Capítulo 9

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9 AGOSTO 2020

Anne

Mary no se cansaba de invitarme a su casa para cenar.

Y ya no podía seguir diciéndole que no.

No era que me molestara estar con ella. Amo a Mary y a sus deliciosas comidas, pero ¿estar tres horas teniendo que soportar a un idiota que no hace más que molestar? Eso no hace que sea mejor.

El punto era que estaba obligada a ir a ver a Mary y cenar con ella, su futuro esposo y los sobrinos de su futuro esposo.

Caminé hasta su puerta, rogándole al cielo que Gilbert haya tenido un accidente —no tan grave—, y se haya tenido que quedar en su casa.

Pero claro, la suerte jamás está de mi lado. 

Te fallé, Effie.

—Hol... —Gilbert abre y la puerta con una sonrisa y se interrumpe al verme—. Ah, eres tú. ¿Qué haces aquí? No hacemos caridad, bonita.

Ruedo los ojos y lo empujo para que se quite de la entrada, a lo que cede riendo. 

Entro a la casa, dejando mi guitarra en el sillón. Vine directo del grupo de ensayo, que por cierto no fue tan bien.

Josie estuvo todo el ensayo discutiendo con la chica esa, Jane. Pelearon por que un acorde no iba bien, porque esto, por que no se ponen de acuerdo con los bajos —sí, ahora teníamos dos bajistas—, porque no quieren tocar juntas.

Diana y yo las hacíamos callar cada que podíamos. Ruby, esa chica menudita y tímida no decía nada. Solo se quedaba mirándonos, como si quisiera hablar, pero le diera vergüenza. Josie se la tomó con ella y le dijo que si quería decir algo, que lo dijera porque aquí todos podíamos gritar y alegar lo que quisiéramos. Ni que decir el miedo que pasó por los ojos de Ruby, rompiendo a llorar.

Si seguimos así, no vamos a llegar vivas a la batalla de bandas.

—¡Anne, es un gusto verte! —exclamó Mary, corriendo hasta mi y abrazándome—. Me parecía que ya llevabas mucho tiempo sin visitarme.

—Vine hace dos semanas —murmuré, besando su mejilla.

—¿Dos semanas? ¡Antes te pasabas todos los días aquí en mi jardín! No me culpes por extrañarte.

Nos reímos juntas. Pronto llega Bash, quien también me saluda y caigo en cuenta de falta una chica de rulitos muy tiernos y rostro adorable.

—¿Y Gillian? —pregunto a Gilbert, pero él hace como que no me escuchó, provocando la risa de Bash y Mary. Le lanzo el cojín que estaba en el sillón.

—Eres agresiva —dice, frunciendo el ceño y sobándose la cabeza—. Tuvo un accidente en una práctica de porristas. Creo que estaban haciendo una figura y se cayó, torciéndose el tobillo y se hizo un esguince en la mano derecha.

Oh... creo que desvíe mis malos sentimientos al hermano equivocado. Diosito perdóname.

—Esa chiquilla se pasa cayéndose desde que la conozco —habla Bash.

Mary y Bash comienzan a hablar sobre no sé que, por lo que me voy al jardín. 

Este jardín es tan relajante y hay tantas flores.

—¿Por qué siempre te escapas? 

Giro mi cabeza, viendo al pelinegro.

—No me escapo.

—Siempre que vienes te escapas al jardín, dejandome con esos dos melosos de ahí. 

—Bueno, cualquiera querría escapar a estar con un ser como tú.

Alza una ceja. —A ver, ¿Por qué tanto odio, guitarrista? Que yo sepa no te he hecho nada.

—Existir, eso me hiciste.

Vuelvo a mirar las flores.

¿Que por qué le estaba hablando así? Es que me siento extraña a su alrededor. Y no quiero sentirme así. 

Digo, es raro. 

Muy raro.

Demasiado raro.

Además, me molesta mucho.

Yo también lo molesto.

Pero él me molesta más. 

—Bueno, definitivamente está en tu alma ser agresiva y querer matar a otros con los cojines.

La risa se escapa de mi sin que pueda detenerla.

Se detiene a mi lado, mirándome. 

—¿Puedo pedirte un favor? —susurra, como si fuera un secreto.

—¿Qué clase de favor? 

—Es que mira... —se escucha nervioso—. Mi hermana estará de cumpleaños en unos días y sé que su sueño siempre ha sido estar en un concierto de tu banda, como invitada de honor. Es pedir mucho y lo entenderé si no quieres, pero te juro que te pago cualquier cosa para que ella pueda estar ahí. Va a pasar su cumpleaños sola y eso no me agrada. 

Wow.

Esto es... nuevo.

—Espera, espera, espera. ¿Por qué estará sola? —inquiero, confundida.

—Tengo algo de la universidad y no llegaré hasta la noche. No puedo perdérmelo y mi madre no se preocupa por ella desde hace mucho tiempo. Dudo que siquiera la llame.

Oh.

Tendría que hablar con las chicas....

La mirada de Gilbert es suplicante.

Tengo en mi poder la capacidad de hacer feliz a alguien y siempre quise hacer feliz a los demás con mi música. Es mi deber como cantante, como artista, entregar felicidad a los demás. 

—Claro, lo haré. Voy a decirle a Daniel que prepare todo para dar un concierto. ¿En cuantos días está de cumpleaños tu hermana?

El alivio en sus ojos es claro.

—En una semana, si lo pedí ahora fue porque realmente quiero que todo salga bien.

Una semana.

Bueno, Daniel puede hacer lo que le pidan, así que no creo que esto sea un trabajo tan complicado.

—De acuerdo —musité.

—Te pagaré, lo juro.

—No lo hagas. No tienes que pagarme nada.

—Tengo que hacerlo, es tu banda la que le va a hacer una sorpresa a mi hermana.

—Y tu hermana es la fanática número uno de nuestra banda. ¿Por qué debería pagar alguien que desde el principio nos ha seguido? Dios, Gillian me contó que nos comenzó a seguir cuando subimos nuestro primer videoclip a YouTube. Básicamente es una fan desde el comienzo.

Lo siguiente que siento es sus brazos alrededor de mi cintura y como soy elevada del suelo para dar muchas vueltas con el pelinegro, que suelta exclamaciones felices.

—¡Gracias! ¡Gracias!

Me río, diciéndole que me baje.

Una vez que me deja en el suelo, caigo en cuenta de que estamos demasiado cerca. Su respiración agitada se mezcla con la mía y sus manos no abandonan mi cintura.

Sé que todo se fue al carajo cuando me aprieta contra él y posa sus labios en los míos.

𝑽𝒆𝒓𝒂𝒏𝒐 (𝑨𝒏𝒏𝒆 𝒙 𝑮𝒊𝒍𝒃𝒆𝒓𝒕)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora