Capítulo 13: Todo irá bien, te quiero

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Hoy es martes, y como todos los días llego a las diez de la mañana. Me encanta ver que cuando llego a la empresa ya esta todo el mundo en su puesto, dándolo todo por mi bebe. Como una madre orgullosa, paso por el pasillo con una sonrisa de oreja oreja.

Cuando llego a la mesa de Remedios me recibe con una sonrisa, la cual yo le devuelvo. Al llegar a mi despacho, enciendo el ordenador, y reviso la agenda. <<Mierda>>, pienso cuando veo el aviso de que hoy a las tres vendrá Max. Verá mi bebe. Ahora mismo soy un manojo de nervios. Nervios que no consigo identificar. Me da respeto que Max venga aquí, a mi segunda casa, a mi refugio. 

Como si le me leyera la mente, me llega un mensaje de Axel: "Todo irá bien, te quiero".

Tengo muy claro que es el mejor novio del mundo. Y por suerte, es mío. Ni si quiera yo me puedo creer que me quiera tanto. A veces me da pena, por que yo le quiero muchísimo, pero no como el me quiere a mi. Aún así, jamás lo dejaremos. Sería como perder un diamante. Nadie me ha tratado, ni me va a tratar tan bien como lo hace Axel. El es bueno conmigo, y eso es lo que necesito.

Cuando me quiero dar cuenta de la hora, entra Luisa con mi bandeja de comida. Es un amor. Debe seguir teniendo la cafetería llena. Después de agradecérselo mil veces, sale de mi despacho. Y me doy cuenta que son las dos. Mierda, tengo una hora para prepararme para ver a Max. La verdad es que estoy muy nerviosa. No le he visto en años, y en esos años me he mentalizado para no verle nunca más. <<Respira Dria, respira hondo>> me repito una y otra vez.

- Señorita Scott, tiene una llamada de Jack por la línea dos. - Me asusta Remedios por el teléfono.

- Gracias – Respondo antes de pulsar el dos, y ponerme en contacto con Jack – Dime Jack, ¿Todo bien?.

- Si, solo quería recordarte que tienes que estar lista en la sala de juntas en veinte minutos.

- Lo recuerdo, gracias. Y para cosas así, díselas a Remedios.

- Si jefa. - Dice de manera burlona antes de colgar.

Recojo las cosas y las llevo a la sala de reuniones, veo como no soy la única nerviosa por la llegada de Max. Mis antiguos compañeros también lo están. Ellos le dejaron tirado, por mi. Por ayudarme. Pero ahora están demasiado cómodos para volver. Les comprendo, les dije que podían tomarse el día trabajando en casa. Pero se negaron a dejar huecos vacíos si iba a venir Max. En parte se lo agradecí.

Sentada con Jack, Marc, y Lourdes en la mesa de juntas, estamos esperando la llamada de Remedios. En la cual tengo que darle permiso para traer a Max a la sala en la que estamos. Y aquí estamos los cuatro, mirando fijamente el teléfono de la mesa como tontos. Cuando suena todos nos sobresaltamos. ¿Cómo puede ser que a todos nos imponga tanto?. A mi por razones obvias que ellos no saben. Pero ninguno de ellos le conoce. ¿Tan mal hablan de el los que me traje de la empresa?. No me gustaría que fuera así. Tengo que indagar.

- ¿Si?... Si, tráele a la sala de juntas dos, por favor – Digo antes de colgar.

- Vale chicos ¿Todos listos? - Pregunto – Todos con cara de Póker. Nada de preguntas tontas, que nadie diga nada fuera de lo que esta en su folio. Y lo mas importante, no mostréis miedo, ¿Entendido? - Todo es cierto, menos la ultima parte, me siento mal por decirles eso ultimo para meterles miedo, y que no se de cuenta de que yo también estoy asustada.

- ¿Tu le conoces verdad? - Pregunta Marc.

- Si. Haz lo que te he dicho Marc.

Alguien llama a la puerta. Y los recuerdos de cuando vino a mi casa pasan por mi mente. "El lobo", "Cielo", "Nena"... Mierda, no puedo bloquearme, no ahora. Con toda la fuerza que me queda, me pongo en pie dando ejemplo a los demás ha hacerlo también.

𝐴𝑍𝑈𝐿 𝑂𝑅𝐺𝐴𝑆𝑀𝑂Donde viven las historias. Descúbrelo ahora