Capítulo 4

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7 JUNIO 2020

Anne

Mi respiración está acelerada mientras me escondo detrás del arbusto. Miro de reojo que ningún paparazzi me haya seguido, pero al parecer la suerte no está de mi lado porque veo a uno corriendo con una cámara directo a mi.

Salgo de mi escondite, llegando hasta el estacionamiento. Veo algún auto que esté con alguna persona dentro y voy. El auto es azul. Golpeo la ventana del conductor.

Una chica pelinegra con los color avellana aparece cuando baja la ventana y abre la boca sorprendida.

—Necesito que me ayudes —le digo, mirando a ambos lados para que no me encuentren.

Ella parece entender de que estoy escapando, porque me abre la puerta de atrás y me dice que entre.

Al entrar, me deslizo hasta quedar básicamente recostada en los asientos.

Entonces escucho las voces de los fans locos y los paparazzi. Es una multitud.

—¿Podrías llevarme a cualquier lugar lejos de la horda loca? —pido, casi suplicando.

La chica asiente repetidas veces y comienza a manejar. Pronto nos vemos lejos de ese estacionamiento y de todos esos locos.

Miro a la chica, que está roja. Tiene sus mejillas infladas y parece que va a explotar en cualquier momento.

—¿Estás bien? —pregunto, preocupada.

—¡Soy tu fan numero uno! ¡Oh dios mio! ¡Estás en mi auto! ¡Tú! —exclama de golpe, asustándome.

Me apego a los asientos.

Dios, ¿Otra loca?

—No lo puedo creer, oh dios mio —vuelve a hablar, con una emoción clara en sus ojos.

No digo nada, solo la miro.

—Pero, ¿Qué estabas haciendo ahí? Yo... tú manager dijo que estarías junto con las demas chicas en el estadio, preparándose.

—Vine a ver... algo —respondo.

Sí, vine a ver si realmente habían enviado mi carta de admisión a una de todas las universidades a las cuales postulé. Cabe añadir que ninguna la elegí yo.

Dobla en la autopista y recuerdo que no sé a donde vamos.

—Este... ¿A donde vamos? 

—¡Oh! A mi casa. Nadie va a pensar que estarás allí y cuando quieras irte al estadio mi hermano puede llevarte. Nunca está ocupado. Si su novia loca no está con él, claramente —dice, alegre.

Mantengo mi silencio, aún con miedo de que pueda ser una asesina loca. Aunque mas bien parece un pequeño duende. No debe medir mas de un metro 50. Tiene muchos rizos en el cabello. No parece una asesina.

—Creo que no me he presentado, soy Gillian.

—Anne —murmuro.

Ella me mira por el espejo retrovisor, riendo.

En unos minutos nos detenemos enfrente de una casa que no es ni muy grande ni muy pequeña. Parece justamente para dos personas.

Nos bajamos y ella entrelaza su brazo con el mío.

Es demasiado alegre.

Me recuerda a mi hace un tiempo.

Entramos a esa casa y lo primero que se escucha es el grito de un chico.

—¡Gillian! ¡¿Dónde dejaste mi libro de medicina?! ¡Tengo un examen y lo necesito para estudiar! 

—¡No sé donde está tu estúpido libro de medicina! ¡¿Me ves con cara de querer leer siquiera una cosa?! —grita ella de vuelta.

𝑽𝒆𝒓𝒂𝒏𝒐 (𝑨𝒏𝒏𝒆 𝒙 𝑮𝒊𝒍𝒃𝒆𝒓𝒕)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora