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Entré a la habitación de mi madre y la vi dormida, sus brazos se veían tan delgados y su rostro demostraba como la enfermedad la estaba consumiendo día tras día.

Era cierto que había bajado tanto de peso, lo que me dolía, porque recordaba cuando llegué a este pueblo.

Su sonrisa radiante, su cabello brillante y su cuerpo tan lindo.

Con el tiempo se fue convirtiendo en una mujer diferente, pero lo hermosa nadie podía quitárselo, ni la propia enfermedad podía arruinar su belleza.

Poco a poco ella fue abriendo sus hermosos ojos esmeralda, los cuales me miraron y una sonrisa radiante, pero algo débil, acompañaron su linda mirada.

Me acerqué a ella y me senté a su lado, para luego tomar sus manos entre las mías.

- ¿Cómo te sientes? – dije acariciando sus delgadas y algo frías manos

-He estado mejor – dijo riendo un poco, pero luego comenzó a toser

De su mesa de noche tomé el vaso con agua que se encontraba ahí, y la ayudé a que tomara algo de agua.

-Gracias hija – dijo volviendo a sonreír, pero algo débil

-Hice algo para ti – dije y de mi bolsillo trasero del pantalón saqué un lindo gorro color celeste

-Oh hija... es... – lo tomó entre sus manos y me miró sonriendo – Es hermoso

-Es especial para ti – dije y lo tomé para luego ponérselo en su cabeza, cubriendo así su pérdida total de cabello – Te ves como una reina

-Con una linda corona que me hizo mi hermosa hija – sonrió al igual que yo

-Yo propongo que nos tomemos una foto – dije levantándome de la cama para rodearla y acostarme a su lado

-Yo opino que si – dijo sonriendo

Saqué mi celular y me acerqué a ella con la cámara frente a nosotras, en las primeras fotos salíamos sonriendo, pero a medida que pasaban, comenzábamos a hacer muecas hasta terminar con una mientras le daba un beso en la mejilla y ella sonreía tan contenta.

Entré a mi Facebook y subí la foto con una linda descripción, para luego recibir una notificación sobre un gran tiroteo que hubo en la ciudad de donde yo provenía.

Al parecer unos hombres entraron a un bar en el centro de la ciudad, el cual yo conocía perfectamente ya que llegué a ir en cuanto cumplí la mayoría de edad.

Y aunque no debía beber, los guardias pensaron que éramos mucho mayores, por lo que pudimos entrar unas compañeras de la escuela y yo.

Ahí conocí a Amanda, mi dulce vecina con la cual tuve una mejor amistad al mudarme al vecindario de ella.

Era cierto que últimamente había tantos asesinatos en la ciudad, sobre todo de mujeres, y este no era la excepción.

Al parecer los hombres fueron directo hacia las chicas que se encontraban dentro.

-Dios... que horrible – dijo mi madre leyendo la trágica noticia

-Lo sé – dije y suspiré – Últimamente ha habido esto, tantas tragedias que involucran tanto a las chicas y... las autoridades desgraciadamente no están ayudando tanto

-Quiero que te cuides mucho – dijo mi madre y la miré – No quiero que te suceda algo malo

-No te preocupes – tomé su mano y ella sonrió un poco – Me cuidaré tanto, lo prometo

-Gracias hija – dijo sonriendo

En eso, un mensaje de Sarah llegó a mi celular, al parecer era urgente.

Abrí el chat y vi la misma noticia que recién había leído en él, pero una noticia peor hizo que mi piel se erizara y automáticamente las lágrimas comenzaran a salir de mis ojos.

Esto no podía estar pasando, no ahora.

Era definitivo que la vida me odiaba tanto.

Otro mensaje llegó a mi celular, era Amanda, la cual me decía la misma noticia, y así poco a poco llegaban más mensajes de mis amigos del pueblo, los cuales también decían lo mismo.

Mi respiración comenzó a ser entrecortado y los latidos de mi corazón era lo único que podía escuchar, además de la voz de mi madre que parecía ser tan lejana, pero aun así sabía que estaba aquí.

Las delgadas manos de mi madre me movían de un lado a otro, pero yo no podía reaccionar.

La noticia me había dejado en shock.

Las lágrimas no cesaban y mis manos comenzaban a temblar al abrir un chat donde había un mensaje en él de la noche anterior.

Recordé haber recibido un mensaje, pero estaba demasiado ocupada besándome con Travis ayer en la noche y jugando un poco con él en mi cuarto, que decidimos ignorarlo.

No pensé que sería importante ya que normalmente llegaban mensajes en el grupo que teníamos mis amigos de aquí y yo.

Estaba acostumbrada a recibir mensajes hasta de mi grupo de amigas de la ciudad que no creí importante el ver el celular.

Inmediatamente me sentí arrepentida y culpable por no haber visto, aunque sea un segundo ese celular.

Era una tonta y una mala amiga.

Era realmente lo peor y me comenzaba a odiar a mi misma por eso que sucedió y por lo que ahora me enteré.

El mensaje citaba un "Te necesito".

Seguido de un "Ayuda".

Y finalizaba con un "Te quiero tanto, Lov"

La terrible noticia terminó con mi tranquilidad y fuerza.

Jess había estado en ese bar.

Jess había presenciado ese gran tiroteo.

Jess había muerto.

El celular se resbaló de mis manos y me dejé llevar por los brazos de mi madre que me abrazaron con fuerza, la poca fuerza que le quedaba.

Mi felicidad había terminado.

Y me odiaba por eso.



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[EDITANDO] 3 HISTORIAS - [COMPLETA] ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora