(CORA)
Los carruajes atravesaron las verjas flanqueadas por estatuas de cerdos alados y luego avanzaron por el ancho camino, balanceándose peligrosamente bajo lo que empezaba a convertirse en un temporal.
Los rayos cruzaban el cielo cuando carruaje se detuvo ante la gran puerta principal de roble, que se alzaba al final de una breve escalinata de piedra.Todos saltamos del carruaje y subimos la escalinata a toda prisa, y sólo levantamos la vista cuando nos hallamos a cubierto en el interior del cavernoso vestíbulo alumbrado con antorchas.
-¡Caray!- exclamó Ron, sacudiendo la cabeza y poniéndolo todo lleno de agua -Si esto sigue así, va a terminar desbordándose el lago. Estoy empapado... ¡Ay!
Un globo grande y rojo lleno de agua acababa de estallarle en la cabeza. Ron se tambaleó y cayó contra Harry, al mismo tiempo que un segundo globo lleno de agua caía... rozando a Hermione. Estalló a los pies de Harry, y una ola de agua fría le mojó las zapatillas y los calcetines.
A nuestro alrededor, todos chillaban y se empujaban en un intento de huir de la línea de fuego. Levante la vista y vi, flotando a seis o siete metros por encima de nosotros, a Peeves el poltergeist.
-¡Peeves!- gritó una voz irritada -¡Peeves, baja aquí AHORA MISMO!
Acababa de entrar apresuradamente desde el Gran Comedor la profesora McGonagall, que era la subdirectora del colegio y jefa de la casa de Gryffindor. Resbaló en el suelo mojado y para no caerse tuvo que agarrarse al cuello de Hermione -¡Ay! Perdón, señorita Granger.
-¡No se preocupe, profesora!- dijo Hermione jadeando y frotándose la garganta.
-¡Peeves, baja aquí AHORA!- bramó la profesora McGonagall, enderezando su sombrero puntiagudo y mirando hacia arriba a través de sus gafas de montura cuadrada.
-¡No estoy haciendo nada!- contestó Peeves entre risas, arrojando un nuevo globo lleno de agua a varias chicas de quinto, que gritaron y corrieron hacia el Gran Comedor -¿No estaban ya mojadas? ¡Esto son unos chorritos! ¡Ja, ja, ja!
-¡Llamaré al director!- gritó la profesora McGonagall -Te lo advierto, Peeves...
Peeves le sacó la lengua, tiró al aire los últimos globos y salió zumbando escaleras arriba, riéndose como loco.
-¡Bueno, vamos!- ordenó bruscamente la profesora McGonagall a la empapada multitud -¡Vamos, al Gran Comedor!
Todos cruzamos el vestíbulo entre resbalones y atravesamos la puerta doble de la derecha.
El Gran Comedor, decorado para el banquete de comienzo de curso, tenía un aspecto tan espléndido como de costumbre, y el ambiente era mucho más cálido que en el vestíbulo. A la luz de cientos y cientos de velas que flotaban en el aire sobre las mesas, brillaban las copas y los platos de oro.
Las cuatro largas mesas pertenecientes a las casas estaban abarrotadas de alumnos que charlaban.
Salude con la mano a Cedric Diggory que estaba sentado en la mesa de Hufflepuff y me despedí de los chicos para dirigirme a la mesa de Ravenclaw. Cho Chang me había guardado un lugar junto a ella.
-Buenas noches chicas- dije a mis amigas sonriéndoles -espero se den prisa con la ceremonia de selección porque muero de hambre.
Cho comenzó a reír -solo esperó no me quieras comer a mi.
Observe la mesa de los profesores. Había más asientos vacíos de lo normal. Hagrid, por supuesto, estaría todavía abriéndose camino entre las aguas del lago con los de primero; la profesora McGonagall se encontraría seguramente supervisando el secado del suelo del vestíbulo; pero había además otra silla vacía, probablemente era la del nuevo profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras. Aburrida miré al techo, siempre erá un espectáculo ver como gracias a algún encantamiento tenía el mismo aspecto que el cielo al aire libre.
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¿Violet? y el cáliz de fuego.
FanficViolet a pasado de ser ella a una mezcla extraña de dos personalidades. Ni ella misma entiende que esta pasando y de pronto ya esta envuelta en más problemas, como la inminente aparición de una extraña mujer y la complicación de un torneo peligroso...