La ventana estaba fría, podía notarlo a través de la ropa, incluso la repisa de la ventana lo estaba, pero eso no impedía que siguiera leyendo ahí sentado. Que abril hubiera llegado no implicaba que el tiempo fuese muy distinto, aunque habían subido las temperaturas, seguía habiendo días fríos como ese, con nubes que ocultaban el sol y amenazaban con lluvia. Pero a Harry no le importaba, porque leer ahí era lo único que podía distraerlo del caos que era últimamente su vida.
Miró de reojo la americana que en una percha colgaba en la puerta de su armario, era negra, de tela gruesa y cómoda, la había mandado a limpiar unos días antes y ahí estaba lista para el fin de semana. Una camisa negra transparente descansaba en el interior, dejándose ver levemente en los bordes que se escapaban de la chaqueta, la misma camisa que Louis le había obligado a comprar días atrás en una tienda de segunda mano.
Louis.
Podía jurar que su corazón daba un doble latido cada vez que su nombre venía a su cabeza. O que lo pronunciaba.
Junto a su cama estaba un macuto a medio hacer, con cuatro prendas que había echado sin querer darle mayor importancia. Después de la fiesta del fin de semana, esa que llevaba organizando semanas y que esperaba recaudar fondos para el proyecto de su supervisora, después iría a Londres, con Louis y estaría una semana con él. El estómago se le encogía solo de pensarlo.
Por eso había metido pocas prendas en el macuto, porque cada vez que lo intentaba los nervios revolvían su cuerpo y acababa desistiendo. Porque no se imaginaba ahí, en casa de Louis, un sitio desconocido para él, donde dormía y vivía, un sitio que no era la cama que compartían en Cambridge, ni sus sábanas, ni el café por la mañana en su cocina, ni el sofá donde se abrazaban para ver una película...no le imaginaba en otro lugar que no fuese su apartamento.
Y lo curioso era que no compartían todos los días de la semana, pero se había abierto paso en cada rincón de ese lugar. Había ropa suya en sus cajones y la comida que le gustaba en los armarios de la cocina, su olor estaba en el champú del baño y un par de libros suyos descansaban junto a la mesita de noche. Incluso una vez Harry había encontrado documentos suyos de trabajo mezclados entre sus papeles de la universidad. Louis estaba en cada lugar, ese sitio les pertenecía a ambos y ahora verlo en otro ambiente era demasiado extraño para él.
Pero a la vez emocionante.
En Londres estarían solos, no habría nadie más a su alrededor y no habría interrupciones, no tendrían que tener cuidado de que Niall estuviera en la casa, podría moverse con plena libertad junto a Louis, y eso también era excitante. La idea de tener otro lugar junto a él le gustaba, pensaba que podría ayudarle a reconciliarse con ese lugar y hacerlo de ambos, incluso en su mente vagaba la idea de pasar más tiempo en Londres que en Cambridge si todo salía bien.
Cerró su libro y pasó de largo junto al macuto y todas las ideas que viajarían con él, para salir de su habitación e ir directamente hasta la cocina. Su cabeza dolía, tenía demasiadas cosas en ella y estaba nervioso por la fiesta del fin de semana, por todos los preparativos, por la reunión que tendría con su supervisora para revisar los artículos que escribió...por tener a Louis con él ese día y todos los que venían detrás. Por darse cuenta de que ansiaba que esos días fueran eternos.
Colocó la cafetera sobre la hornilla y calentó un poco de leche en el microondas, entonces sonó su teléfono haciéndole dar un pequeño respingo. Sonrió al ver en la pantalla el nombre de Louis.
-Hola-saludó-. Justamente estaba pensando en ti.
-¿Llevaba ropa?-bromeó en respuesta. Se oía de fondo el ruido de coches y viento.
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Let me inside | L.S. |
Fiksi Penggemar"-Déjame entrar aquí-le dijo tocando su pecho con el dedo índice, justo donde estaba su agitado corazón-. Sólo déjame entrar y vivir ahí. No me alejes otra vez, porque no podré recuperarme una segunda vez." ··· Hace cuatro años que Louis no ha visto...