7. De regreso a Hogwarts.

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(VIOLET)

Cuando desperté, a la mañana siguiente, la copiosa lluvia seguía salpicando contra la ventana mientras me vestía.

Cuando baje, como siempre mas temprano que los demas para tomar mi porción de energía la señora Weasly me detuvo. No quería que saliera porque podía enfermar así que me sente en la pequeña mesa con mucho cansancio.

-¡Arthur!- dijo de pronto la señora Weasly -¡Arthur! ¡Mensaje urgente del Ministerio!

El señor Weasly hizo a un lado a Harry y a los gemelos que acababan de bajar por las escaleras y desapareció a toda prisa de la vista de todos.

La señora Weasley buscaba nerviosa por los cajones del aparador y el señor Weasley inclinado sobre el fuego, hablaba con la cabeza de Amos Diggory que se encontraba en medio de las llamas. Hablaba muy deprisa, completamente indiferente a las chispas que saltaban en torno a él y a las llamas que le lamían las orejas.

-... Los vecinos muggles oyeron explosiones y gritos, y por eso llamaron a esos... ¿cómo los llaman...?, «pocresías». Arthur, tienes que ir para allá...

-¡Aquí está!- dijo sin aliento la señora Weasley, poniendo en las manos de su marido un pedazo de pergamino, un tarro de tinta y una pluma estrujada.

-... Ha sido una suerte que yo me enterara- continuó la cabeza del señor Diggory -Tenía que ir temprano a la oficina para enviar un par de lechuzas, y encontré a todos los del Uso Indebido de la Magia que salían pitando. ¡Si Rita Skeeter se entera de esto, Arthur...!

-¿Qué dice Ojoloco que sucedió?- preguntó el señor Weasley, que abrió el tarro de tinta, mojó la pluma y se dispuso a tomar notas.

-La cabeza del señor Diggory puso cara de resignación -Dice que oyó a un intruso en el patio de su casa. Dice que se acercaba sigilosamente a la casa, pero que los contenedores de basura lo cogieron por sorpresa.

-¿Qué hicieron los contenedores de basura?- inquirió el señor Weasley, escribiendo como loco.

-Por lo que sé, hicieron un ruido espantoso y prendieron fuego a la basura por todas partes- explicó el señor Diggory -Parece ser que uno de los contenedores todavía andaba por allí cuando llegaron los «pocresías».

El señor Weasley emitió un gruñido. -¿Y el intruso?

-Ya conoces a Ojoloco, Arthur- dijo la cabeza del señor Diggory, volviendo a poner cara de resignación -¿Qué alguien se acercó al patio de su casa en medio de la noche? Me parece más probable que fuera un gato asustado que anduviera por allí cubierto de mondas de patata. Pero, si los del Uso Indebido de la Magia le echan las manos encima a Ojoloco, se la ha cargado. Piensa en su expediente. Tenemos que librarlo acusándolo de alguna cosa de poca monta, algo relacionado con tu departamento. ¿Qué tal lo de los contenedores que han explotado?

-Sería una buena precaución- repuso el señor Weasley, con el entrecejo fruncido y sin dejar de escribir a toda velocidad -¿Ojoloco no usó la varita? ¿No atacó realmente a nadie?

-Apuesto a que saltó de la cama y comenzó a echar maleficios contra todo lo que tenía a su alcance desde la ventana- contestó el señor Diggory -pero les costará trabajo demostrarlo, porque no hay heridos.

-Bien, ahora voy- dijo el señor Weasley. Se metió en el bolsillo el pergamino con las notas que había tomado y volvió a salir a toda prisa de la cocina. La cabeza del señor Diggory miró a la señora Weasley.

-Lo siento, Molly- dijo, más calmado -siento haber tenido que molestarlos tan temprano... pero Arthur es el único que puede salvar a Ojoloco, y se supone que es hoy cuando Ojoloco empieza su nuevo trabajo. ¿Por qué tendría que escoger esta noche...?

¿Violet? y el cáliz de fuego.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora