Capítulo 17: Conozco tu cuerpo

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A la mañana siguiente me doy una ducha rápida, pero higiénica, ya que anoche no me lave después de aliviarme, y me preparo para ir a la oficina de Max. Cuando llegó allí, no me da tiempo a entrar a la sala asignada para nuestro proyecto, cuando Max me para en el pasillo. Automáticamente me pongo roja, al acordarme de que ayer me toqué pensando en el. <<Pues bien que lo disfrutamos>> me recuerda como siempre mi subconsciente.

- ¿Podemos hablar? - Me pregunta sereno.

- Si – Digo mientras me guía hacia su despacho.

Una vez allí, me indica que tome asiento junto a el en su sofá, pero me niego a estar tan cerca de el, así que me siento enfrente, en uno de los sillones independientes. El pasa por alto este acto, y se sienta frente a mi. Pasamos unos silenciosos segundos, que se me hacen eternos, hasta que rompe el silencio:

- ¿Cómo estas? - Me sorprende preguntando.

- Bien, gracias. - Respondo colocándome un mechón tras la oreja. Va a tener razón Elena cuando me dijo que es mi tic nervioso - ¿Y tu?.

- Bien, gracias por preguntar. - Todo es muy incómodo, sobre todo después de lo que hice anoche.- No quiero que pienses que me arrepiento de lo que pasó la otra noche en tu casa.

- No lo hago. - Digo rápidamente, y es verdad se que no se arrepiente y por desgracia yo tampoco lo hago.

-Quiero saber si tu si lo haces. 

- Yo... Yo creo que... - Tartamudeo. La verdad es que no quiero decirle que la verdad, pero me siento fatal por Axel. Mas que nada por que si no es por Elena y Leo, hubiera pasado algo mas gordo - Creo que nos pasamos de la raya.

- No te lo niego. Pero esta claro que tu lo deseabas tanto como yo, aun que no lo admitas.

- No estés tan seguro – Miento.

- Vamos Dria, conozco tu cuerpo – Se acomoda colocando los codos sobre sus musculosa piernas – Puedo ver como aprietas tus muslos buscando alivio ahora mismo. Puedo ver como me miras – Me muerdo el labio tratando de no humedecerme ante sus palabras – Sabes como me pone que te muerdas el labio Dria, no me tientes.

- No lo hago – Miento.

- No haré nada que no quieras que haga, al igual que respetare que tienes novio – Me sorprende diciendo – Pero si veo el mas mínimo atisbo, de que tu quieres que pase algo, no respetaré nada de lo que acabo de mencionar. - Jura, con el tono mas sexy que he escuchado en mi vida.

- Lo sé- Me limito a responder.

La habitación a subido cien grados, si no me voy ya de aquí, esto no va ha acabar solo en palabras, este hombre tiene demasiado control sobre mí. Tengo que mantenerme fuerte. Haciendo uso de mi fuerza de voluntad, la cual este hombre adormece, me levanto. 

- ¿Algo mas señor Steel?.

- Si. Si vuelves a llamarme así, te follo sobre esa mesa, en este mismo instante – Me advierte señalando su escritorio. - ¿Te queda claro?.

- Si Max.

- Bien – Se pone en pie pasando mi baja estatura con creces, y señala la puerta – Entonces volvamos al trabajo, señorita Scott.

No se que me pone mas, si que me llame nena, señorita Scott, o por mi nombre. Roja de nuevo por mis lascivos pensamientos, salimos de su despacho. Apenas puedo coordinar mis pasos con estos tacones después de lo que me ha dicho. Ahora no podré parar de fantasear con que me lo haga sobre esa mesa. Después de la jornada laborar mas intensa de mi vida, bajo la ardiente mirada de Max, recojo mis cosas y me voy junto con mis empleados. Maldito Max Steel, esta noche me hará tocarme de nuevo, pero esta vez pensando en como me lo hace sobre su escritorio. 

𝐴𝑍𝑈𝐿 𝑂𝑅𝐺𝐴𝑆𝑀𝑂Donde viven las historias. Descúbrelo ahora