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Unos brazos me apretaron hacia esa persona con fuerza.

Mi cuerpo temblaba de pies a cabeza.

Las lágrimas salían sin parar y yo de verdad no me podía controlar.

La recepcionista me abrazaba sin soltarme ni un segundo, trataba de decirme algo tranquilizador en mi oído, pero yo no podía escuchar nada más.

No podía reaccionar a nada más.

Estaba sumida en mi propio mundo de sufrimiento y dolor.

Hasta que reaccioné.

-Olivia... reacciona, por favor...

-Yo...

-Ven pequeña – dijo ella y me abrazó aún más – Están haciendo todo lo posible por tu madre

-Ella...

-Tranquila... - me dio un beso en la frente – Ella es muy fuerte

Unos minutos después logré tranquilizarme y ambas nos levantamos del suelo, tomó mi mano mientras sonreía un poco y me llevó al interior del hospital.

-Quédate aquí – dijo sentándome dentro de la recepción – Te traeré algo, necesitas algo de azúcar

Yo asentí y ella fue directo al comedor del hospital, y minutos después regresó con un refresco, el cual me dio y sin pensarlo comencé a beber.

Los minutos pasaban y nadie llegaba con noticias de mi madre, por lo que comenzaba a desesperarme, hasta que una enfermera caminó hacia mí.

La reconocí, era la enfermera que sostenía la cabeza de mi madre.

Ella me llamó y sin pensarlo caminé hacia ella.

-Es mi madre – dije sintiendo el nudo en mi garganta - ¿Cómo... cómo está...?

-Ella está muy delicada – dijo suspirando – La llevaremos a terapia intensiva...

- ¿Logró salir de... eso? – pregunté recordando lo que sucedió hace un rato

-Olivia... - suspiró y de inmediato supe que nada estaba bien – Su corazón está muy débil... y en terapia intensiva estará conectada a una máquina – puso su mano en mi hombro – Todo depende de ella, nosotros hicimos lo posible para traerla de vuelta, pero ahora, ella debe hacerlo por sí misma

- ¿Qué quiere decir con eso...?

-Ella estará con vida gracias a la máquina – suspiró – Nosotros debemos hacer esto porque está en el reglamento, deben pasar al menos 48 horas para poder desconectarla...

En eso unos enfermeros pasaron a nuestro lado con una camilla que reconocí de inmediato, uno de ellos le daba oxígeno manualmente a mi madre.

Una lágrima recorrió mi mejilla mientras veía como la metían a una habitación cuyo nombre tenía arriba.

"Terapia Intensiva".

-Ella estará en una especie de coma – la miré – Cuando la estabilicen podrás verla

-Gracias – dije y ella se alejó

Me recargué en la pared y me deslicé hasta llegar al frío suelo del hospital.

La primer hora estuve sentada mirando hacia un punto fijo del hospital, mientras miles de recuerdos llegaban a mi mente.

Aunque ella nos dejó, seguí teniendo ese cariño hacia ella porque siempre demostró que de verdad nos quería.

Tras la pérdida de mi hermana, era evidente que ella recayó, al igual que mi padre, el cual ahora tenía su vida resuelta.

Pero poco a poco los recuerdos comenzaban a invadirme.

Recordé haber estado debajo de la escalera, en el cuarto secreto que Malory y yo teníamos de pequeñas.

Recordé como mi padre llegó una noche ebrio, gritando y tirando las cosas.

Mi madre había salido de su habitación para encararlo y él la golpeó.

Recuerdo haberme sobresaltado al ver como mi madre yacía en el suelo.

Yo no podía salir, ella me lo había dicho noches atrás, que mi padre tendría problemas y yo solo debía esconderme a pesar de todo.

Y ahora entendía que esos problemas eran el alcohol y las drogas que se tomaba.

A pesar de haberla golpeado, ella se levantó y volvió a recibir otro golpe de parte de él.

Pero después mi padre se tiró al suelo y comenzó a llorar, a lo que mi madre lo abrazó y le repitió que todo estaría bien.

Esa noche ella volteó a ver hacía la escalera y estaba segura de que me había visto por la rendija de la pequeña puerta.

Ella sabía que yo veía la pelea que había ocurrido, de la cual no podía hacer nada, porque era una simple niña que no podría defenderse de su propio padre.

Pero noches después, cuando mi madre fue a una revisión al doctor, mi padre llegó de la misma forma y esa vez no tuve la suerte de esconderme, por lo que caminó hacia mi y me empujó al suelo.

Levantó su mano para golpearme, pero al verme asustada, él reaccionó y me pidió perdón tantas veces.

Me tomó por los hombros y siguió pidiendo disculpas mientras las lágrimas salían sin parar.

Esa noche aprendí a ser fuerte.



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[EDITANDO] 3 HISTORIAS - [COMPLETA] ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora