Capítulo 3

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Harry se quedó mirando la tarjeta blanca que Louis había dejado encima de la estantería. Estaba en el mismo sitio donde la había dejado y no se atrevía a tocarla, porque si lo hacía sabía que acabaría llamándole y no podría hacer frente a las ganas que tenía de hacerlo. Se llevó las manos a la cara y apoyó la cabeza en la estantería, odiaba que siguiera teniendo ese efecto en él después de tanto tiempo y de todo lo que había hecho.

-Joder, ¿por qué has tenido que aparecer de nuevo?

Deslizó las manos de su cara y miró de reojo la tarjeta. Había borrado su número cuando se emborrachó en una fiesta en su segundo año, justamente después de casi llamarlo para decirle que le echaba de menos. Suspiró con fastidio, se sentía patético. Ya no le echaba de menos, alguna vez volvía a su memoria recuerdos de cuando estuvieron juntos, pero conseguía apartarlos con éxito y seguir con su vida. No lo recordaba con cariño, sino era una sensación de rabia la que le inundaba el cuerpo, se había quedado con ganas de decirle muchas cosas y preguntarle por otras tantas, pero también sabía que no era sano tener esa sensación. Aunque si se paraba a pensarlo, nada había sido sano con Louis.

Volvió a suspirar mientras cogía la tarjeta y se la guardaba en el bolsillo trasero del pantalón.


.........

-¿Y vas a llamarle?-preguntó Nellie desde el otro lado del escritorio antes de llevarse otro bocado de sus espaguetis a la boca.

Nellie siempre comía en la oficina con él antes de que su turno comenzara, la tienda solía estar tranquila para ese momento, por lo que podían pasarlo juntos. Antes de que Ben, el dueño, se jubilara, solían compartir muchos de los turnos y trabajar juntos era de las cosas más divertidas que le había pasado a Harry, porque, básicamente, Nellie era una adolescente de quince años en el cuerpo de una mujer de veinticinco. Ahora él hacía el turno de la mañana y ella el de la tarde, solo coincidían los quince minutos del intercambio, por lo que, aunque ella no lo había dicho abiertamente, llegaba antes para comer en el trabajo y poder compartir juntos ese rato.

-No-respondió Harry con un intento de seguridad, pero que se escapó entre la duda que reflejaba su susurro.

Nellie se quedó callada mientras dejaba que Harry batallase consigo mismo en sus pensamientos. Esa era otra de las cosas buenas que tenía, sabía cuándo callar, aunque no lo pareciese, porque, además de estar siempre parloteando, tenía la costumbre de pensar en voz alta y sin filtro, así que nunca sabías que respuesta podía darte. Estaba sentada con las piernas cruzadas en postura india en la silla de la oficina, envuelta en un cardigan un par de tallas más grande de lo que se ajustaba a su cuerpo y con la caja de comida para llevar sobre su regazo. Su pelo corto y moreno estaba despeinado y sus ojos, oscuros también, miraban directamente a Harry, analizándolo como Niall lo había hecho la noche anterior.

-Bueno-dijo finalmente-, si lo tienes tan claro, ¿por qué sigues dándole vueltas?

-No sigo dándole vueltas.

La chica levantó una ceja incrédula. Harry removió sus espaguetis evitando hacer contacto visual, para no acabar abrumado por todas las dudas que le habían asaltado desde que Louis había aparecido el día anterior, mientras ella apartaba la caja de cartón de comida y apoyaba su barbilla en sus manos cruzadas con los codos en la mesa.

-¿Qué es lo peor que podría pasar si te tomas ese café con Louis?

Harry ladeó la cabeza simulando pensar la respuesta.

-No sé...déjame que piense...¿acabar jodido como la última vez que salí con él?-preguntó con sarcasmo.

-¿Quién ha dicho que vayas a salir con él?-continuó Nellie obviando el tono de su amigo-En plan romántico me refiero. Haz, es simplemente un café, no implica nada, puede que incluso te ayude. No sois los mismos chicos de diecinueve y veintidós años, habéis cambiado y seguramente seáis más maduros para enfrentar esta conversación que, siéndote sincera Harry, necesitáis tener.

