(VIOLET)
-Hola- dijo Moody al abrir la puerta -Entren.
Ambos entramos y al estar en un lugar tan familiar de inmediato me sentí más tranquila.
Cornelius Fudge se hallaba junto al escritorio de Dumbledore -¡Harry!- dijo Fudge jovialmente, adelantándose un poco e ignorandome por completo -¿Cómo estás?
-Bien- mintió Harry.
-Precisamente estábamos hablando de la noche en que apareció el señor Crouch en los terrenos- explicó Fudge -Fuiste tú quien se lo encontró, verdad?
-Sí- contestó Harry -Pero no vi a Madame Máxime por allí, y no le habría sido fácil ocultarse, ¿verdad?
Con ojos risueños, Dumbledore nos sonrió a espaldas de Fudge.
-Sí, bien- dijo Fudge embarazado -Estábamos a punto de bajar a dar un pequeño paseo, Harry. Si nos perdonas... Tal vez sería mejor que volvieras a clase.
-Nosotros necesitamos hablar con usted, profesor- me apresure a decir mirando a Dumbledore, quien nos dirigió una mirada rápida e inquisitiva.
-Esperenme aquí- nos indicó -Nuestro examen de los terrenos no se prolongará demasiado.
Salieron en silencio y cerraron la puerta. Al cabo de un minuto más o menos dejaron de oírse, procedentes del corredor de abajo, los secos golpes de la pata de palo de Moody. Harry miró a su alrededor.
-Hola, Fawkes- saludó.
Fawkes, el fénix del profesor Dumbledore, estaba posado en su percha de oro, al lado de la puerta y al igual que todas las criaturas parecía no soportarme demasiado. Era del tamaño de un cisne, con un magnifico plumaje dorado y escarlata.
Me sente en una de las sillas delante del escritorio de Dumbledore y Harry hizo lo mismo.
-¿Sabes quien era esa mujer?- me preguntó Harry despues de un par de minutos en silencio -se quienes eran los otros dos...- pareció tragar saliva -pero no se quien es ella- se pasó los dedos por la cicatriz, parecía que ya no le dolía.
Por alguna razón no quería hablar de aquella mujer con Harry. Miré tras el escritorio de Dumbledore, el Sombrero Seleccionador, remendado y andrajoso, descansaba sobre un estante. Junto a él había una urna de cristal que contenía una magnífica espada de plata con grandes rubíes incrustados en la empuñadura que extrañamente me hizo sentir disgustada casi diría que asustada así que regresé mi mirada a Harry.
-Es la mujer que me arrastró durante la aparición de los mortifagos después de la final de quidditch- hable tab rápido que creí que el no me entendería pero no hizo mas preguntas.
Harry puso su atención en un rincon del despacho donde había una luz saliendo de un armario, me miró por un momento como preguntandome si debería curiosear y yo asentí. Se levantó, atravesó el despacho y abrió la puerta del armario. Me acerque por curiosidad para ver que habría.
Había allí una vasija de piedra poco profunda, con tallas muy raras alrededor del borde, eran runas y símbolos que no conocía. La luz plateada provenía del contenido de la vasija, que no se parecía a nada que hubiera visto nunca. No hubiera podido decir si aquella sustancia era un líquido o un gas, era de color blanco brillante, plateado, y se movía sin cesar. La superficie se agitó como el agua bajo el viento, para luego separarse formando nubecillas que se arremolinaban.
Harry sacó su varita de la túnica, echó una ojeada nerviosa al despacho, volvió a mirar el contenido de la vasija y lo tocó con la varita. La superficie de aquella cosa plateada comenzó a girar muy rápido. La sustancia plateada se había vuelto transparente, parecía cristal.
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¿Violet? y el cáliz de fuego.
FanfictionViolet a pasado de ser ella a una mezcla extraña de dos personalidades. Ni ella misma entiende que esta pasando y de pronto ya esta envuelta en más problemas, como la inminente aparición de una extraña mujer y la complicación de un torneo peligroso...