporó de inmediato y le tapó la boca.
— ¡Shh! Ya te he dicho que no me puedo enamorar de una persona que no me se ni el nombre— añadió.
Madison sacó la lengua para que Mackensie quitara la mano. Y así fue.
— Que cabezota eres Mackensie Dyer— dijo—. Tampoco es tan difícil.
—¿Como que no es difícil?— preguntó, limpiándose la palma de la mano con la túnica.
— A ver, Mackensie. Pensaba que eras la más lista de las dos— La rubia la miró, enfadada—. Vale, eres la más lista. Empiezo a explicarte: James Potter las dos sabemos cuál es de los cuatro.... Y él no es quien te gusta. ¿Vas bien?
Mackensie se puso la túnica y afirmó. Se volvió a sentar, poniendo uno de sus pies debajo suya y dirigiendo su mirada a su amiga.
— Sigo: Sirius es el del pelo negro largo, y él tampoco es. Así que nos quedan dos, el que te gusta y su amigo. Y si recuerdas, en el tren Sirius y el otro chico bajito vinieron a nuestro compartimentó y Sirius gritó: ¡Lunático!— imitó la voz de Sirius—. Y luego volvieron a gritar el nombre de James. Así que en conclusión, los cuatro amigos son James, Sirius, Lunático y el que queda, que si mal no recuerdo, escuche que lo llamaban Peter, pero no estoy segura.
Mackensie la miraba con los ojos como platos. Madison tenía su dedo índice en la barbilla, como si estuviera pensando en un hechizo súper complicado.
— Vale, el nombre del que te gusta no lo sabemos...— concluyó al final de todo esto.
—¿Pero no habías dicho que se llamaba Lunático?— preguntó la rubia.
— Mackensie, son sus motes. James es Cornamenta, Sirius, creo, es Canuto, Peter (si es que se llama así) será Colagusano y el último es Lunático pero no se como se llama. Ni tú ni yo.
— Ajá.....— Mackensie estaba más perdida que un Centauro en el mar. Seguía con sus ojos como platos y Madison la miraba. Sabía que no había entendido nada de lo que había dicho pero no le dio importancia. Se levantó acomodó la túnica y cuando se volvió a sentar añadió tranquilamente:
— Mack, cuando los vea en la sala común, sabiendo que el que te gusta no es ni James, ni Sirius, ni Peter, cuando escuche otro nombre diferente sabré que es el de Lunático.
— Vale...

Madison se levantó corriendo, como si el asiento le hubiera quemado. Los ojos le empezaron a brillar y empezó a saltar emocionada. Mackensie la miraba atónita. ¿Qué le pasaba? ¿Necesitaría ir a la enfermería? La rubia levantó el dedo índice para tocarle la espalda y que le prestara atención pero su amiga empezó a hablar.
— ¡Lupin!
Mack tenía la misma expresión de antes. No le decía nada ese nombre.
— ¡Es Lupin!— repitió. Empezó a saltar sobre sí misma hasta que dio media vuelta y chocó con la mirada de su amiga. Le puso las manos en los hombros y la zarandeó y volvió a repetir—. ¡Lupin, es Lupin!
— Eh... Maddie, ¿de quién estás hablando?— preguntó, quitándose las manos de su amiga de encima y tomándolas en las suyas.
— ¡El chico! ¡Se llama Lupin!— aseguró—. Bueno, se apellida Lupin.
Se volvió a sentar al lado de la rubia. Los ojos le seguían brillando.
— ¿Co... Como lo sabes?— preguntó, un poco tartamuda.
— Escuché a la profesora Mcgonagall hablar con los prefectos de Gryffindor. ¡Y son Lily y ese chico!
Y la profesora dijo: «Señor Lupin avísame de las novedades»— volvió a imitar la voz, pero esta vez era la de Macgonagall.
A Mackensie también le brillaban los ojos. Tenía la boca abierta hasta que salió del trance.
— Bueno... Pero no me gusta, no lo conozco. Y ahora me voy— dijo, con una voz de mentirosa que se daría cuenta hasta un elfo doméstico. Se levantó, cogió sus cosas y se dirigió a la fuente.
— ¡Los invitaré a Hogsmade!— gritó Madison. Su amiga, que todavía no se había girado para irse la miró con los ojos como platos.
— No, no, no. ¡Madison Ryddle! Ni se te ocurra, haz el favor. ¡No me gusta! No lo hagas, no lo hagas— rogó.
— Mack, si no te gustara no me dirías eso...— añadió con una sonrisa burlona—. Lo haré, si no quieres no vengas conmigo. Ve con Astrid...
— No, Madison. No me gusta e iré contigo, pero NO hablaré con ese chico— se giró y empezó a caminar.
— Cabezota— murmuró Madison—. ¡VALE, PERO NO TE OLVIDES DEL NOMBRE DEL AMOR DE TU VIDA!— le gritó desde el banco. Mackensie se giró lanzándole una mirada asesina. Madison la miraba con una sonrisa inocente y con las manos puesta en la barbilla como si fuera una niña pequeña. La rubia se metió en la boca el trozo de chocolate que le dio Lunático y se dirigió al Castillo.

🐺

Remus dejó de mirar a las amigas, que estaban corriendo hacia el castillo, y miró a sus amigos. Que se estaban riendo y dándose golpes en el pecho en modo de burla.
— ¿Qué os ocurre?— preguntó Lupin, con una sonrisa en la cara.
— Que te has enamorado— añadieron a coro, con una risa.
Lunático se quedó boquiabierto. Abrió los ojos como platos. ¿Enamorado? ¿De que estaban hablando? ¿De quien?, eran algunas preguntas que corrían por su cabeza. Su boca se cerró involuntariamente y cuando la abrió para hablar no soltó ni una palabra. Negó con la cabeza. Sus amigos lo miraban con una sonrisa pícara.
— ¿De quién?— consiguió hablar.
— De Mackensie— añadió James y Sirius a la vez. Potter y Black recrearon la escena que acababan de vivir de su amigo dándole el chocolate a la rubia. James movía su dedo por debajo de su boca simulando que se le caían babas al mirar a la chica. Y Sirius solo miraba a Potter con vergüenza.
— ¿A si me ha mirado?— preguntó, preocupado—. Quiero decir.... Solo quería ser amable.
Guió su mirada al césped y una sonrisa tímida se formó en su cara. Sirius le paso el brazo por los hombros y empezaron a caminar.
— Mackensie es buena chica— añadió James después de un silencio incómodo de parte de los cuatro—. Le gusta estudiar, le gustan los animales (en especial los lobos, o eso parece)— guiño el ojo— y además le gusta el chocolate. La he visto comer chocolate más de una vez.
— ¡Oh por dios, Remus! Es tu alma gemela— bromearon Peter y Sirius a la vez. Empezaron a reír.
— Yo solo te digo (aparte de que te apoyaremos si te gusta) es que ella tendrá que saber... ya sabes tu secreto. Que eres un... — hizo un gesto de garras con su mano. James y Peter hizo un rugido acompañando a las garras de Sirius.
— No hace falta, Sirius, no me gusta. No se lo diré— añadió Remus.
— Si tú lo dices— murmuraron los tres amigos a la vez.

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KENSIE ━━ remus lupinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora