Elizabeth Portman vive en una pequeña localidad dónde el clima es de bajas temperaturas. Desde temprana edad ella entrena patinaje artístico junto con su entrenadora Emily, una ex patinadora olímpica que desaparece repentinamente ocasionando en Eli...
—No tengo ningún novio —Quité mi mano de la cadera para volver a tomar una posición neutra y alce ambas cejas esperando una respuesta.
Sonreía.
—¿Y ahora por qué ríes tanto?
—Me siento bien, estoy contento. Hace días conocí a una chica..
Tiene toda mi atención.
—Conocí a una chica, afuera de un estadio de hockey.. a la cuál muy amablemente le ayude a buscar su móvil entre la nieve, se lo devolví.. —Yo seguía prestando atención a cada una de sus palabras — Y la chica salió corriendo.. lo cuál me dejo un poco desconcertado porque yo mismo me pregunte ¿A caso en este lugar se acostumbra a no ayudar alguna chica? —Yo sonreí apenada —Después... Me la tope por casualidad en un Bar de por aquí cerca, bueno.. ¿Quieres que sea honesto? —Asentí — Ok, realmente ese día que conocí a esa chica, le pregunte a un chico del hockey quien era esa chica.. Y me contó que era patinadora y que le gustaba ir a comer ahí de vez en cuando y algunos otros detalles —¿Qué detalles?— Entonces, fui a ese lugar con toda intención de toparme con aquella chica y resulta... —sonrió en tono de burla—
Ja ja ja... —Me esmere por una risa fingida.
—Ok, vale aún no termino
¿Aún no? —Rodee ligeramente los ojos
—Entonces, nuevamente me topo con aquella chica y sólo se queda viéndome como si yo fuese un fantasma—Vine aquí con toda la intención de verte — Me dijo acercándose mientras coloca sus brazos atrás de la espalda.
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—¿Haz acabado? —Le dije mientras cerraba de golpe la puerta de mi coche.
—Yo sabía que estarías aquí — Seguía acercándose peligrosamente.
—Ahora estás aquí —Dije
—Ahora estamos aquí
Un silencio inundo aquel sitio y ambos nos mirábamos fijamente, de un momento a otro me sentí atrapada en el azul de sus ojos y cuando menos pensé estaba observando sus labios con una tonalidad rosada por naturalidad.
¿Qué haces, Elizabeth? Contrólate.
Carraspee un poco antes de poder decir alguna palabra y con una voz débil dije.
—Hace frío y ya es un poco tarde, es mejor irme.. —Le dije mientras daba un paso hacía atrás al percatarme que nuestros rostros estaban a unos pocos centímetros de distancia.
