—Nunca digas nunca. Recuérdalo. —Dijo con su perfecto acento británico.
—Cielos, jajaja. Cuándo quieres, puedes ser jodidamente cruel. —Elle permanecía a mi lado.
—Espero Andre se recupere pronto —Dije a Elle.
Elle sólo río por lo ocurrido con Lorenzo y observándome como cambiaba de tema.
Al girarme veo a mi entrenador. Un ex patinador, Vania Petrov, es alto y su cuerpo es fornido, su cabello es de un rubio casi blanquizco, ojos azules y estaría en sus 40 años, unas cuantas arrugas en su frente y ojos. Y una alargada nariz.
—Buen día, chicas. Elizabeth. —Estiro su brazo a modo de presentación.
—Buen día —Hablamos ambas al unísono.
—¿Qué ha pasado? —Observando a nuestras espaldas cómo levantaban a Andre del hielo.
—Una de las chicas ha caído —Dijo Elle a la interrogante de Vania. —Al parecer intentaba hacer un triple axel.
Una mueca apareció en el rostro de Vania. —Eso no termino bien.
—No —Elle imitando la mueca de Vania.
Nos acercamos a dónde la chica había sufrido una caída al tratar de hacer un triple Axel, todos los patinadores hablaban sobre ello. Pues era unos de los saltos más difíciles. Y que pocos patinadores podían realizar, de hecho, ya hace varios años que ningún patinador podía lograr realizarlo.Su entrenador la levanto y se fueron al hospital del estadio. Prontamente todos empezaron a murmurar, pues su caída posiblemente la imposibilitaba a seguir entrenando para los regionales. Estaba en verdad muy apenada por ella. Andre era una buena chica. Pocas veces cruce palabra con ella, aunque cada una de las palabras que llegaba a cruzar con ella era para hablar sobre el clima, que no había mucho que decir. Aquí siempre ha tenido bajas temperaturas. Pareciese que se apartaba de todos. Todos comenzamos volviendo a lo que estábamos antes de que pasara el incidente con Andre.
—Bueno, chicas. Fue un hecho lamentable lo que acaba de suceder. Elizabeth empecemos.
—Ok. —Asentí ligeramente.
Comencé a deslizarme por toda la pista, tomando velocidad. Y realizando algunos saltos. Siempre me tomaba unos minutos, deslizándome, haciendo algunos saltos y giros por toda la pista de hielo. El hielo estaba perfectamente. El estadio ya era algo viejo, ninguna patinador de la zona había podido llegar a los olímpicos. Llegan personas de fuera y alguno de ellos había podido ir a las nacionales. Vania no era de aquí, él era Ruso. Hace años se mudo a la ciudad para después venirse a vivir aquí y dedicarse a ser coach. Emily también era de fuera, ella venía de Londres, cuando termino su carrera de patinaje se mudo a los EUA y aquí mis padres la contactaron para que fuera mi coach. Pero ya hacía varios años de eso. El estadio era grande, ubicado cerca de casa.. Realmente casi todo estaba cerca de casa, el condado era pequeño.
Me acerco a Vania y lo observo tratando de descubrirle mientras me hablaba sobre nuestro programa corto, parecía ser una persona muy entregada a su trabajo, su rostro permaneció rígido todo el rato, en varias ocasiones me hizo ver lo disciplinado que era para evitarnos algún mal entendido en el futuro. Me hizo mostrarle el programa corto dándome algunos tips que me ayudasen en mis saltos. Sin más, nos despedimos y quedamos para al siguiente día.
Me dirigí a los vestidores para tomar todas mis cosas, cuando sonó una notificación de WhatsApp a mi móvil. Era papá. Nos veríamos en el Bar de Bill's en 1 hora. Viendo que aún tenía algo de tiempo, me recosté en uno de las bancas de los vestidores y cerré mis ojos pensando que pasaba con Emily. El sonido fuerte de la puerta me saco de mis pensamientos abriendo bruscamente mis ojos. voltee a ver el reloj que permanecía colgado de una de las paredes blancas del vestidor y me percate que había pasado 30 min. Me puse de pie acomodando mi cabello, coloque todo en mi bolso, cuando nuevamente el fuerte sonido de la puerta de los vestidores retumbo mis oídos, al girar miro a Elle.
