Zarcronno ✨Sin título

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Sin título

Juan se encontraba en frente de aquel portón blanco, un gran miedo le invadió al estar ahí, cogió sus maletas y , con la poca valentia qué tenia , mirando la camioneta de sus padres, tocó la puerta, sellando así su propio castigo. Una monja, de estatura más alta que el, con ojos marrones le abrió.

- Buenos días, ¿Se te ofrece algo? - Cuestionó, regalándole un sonrisa.

- Buenos días, si, yo...- Trago el nudo que se avía formado desde que salió de casa y continuo- Perdón, yo soy nuevo aquí, mis padres me internaron - Soltó sin más, sintiendo un nudo en su estómago y en su garganta que le impidieron decir más.

- ¡Ho! ¡Claro! , Pasa, mira aquí tenemos varios programas - Comenzó a explicar , mientras tomaba a Juan de los hombros y le guiaba hasta la dirección para que la madre superiora diera las instrucciones al muchacho, mientras Juan tomaba sus maletas y miraba de reojo a sus padres, quien sólo asintieron y se fueron.

Juan sabía que esto era un error pero tenía que volverse normal, pero lo que el no sabía es que a sus 8 años, el que no le gustarán las niñas pero si los niños ,era algo que estaba bien, pues empezaba a descubrirse, pero sus padres eran importantes para él, no quería decepcionarlos .

Por otro lado, un niño de pelo castaño, de tes blanca y ojos avellana , se encontraba siendo sumergido en el inodoro, sin poder defenderse, pues los tres chicos lo tenían sometido, y el tenía miedo de ellos.

- Para que dejes tus mariconadas Martos, entiende que aquí solo habemos personas normales - Soltó uno de ellos, indico con la mano que lo soltaran y se fueron.

Miguel cerró el cubículo, bajo la tapa , se sentó y empezó a llorar, el era consciente de que el no era "normal" , pues sus padres siempre se lo decían, pero su nana le había dicho que no era nada malo, pero para sus padres el que el fuera homosexual , era un pecado, por ello se encontraba en aquel internado, extrañaba mucho a su nana, pero ¿Que puede hacer un niño de 6 años? Dejo de llorar se limpio sus lágrimas, tomo las gafas que se le habían caído y salió hacia su habitación.

No miraba hacia nada a su al rededor, caminaba con lágrimas que amenazaban con salir en cualquier momento, los chicos le miraban, algunos con tristeza y otros con burla. Llegó a su habitación, se recargo en la puerta, aún sin levantar la mirada y soltó todo el llanto, sin importar nada a su alrededor, y sin ver que no era la única persona en la habitación.

Juan se encontraba sentado en la cama, o más bien litera, viendo la foto de sus padres, hasta que el sonido de la puerta siendo abierta y azotada le saco de sus recuerdos.

- He, ¿Te encuentras bien? - Miguel alzó la mirada, al escuchar una voz que le hablaba con timidez, encontrándose con un moreno de ojos cafés profundos, cabello azabache y un sonrisa, que dejaba ver un poco su dentadura y un poco más alto que él, ya que Juan se levantó para poder ayudará a aquel niño que se veía muy asustado.

- He, si, perdona creo me equivoqué de habitación - Se levantó y acomodo un poco los lentes, ruborizandose un poco.

- ¿Eres Miguel Ángel? - Cuestionó el moreno, acercándose a él, viendo la cara de extrañes en su acompañante.

- Si, ¿Como sabes? - Dió un paso a tras, observando bien la habitación, encontrándose con que no era un error, esa era la habitación de Miguel y al parecer, tendria que compartirla a partir de hoy con aquel chico que solo soltó una pequeña risa, sin querer burlarse, claro está.

- ¡Ho, perdona! - Retrocedió un paso el  moreno e hizo una leve reverencia haciendo reír a Miguel - Soy Juan Meira tu nuevo compañero de cuarto - Dijo mirándolo a los ojos, a lo que Miguel respondo con un sonrojo un poco más notable.

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