-No tengo nada de qué hablar con él-contestó bruscamente.

-Ese tono me da la razón.

Harry bufó como respuesta.

-Te lo digo completamente en serio, Harry. No has superado tu ruptura con Louis y es algo evidente. No quiero decir que sigas enamorado de él-se apresuró a decir levantando las manos al ver la expresión molesta de su amigo-, lo que quiero decir es que las cosas acabaron muy mal entre vosotros, se largó de buenas a primeras y te dejó sin darte una explicación clara, es normal que tengas temas que resolver con él y puede que sea un buen momento. Necesitas pasar página.

-Me dejó porque cedió a la presión de sus padres, Nellie, no creo que haya que explicar mucho más-dijo Harry mientras se dejaba caer en el respaldo de la silla y se pasaba las manos por su pelo suelto-. Decían que éramos demasiado jóvenes para saber nuestra orientación sexual y lo que queríamos, que era solo una fase y que se nos pasaría. Puede que a él se le pasara, estuvo saliendo con chicas después de mi...

-¿Cómo sabes eso?-preguntó sorprendida-Pensaba que no habías vuelto a saber de él desde que te dejó.

Harry sintió como el calor le subía por el cuello hasta las mejillas y las sonrojaba, esquivó la mirada inquisidora de su compañera y carraspeó incómodo.

-Emm...le he cotilleado Instagram un par de veces-admitió con vergüenza.

Nellie soltó una carcajada y se llevó las manos a la boca para contener la risa.

-No te creo, Harry-dijo a medias cogiendo aire y siguió riendo-. ¡Eres un acosador de ex novios!

-¡Oh, cállate!-exclamó avergonzado tirándole su servilleta usada.

-Puede que tenga que advertirle a Louis del riesgo que corre al invitarte a tomar un café-bromeó mientras volvía a prestar atención a su comida.

-No es para tanto, todos cotilleamos a nuestros exs.

-Por supuesto-asintió de acuerdo y con una sonrisa divertida-. Cuando no hemos superado la ruptura. Como tú-le apuntó con el tenedor.

Harry suspiró.

-De verdad que no le echo de menos... a veces me acuerdo de él y me pregunto qué hubiera pasado si...-calló al no querer enfrentarse a la presión en el pecho que se le estaba formando-Aprendí a seguir adelante, Nellie, no quiero volver a atrás.

-Te comprendo. No quiero forzarte a nada, simplemente te doy mi opinión. Creo que tienes demasiado dentro y que no has compartido con nadie, ni siquiera con Niall. No puedes seguir viviendo pensando en qué hubiera pasado si hubieseis tomado decisiones diferentes. Ya está hecho.

Harry asintió. En el fondo sabía que tenía razón, ya no eran los mismos e incluso pudo apreciar que Louis parecía distinto, más adulto, posiblemente más maduro, por lo que a lo mejor era el momento de tener esa conversación que tenían pendiente. De lo que no estaba seguro Harry era de si acabaría empeorando ese nudo en el estómago que solo Louis le provocaba y que conocía tan bien.

Nellie se puso en marcha para entrar en su turno en la librería y recogió los restos de su almuerzo, después de tirarlo en la papelera de la oficina, se acercó a Harry y le estrujó la cara en un vano intento de animarlo, provocando que su amigo riera intentando zafarse del apretón.

-Lo que decidas estará bien-le guiñó un ojo y salió de la oficina cerrando la puerta.

Cuando estuvo solo, Harry sacó la tarjeta con el número de Louis de su bolsillo trasero, la había tenido ahí todo el día y le estaba quemando el hecho de querer sostenerla entre los dedos, pero le daba miedo acabar marcando el número.

Soltó un largo suspiro antes de coger su teléfono y mandarle un mensaje.

Let me inside | L.S. |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora