Capítulo 1

1.2K 158 219
                                    

24 MAYO 2020

Anne

El teléfono suena estrepitosamente por cuarta vez. Suspiro y abro mis ojos con molestia. Le doy al contestar sin siquiera ver quien está llamando.

¡¿Dónde diablos estás?!—dice la dulce voz de mi dulce madre adoptiva.

—Durmiendo debajo de un puente, escuchando como el río corre y corre —murmuro acomodándome en el asiento del auto.

Miro por la ventana, recordando que estoy en el estacionamiento donde está el departamento de Diana.

No llegaste a tu departamento ayer —afirma.

Casi puedo ver como pone los ojos en blanco.

—La verdad es que el auto y sus asientos son más cómodos que una cama. Puede que este sea mi nuevo hogar. ¿Quieres venir a echarte una siesta, Marilla?

Anne...

—Si, si. Ya lo sé. Tengo que ser responsable. No puedo dejar el departamento por dormir cuatro días a la semana en mi auto, tengo que ir al instituto aunque las clases sean una mierda y tengo que dejar de ser tan estúpida, ¿algo más?—le digo masajeando mis sienes.

Es tu último año de instituto. ¿Es que acaso no quieres ir a la universidad?

—Sabes que si quiero, pero no voy a dejar la banda por tener más tiempo para estudiar. Es la única cosa que conseguí con mis propios medios. Es lo único en lo que tú no decidiste por mi.

Y mira como te va.

—Soy famosa.

La fama no lo es todo.

—Pero al menos es mejor que tus constantes intentos de controlar mi vida.

Quiero lo mejor para ti. No quiero que cometas errores.

—Creo que eso es justo lo que necesito hacer para aprender a vivir. Ya sabes, caerse, levantarse. A ti te salió bien eso de caerse y levantarse.

Pasan unos minutos se silencio, que tengo que ver si me ha cortado la llamada. Al parecer no.

Finalmente responde.

De acuerdo, es inútil discutir contigo. Te llamaba para decirte que Daniel está furioso porque no le has contestado el celular y tienes una entrevista en media hora.

¿Qué?

—Joder. Bien, iré a verte en la noche. Nada de dramas, por favor.

Nadie hace drama. La dramática aquí eres tú.

—Soy un espejo de tu carácter.

Y me lamento siempre por ello. Adiós, te amo mucho. Lo sabes, ¿no?

—Si, lo sé. Yo también te amo.-murmuro.

La llamada se corta y suelto un suspiro.

Me estiro un poco. Dios, que dolor de espalda.

Estoy un rato mirando el volante, sin saber que hacer, hasta que mis ojos enfocan a una pelinegra que se acerca a mi auto con rostro de enfado.

Y aquí vamos.

—¡¿Qué demonios te pasa?! ¡Tenemos una entrevista en media hora y estás aquí! —me grita Diana desde afuera del auto.

Bajo la ventana sin mirarla.

𝑽𝒆𝒓𝒂𝒏𝒐 (𝑨𝒏𝒏𝒆 𝒙 𝑮𝒊𝒍𝒃𝒆𝒓𝒕)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora