No podía creer el resultado, es decir, no siempre sucede esto.
Algunas personas tienen la suerte de no quedar embarazadas, por lo que esto me dejaba un poco en shock.
—Dicen que estas cosas suelen equivocarse. – dije, mientras me sentaba en la cama.
—¡No siempre! – gritó, mientras caminaba por toda la habitación. – Esto será... un problema...
—Deberías hacerte otra. – tragué saliva y ella negó con la cabeza.
—Esas pruebas suelen fallar cuando sale en negativo, pero en positivo, es tan... difícil.
—No sé qué decir, Camila. – suspiré. – Es la primera vez que estoy en una situación como esta.
—Yo sí sé que hacer. – me miró e inmediatamente salió de mi habitación.
—¡Espera, Camila! – dije siguiéndola.Pero era demasiado tarde, ella había sido más rápida que yo y se fue de aquí en su auto.
Mi celular vibró en mis jeans, por lo que lo saqué y el nombre de Alex se encontraba en la pantalla, por lo que no dudé en responder.
—Hola, cariño. – dijo él, al otro lado.
—Hola, bebé. – dije, mientras sonreía involuntariamente.
—¿Estás ocupada?
—Ahora no. – suspiré, sentándome en mi cama.
—Mira por tu ventana. – dijo y pude notar una sonrisa en él.Hice lo que me pidió y al ver hacia afuera, lo vi recargado en su motocicleta con un ramo de rosas, lo que me hizo sonreír de inmediato.
Colgué y bajé corriendo hasta salir de mi casa.
Al verlo de nuevo me abalancé a sus brazos y él no dudó en darme un beso en mis labios, lo que agradecí mentalmente.
Al separarnos tomé las rosas y ambos entramos a mi casa.
—¿Cómo has seguido? – me preguntó, mientras se recargaba en la barra de mi cocina.
—Pues... las cosas están complicándose. – suspiré. – Pero no hablemos de eso, mejor dime que tal va tu carrera.
—Va bien. – se encogió de hombros. – Aunque hay un pequeño problema.
—¿Cual? – lo miré, mientras acomodaba las rosas en un jarrón.
—Hace falta que mi novia vaya a apoyarme. – dijo, haciéndome sonreír.
—Prometo ir al próximo. – me acerqué a él y tomé sus manos.
—Eso espero. – me guiñó el ojo. – Me debo ir.
—¿A dónde? – pregunté haciendo un puchero, lo que lo hizo sonreír.
—A ningún lado, solo... – miró al suelo algo nervioso, lo que me hizo fruncir el seño. – Nos vemos luego. – me dio un beso y salió con prisa de mi casa, lo que me hizo confundirme aún más.
—Adiós... – murmuré, saliendo de mi casa.Lo vi irse del vecindario con prisa sin dejarme reaccionar a nada más.
Entré a mi casa y tomé las llaves del auto de mi padre, y salí de mi casa, entrando a este.
Comencé a conducir mientras subía el volumen a la música que se escuchaba por los parlantes, miré a mi lado y me distraje al ver la pantalla de mi celular encenderse, era un mensaje de Camila.
Al ver hacia adelante frené de inmediato, pero era demasiado tarde, al parecer había golpeado a alguien.
Me bajé con prisa y vi a Michael tirado en el suelo, me acerqué a él y me di cuenta de que, por suerte, no lo había golpeado.
Suspiré al ver que se encontraba ebrio, en pleno día.
Lo ayudé a levantarse y lo subí al auto sin dudar.
Me disculpé con algunas personas que tuvieron que detener su auto por mi culpa, y subí al auto, para luego conducir hacia la ciudad, donde me dirigía anteriormente.
Al llegar me detuve frente a una cafetería y me bajé, dejando a Michael diciendo estupideces por estar ebrio.
Pedí un café para Mike y un capuchino de caramelo para mí.
Miré mi celular y abrí el mensaje que Camila me había enviado hace unos momentos, pero no entendía mucho de lo que me decía, ya que solo me pedía que la acompañara al día siguiente a una cita con un médico.
Miré hacia el ventanal, en el cual se podía ver mi auto.
Pude ver a Mike riendo sin sentido alguno e inmediatamente un recuerdo se me vino a la mente.
Habían pasado unos días tan solo desde la muerte de Jess y Michael salía de un bar tan ebrio que ni siquiera podía con él mismo.
Camila y yo lo ayudamos a subir al auto de ella y ambas lo dejamos en su casa sin siquiera pensarlo.
Michael se veía terrible.
La muerte de su novia lo había dejado terrible y no lo culpaba, realmente le afectaba la situación.
Jess fue una gran chica y su pérdida dejó agujeros en los corazones de todos.
—Jessie... – dijo él, mientras lo dejábamos en su enorme cama. – Quiero pedirte perdón.
—Mike... – dijo Camila. – Jess no está aquí.
—Te engañé... – dijo él y comenzó a llorar de la nada. – Te fui infiel y me siento pésimo por eso...
—Mike... – dije y él puso su dedo en mis labios, incitándome a callar.
—Shh. – dijo y después rio un poco. – Eres linda, pero no le digas a Raenda.Camila y yo nos miramos.
—¿Mike? – dijo Camila.
—Ella es más linda. – comenzó a reír.Una voz me sacó de mis pensamientos, se trataba de la joven que me atendió.
Le agradecí y posteriormente tomé los pedidos y salí del local, me adentré al auto y le pasé el café a Mike.
—Debes beberlo. – dije y él asintió tomando su bebida.
—¡Mierda! – gritó, haciendo muecas. – Sabe asqueroso.
—Café negro. – dije y tomé un sorbo a mi bebida. – Te dejaré en tu casa.
—¡No! – dijo él y lo miré. – Llévame a otro lugar, menos ahí.
—Bien...Conduje hacia una plaza solitaria y ambos nos bajamos, para luego sentarnos en una banca.
Ambos nos quedamos en silencio mientras veíamos hacia un punto fijo y solitario.
Nadie decía nada, tan solo disfrutábamos la compañía del otro.
—Gracias... – dijo y lo miré confundida.
—¿Por qué?
—Por ser la única que no me ha dado la espalda. – suspiró. – Camila me ha dejado después de... causar tantos problemas y los chicos de Lacross ya no son los mismos tras la muerte de... de...
—No hay de qué... – lo interrumpí, al ver cómo era tan duro el decir su nombre.
—Eres una increíble chica. – me miró y yo sonreí de lado.
—Tú también lo eres, Mike. – suspiré y fijé mi vista hacia adelante. – Jamás creí encajar en este lugar, es decir, Vine con el propósito de cambiar mi vida y claro que ha cambiado tanto.
—Las chicas increíbles encajan en cualquier lugar. – dijo.
—No me considero increíble. – dije, nerviosa al sentir todavía su mirada en mí.
—Pues lo eres.
—Gracias, creo que... – pero me interrumpió, girando mi rostro con su mano y besándome.Así es.
Me besó.
Yo no sabía cómo reaccionar, es decir, me tomó de sorpresa, pero, aun así, mi consciencia me hizo separarlo sorprendida y a la vez molesta.
Miré a mi costado y tragué saliva al ver a la persona que se encontraba frente a nosotros, mirándonos tan... diferente.
Su mirada era molesta y triste.
Podía notar como sus ojos comenzaban a perder brillo, lo que hizo que un escalofrío recorriera mi cuerpo entero.
Alex se encontraba mirándonos con frialdad.
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[EDITANDO] 3 HISTORIAS - [COMPLETA] ✓
Romance-Un Nuevo Amanecer. Raenda es una chica que ha sufrido tantas burlas toda su vida. Al mudarse cambia su aspecto y encuentra el amor en alguien que menos se esperaba. -El Último Verano. Tras comenzar las vacaciones, Olivia debe ir a aquel pueblo en e...