—¿Qué harás hoy por la noche? —Me pregunto con una mirada picara.
—He quedado con papá. Habrá respuesta sobre Emily —Respondí colocando mi bolso en mi hombro.
Elle rodo los ojos y de ella salió un aire pesado.
—Tengo que irme, papá me espera. Lo siento. Te quiero. —Respondí colocando mi mano sobre su hombro.
Ella solo se limita a rodar los ojos nuevamente hacia arriba. Tome mis llaves y me dirigí al auto. Conduje en silencio hasta llegar al Bar de Bill's observando la hermosa naturaleza de la ciudad, todo estaba lleno de enormes árboles y pinos. Baje un poco el vidrio de mi auto para así poder percibir el aire helado con el aroma a los árboles. Ya estaba por llegar cuando mire el carro de papá ya estacionado al frente del Bar, acomode mi auto a un lado del suyo y baje del mismo con velocidad, viendo ya que me había demorado. El Bar de Bill's era pequeño, pero acogedor. Era un lugar muy familiar. La comida de Judy la esposa de Bill era deliciosa y hogareña. La verdad vendían y cocinaban de todo tipo de comida. Había uno que otro plato mexicano, es por ello que papá no salía de este lugar. Abrí con apuro la puerta y observo a papá, se encuentra en el otro extremo del Bar, hablaba con un señor que jamás había visto por aquí. Lo cuál se me hacía bastante extraño, puesto que dónde vivíamos era muy pequeño. Papá me manda una señal con su mirada puesta en mí y me dirigí a la barra. Allí estaba Bill. Con su cabello ondulado color castaño claro, con sus ojos cafés. Su cuerpo era robusto y siempre vestía con alguna playera de algún color claro. Bill me observa con una sonrisa mientras me acero a la barra y me saluda:
—Te vez agotada. ¿Café? —Me pregunto apresurado, pues había bastante gente en el Bar.
—Hola, Bill. No, gracias. Agua solamente. Espero a papá. —Mi mirada posaba en papá.
—El doctor hace un momento me dijo que te avisará que hablará contigo en casa, se le ha presentado algo importante. ¿Te sirvo algo de comer?—Acercando un vaso de agua.
—¿Cómo?— Mi voz se endureció un poco
Volteé a ver a papá rápidamente. Su mirada y la mía se cruzaron. Frunció el seño notando mi molestia. Regrese mi mirada a Bill y se mostraba en espera de mi respuesta, cuando al tiempo se aproxima Judy, su esposa. Judy era una señora delgada, de estatura media, su cabello es rubio con rizos, sus ojos azules llenos de brillo me observaban. Bill y ella siempre se mostraban felices. Una sonrisa se muestra en el rostro de Judy
—Hola, pequeña. ¿Ya Bill te ofreció algo de comer? —Me pregunto
—Judy, hola. No, gracias — Mentí, pues moría de hambre. Pero no iba a quedarme allí.
—¿Estás segura? —Pregunto insistiendo Bill.
Bill en ocasiones pasadas siempre me hacía mención de comer, pienso me mirada muy delgada o que estaba obsesionada por estar en forma por el patinaje. La verdad es que si era muy delgada, pero jamás me limitaba a comer algo.
—No, Bill. Eres muy amable. Dile a papá que nos vemos en casa. —Contesté. —Bay, Judy — Dije levantándome del banco.
Nuevamente voltee a ver a papá y su mirada y la mía se cruzaron. Asintió con la cabeza y yo sólo me limite asentir.
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Patinadores de hielo
RomansElizabeth Portman vive en una pequeña localidad dónde el clima es de bajas temperaturas. Desde temprana edad ella entrena patinaje artístico junto con su entrenadora Emily, una ex patinadora olímpica que desaparece repentinamente ocasionando en Eli...