Harry se sentía como una estrella de mar en la orilla esperando a ser recogida por las olas del mar. Estaba boca arriba en su cama, con sus brazos y piernas estirados formando esa estrella que al sol busca encontrar el camino a casa. Sus ojos estaban cerrados, dejándose arrullar por las gotas de lluvia que golpeaban la ventana, con ese sonido repetitivo que le recordaba al latido de un corazón. Su teléfono descansaba a su lado, con la pantalla ya oscura, pero donde aun se podían escuchar el eco de las palabras de Louis:
Tampoco podré ir este fin de semana, amor.
Y tras Harry decirle que lo entendía y que esperaba verle el siguiente, colgó la llamada, quedándose en la misma posición desde entonces.
Ya eran dos fines de semana que Louis no iba a Cambridge, significando dos semanas sin verse. No desde aquella llamada de teléfono estúpida donde escuchó de fondo a Ethan. Dos semanas en las que habían hablado a diario, pero que la distancia se sentía más intensa que cuando habían pasado cuatro años separados. Dos semanas en las que Harry seguía buscando el olor de Louis en su almohada y donde usaba las camisetas que él se había dejado como recordatorio de esos días que pasaron juntos.
Podía sentir perfectamente como le oprimía el pecho su ausencia, como las horas eran más largas y los días más grises. Sensaciones que bailaban a su alrededor como fantasmas que le recordaban a épocas pasadas, donde la necesidad era parte de su día a día y la incertidumbre su compañero de cama. De nuevo volvía a dormir en su misma suciedad, con sábanas que le encarcelaban y recuerdos que le perseguían.
Harry sabía que no habían jugado justo ninguno de los dos en esas dos semanas. Harry le había castigado con silencio al principio y Louis había callado porque quería ser castigado, porque al final de cuentas seguía culpándose por todo lo que había pasado... aunque no pudiera ver que Harry no quería seguir culpándolo.
Como siempre les había pasado, intentaban hacer lo mejor para el otro sin llegar a un acuerdo en conjunto. Y Harry había dejado de buscar culpables, sino sus propios miedos que le frenaban para decirle que quería que fuese a Cambridge...que quería estar con él.
Esos malditos miedos que siempre estaban ahí, que siempre se enredaban entre los mechones de su pelo y se escondían entre las puntadas de su ropa, que conseguían alejarle del mundo que le rodeaba y lo sumían en dudas e incertidumbres. Era también el orgullo, su viejo amigo que le impedía dar los pasos que le gustaría dar, siempre acechando tras una esquina de su corazón para poder asaltarle.
Resopló con fuerza, soltando todo el aire de su cuerpo, deseando que con él se fuera todo lo que estaba mal: las dudas, las inseguridades, sus miedos... quería que se fuera el orgullo para llamarle, para buscarle, para correr tras él. Para mirarle a los ojos y preguntarle qué les estaba pasando.
Pero de nuevo se frenaba, su mano se sentía pesada junto a él, como si una tonelada de hierro estuviera atada a ella y le impidiera moverse, aunque el resto de su cuerpo se muriese por hacerlo, aunque su cabeza gritase y sus ojos dolieran, su mano seguía sin moverse, impasible a los deseos de su propia alma.
¿Significaba que esto que volvían a la casilla de partida? Era una pregunta que se repetía en su cabeza continuamente, como un mantra que en vez de aliviar lo atormentaba. ¿No habían aprendido nada? ¿No habían superado realmente todo lo que había pasado? Otra vez estarían sin hablar, sin entender qué les pasaba... ¿Volvería Louis a distanciarse por qué no quería hacerle frente?
Harry se negaba a creerlo, porque él había visto en los ojos de Louis el tormento por lo que pasó y las ganas inmensas que tenía por repararlo. No solo su relación, sino al propio Harry. Había sujetado sus manos frías en la calle y le había dicho que le esperaría, que estaría siempre para él, aunque ni el propio Harry pudiera asegurarle saltar con él. Le había mostrado que era mucho más calmado, que había aprendido a ser paciente...aunque siguiera actuando por impulso en algunos aspectos, no era el mismo chico revoltoso de unos años atrás.
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Let me inside | L.S. |
Fanfiction"-Déjame entrar aquí-le dijo tocando su pecho con el dedo índice, justo donde estaba su agitado corazón-. Sólo déjame entrar y vivir ahí. No me alejes otra vez, porque no podré recuperarme una segunda vez." ··· Hace cuatro años que Louis no ha visto...