Capítulo 24

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Maratón 3/4

Gilbert 

Siempre digo que ella realmente no se interesó por ninguno de nosotros. Nos abandonó a nuestra suerte como si fuéramos algo ajeno. Como si no fuéramos sus hijos. 

Ni siquiera era mayor de edad cuando tuve que asegurarme de que a mi hermana no le faltara nada. Me esforcé para cuidarla incluso cuando vinieron los de servicios sociales a quitármela porque era menor y yo no tenía la autoridad suficiente para mantenerla. 

Esperé todo un maldito año para sacarla de ahí solo porque ella, la que es nuestra madre, no la quiso tener.

Un año contando los días para poder ser finalmente mayor de edad y llevármela conmigo.

Un año en el que Gillian estuvo sola en ese centro de menores. 

Pero lo que más odio de todo esto es que sigue siendo mi madre. Y no puedo odiarla, por más que lo intente.

Estaba desesperado para verla. Nunca había estado más dispuesto a manejar fuera del límite de velocidad que hoy. Al llegar al hospital, de inmediato me llevaron con ella y la vi. 

Su automóvil chocó contra un camión de carga y los materiales cayeron sobre sus piernas, quedando atrapada ahí dentro. Estuvo esperando ayuda por veinte minutos y cuando llegaron ya estaba inconsciente por la perdida de sangre. Ahora estaba estable.

Y no volvería a caminar.

—¿Familiares de Briggette Kai? 

Alzo mi cabeza, mirando directamente a la doctora.

—Aquí. Soy su hijo.

—La paciente despertó. Quiere hablar con usted.

—Claro.

Me levanté y la seguí, avanzando por los pasillos pulcros del hospital. Se detuvo frente a una puerta blanca, que abrió, saludando a la mujer que estaba postrada en la cama.

La visión perfecta de Gillian. Son dos copias exactas.

Sus ojos se percataron de mi presencia, a lo que le devolví la mirada.

—En unos minutos vendré para llevar a cabo los demás exámenes necesarios para poder determinar con exactitud cada una sus heridas. Por favor, no hable nada que pueda provocar alguna alteración en ella. Los dejo solos.

La doctora salió, dejando un silencio tras de ella. Me mantuve cerca de la puerta, observándola.

Estaba demacrada. Todo su rostro hinchado y lleno de hematomas, con pequeñas vendas y gasas cubriendo sus heridas, al igual que sus brazos descubiertos por la bata del hospital. 

—Debes estar pensando que este es mi karma, ¿verdad? —habló ella, rompiendo el silencio.

—No. Ni siquiera se me pasó por la mente pensar eso. 

Apretó los labios. Sé perfectamente que hace eso cada vez que se siente avergonzada. Es un hábito que comparte con Gillian.

—Yo...  No debería haberte molestado en lo que sea que estuvieras haciendo. Fuiste... fuiste en el único que pude pensar cuando me traían de urgencias y me preguntaron sobre algún familiar. Lo siento. Probablemente no querías venir y estar aquí te hará sentir incómodo...

—No soy una persona que abandona a otra en un problema. Deberías saberlo. No tengo esa capacidad para olvidarme de quienes me rodean.

—Gilbert...

Suspiré. —Deberías descansar. No es necesario que hablemos. Lo que menos necesitas ahora es forzarte a hablar y cosas por el estilo. 

—Es necesario que hablemos, Gilbert. —Su voz se quebró—. Y-yo... Yo necesito hablarte.

𝑽𝒆𝒓𝒂𝒏𝒐 (𝑨𝒏𝒏𝒆 𝒙 𝑮𝒊𝒍𝒃𝒆𝒓𝒕)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora