CAPITULO 4

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Bueno... que les cuento?  Ya que Elle prácticamente me asesinaba con una mirada para que yo aceptará a ir a cenar por la llegada de Dan, nos dispusimos a dirigirnos al lugar dónde nos quedamos por algunas dos horas, apenas pique algunos pedazos de la cena pues ya había cenado en casa. Durante toda la cena dio vueltas por mi cabeza aquel chico que había visto.. De repente sólo sacudía mi cabeza hacía los lados sacándome yo misma de mis pensamientos y  en una que otra ocasión el pie de Elle por debajo de la mesa era la causante de regresar a la realidad. 

Dan platico durante la cena lo delicioso que era el clima de Nueva York. Sinceramente, no tenía nada que pedirle a ese clima, a mi me encantaba las temperaturas bajas. Y nunca me mudaría a ningún sitio que no estuviese con este mismo clima. Dan se fue hace varios años ya que sus padres se habían divorciado. Elle y yo estuvimos cerca de Lucas, fue algo duro. Elle se sintió en terreno conocido y pudo acompañarlo y entender aún más su situación. 

Durante la cena, las miradas de Dan y mías se encontraban. En él observaba algo distinto, ya no era el pequeño Dan que se había marchado junto a su madre, se miraba maduro y su físico había  cambiado. Se dejo crecer un poco su cabello y un brillo distinto permanecía en su mirada. Su cuerpo tampoco era el mismo, se miraba ejercitado. 

Después de la cena, me despedí y me dispuse a volver a casa. 


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Llegue a casa, los coches de mis padres estaban allí. Van no estaba en casa. Baje del coche y lleve mis manos a mis labios para así poder soplar sobre ellas y calentarlas un poco. Estaba por abrir la puerta de mi casa, cuando mi madre es la primera es abrir y en ella noto una cara de disgusto. 

— ¿Dónde habías estado, Elizabeth? ¿Por qué no haz contestado el móvil?

—Lo siento, madre. Fui en un partido de Hockey y después fui a cenar algo con los chicos— Respondí mientras me adentraba a casa y colocaba mi abrigo en su sitio.

—¿Cómo te ha ido con tu entrenador? —Esta vez fue papá el que hablo bajando de las escaleras.

—Bien, papá. -Respondí secamente 

—Sé que estás molesta, se presento algo muy impor... —(fue interrumpido por mi)

—No te preocupes, papá. Ya es costumbre. — Respondí mientras lo miraba con algo de disgusto.

El se abalanzó hacía a mi y de pronto sus brazos rodearon mi cuerpo. Mamá se unió a aquel abrazo mientras él me susurraba —Tu y yo hablaremos pronto, de acuerdo?

Yo sólo pude asentir, pues ya que más podía agregar a esto. Sus brazos me liberaron y ambos me acercaron a darme un beso en la frente. Entre a mi habitación y me puse mi pijama. Pero pareciese que tenía que haber algo en mi cabeza cada que estaba por disponerme a dormir. En mi mente se encontraba aquel chico. Nuevamente sacudí mi cabeza hacía los lados y  me dispuse a sólo escuchar el sonido de la melodía que había colocado en el móvil,  cerré mis ojos y deje que mi cuerpo se hundiera en mi cama.


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La semana paso volando, apenas que pude sentirla, es viernes. El sonido de unos zapatos se escucha acercarse a la puerta de mi habitación.

Patinadores de hieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora