10

5 1 0
                                    


Unos movimientos me hicieron despertar y ver que frente a mi se encontraba una enfermera.

- ¿Usted es la señorita Collins? – preguntó y yo asentí poniéndome de pie

- ¿Tiene noticias de ella? – pregunté de inmediato y ella sonrió de lado

-El doctor quiere verla en su oficina

Yo asentí y caminé detrás de ella hacia la oficina del doctor.

Al entrar vi como me miraba sorprendido por mis fachas, y era entendible, me veía del asco.

-Toma asiento Olivia – dijo y yo le hice caso – Seré directo, tu madre empeoró, su situación ahora es crítica, por ahora está estable, pero, no dudo que tenga otra crisis en algún momento

-Ella... ¿Ella morirá? – lo miré y él suspiró

-No en este momento, yo desearía que se quedara en el hospital, pero ella insiste en irse a su casa, y la entiendo – se quitó los lentes y talló un poco sus ojos con cansancio – Ella quiere terminar sus días en casa

- ¿Puedo verla...?

-Claro – sonrió un poco y se levantó – Sígueme

Yo me levanté y lo seguí por los pasillos del hospital hasta llegar a una habitación algo grande, con una camilla en medio.

Mi madre se encontraba en ella, acostada con los ojos cerrados y tantos tubos que la conectaban para poderla mantener de buena forma.

Odiaba verla en ese estado.

Su cabello ya no se encontraba, se había caído por completo, por lo que solo veía el color de su piel en su cabeza.

Me acerqué a ella por lo que abrió los ojos y me miró débil, pero algo sorprendida.

-Las dejaré solas – dijo el doctor y salió de la habitación

-Olivia... – dijo mi madre tosiendo un poco – ¿Qué te ha pasado?

-La esposa de papá lo hizo – dije encogiéndome de hombros

-Debo hablarlo con Jonathan – dijo intentando sentarse, a lo que la detuve

-No vale la pena – dije ayudándola a acostarse de nuevo

-Hija... no debí dejarte ir a la boda – dijo acariciando mi mejilla con su débil y delgada mano

-Yo no debí ir – dije sentándome a su lado y tomando su mano – Fue un error

-Los errores pasan y debemos superarlos – dijo algo débil

-Debes descansar – acaricié su mejilla y ella negó con la cabeza

-No mientras siga aquí – tragó saliva – Quiero ir a casa

-Claro – sonreí un poco y llamé a las enfermeras

Al parecer, el doctor hizo el tramite para poderla movilizar hacia la casa en ambulancia, por lo que, al llegar, unos enfermeros me ayudaron a acomodarla en su habitación con el oxigeno y el suero en ella.

Debía estar con eso lo que le resta de vida, por lo que tuvo que aceptarlo y dejarse poner todo de nuevo.

Me senté junto a ella y saqué un libro.

Comencé a leerle mientras ella escuchaba cada palabra que salía de mi boca.

Estos momentos eran tan especiales porque los pasaba con ella.

Sin darme cuenta, ella ya estaba dormida, por lo que cerré mi libro y la arropé. Le di un beso en la frente y salí de la habitación.

La puerta sonó y la abrí, era Travis y Jess, los cuales me abrazaron al verme.

[EDITANDO] 3 HISTORIAS - [COMPLETA] ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora