Capítulo 6

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Louis jugaba con un cigarro apagado en su mano mientras se apoyaba en la barandilla de la terraza de su apartamento. Había dejado de fumar hacía un par de años, pero el día que regresó de Cambridge, sus dedos no temblaron cuando rebuscó en su armario hasta encontrar la cajetilla que tenía para las emergencias. Definitivamente ver de nuevo a Harry había sido una emergencia y, por algún motivo, no había parado desde ese día. Ahora miraba el cigarro preguntándose si la emergencia había pasado y ya podía empezar a dejarlo de nuevo. Y esa pregunta se extendía a todo en general.

Noviembre había llegado trayendo consigo días más cortos y noches más frías, pero a eso a Louis parecía no importarle, estando tan solo en ropa interior dejando que el frío le tocara. Era agradable volver a sentir algo. Se entretuvo mirando como algunas de las terrazas de su edificio habían sido decoradas tímidamente con luces de navidad, también en el edificio de en frente, eran los entusiastas que se adelantaban siempre a festejar esas fiestas. A Louis le hizo gracia como la gente podía saltar en un minuto de Halloween a la Navidad. Luego recordó las luces que el solía tener por cierta habitación en cierta residencia, hasta que se apagaron y no las quiso encender más.

Suspiró y encendió el cigarro. Inhaló el humo, lo retuvo y lo soltó.

Se había prometido seguir adelante y eso estaba haciendo, pero no podía evitar que hubiera momentos que lo golpeaban en el cuerpo y necesitaba parar. Parar de fingir y de esforzarse. Simplemente respirar, fumar un cigarrillo o dos, preguntarle al mundo porque seguía girando cuando él solo quería parar y luego recordarse que tenía que seguir intentándolo. Pero esa noche estaba siendo más difícil que ninguna otra.

Ethan estaba en su apartamento, durmiendo en su cama y él no quería, no podía, dormir junto a él. Desde que había vuelto se había propuesto avanzar y sabía que él lo ayudaría, porque era tierno, paciente y estaba ansioso porque lo dejara amarle, por lo que Louis pensó que era una buena opción. Pensó que si se esforzaba lo suficiente conseguiría quererle también.

Había empezado a invitarlo a su apartamento y había mencionado que sería buena idea presentarle a Liam, realmente estaba intentando dejarle entrar en su vida y podía ver como el chico flotaba cada vez que veía los pasos que el de los ojos azules daba hacía él. Pero la verdad era que no estaba siendo fácil, porque de pronto otros ojos aparecían en su mente y le golpeaban, le dejaban sin aliento y entonces necesitaba parar para empezar de nuevo.

Y fingir nuevas sonrisas y fingir nuevos besos, fingir que le gustaba la comida que cocinaba Ethan y que le gustaba que durmiera en su cama, que le despertara con besos buscando sexo mañanero y que luego le invitase a ducharse juntos. Fingir que quería conocer a sus amigos y que le hacía ilusión ir al cine el sábado, que le gustaba que le sorprendiera en su descanso para comer e improvisaran una cita en su oficina, para luego enterrarse entre besos y silenciar gemidos sobre el escritorio. Porque lo que buscaba era enterrarse a sí mismo y no pensar, no sentir, porque si se paraba a hacerlo dos segundos sabría que se estaba engañando a sí mismo.

Pero luego se decía que no se engañaba, sino que estaba intentando seguir adelante y esa era la solución. Porque todo el mundo decía que le veía más contento y que sonreía más, que estaba más sociable y que se alegraban por ello, por lo tanto, tenía que ser la solución, ya que si todo el mundo veía una mejoría en él sería por algo. No importaba que fuese fingido, porque acabaría por ser verdad si se esforzaba lo suficiente.

Aunque, evidentemente, el único al que no podía engañar era a Liam, ya que le conocía demasiado bien y sabía que algo no cuadraba. En un principio se alegró de ver un intento por mejorar, pero luego pudo ver algo entre las miradas esquivas de su amigo y como evitaba hablar de Ethan, a excepción de lo superficial e irrelevante, pero pudo notar que no sabía nada de ese chico en profundidad y que realmente no le interesaba descubrirlo. Y pudo notar como a veces se quedaba pensativo mirando el teléfono, como se alteraba cuando recibía un mensaje y la decepción de después. Veía como su sonrisa nunca llegaba a sus ojos y como suspiraba antes de responder a una llamada de Ethan, la falta de entusiasmo en verle y como dejaba sus mensajes en visto. Porque Liam era el único que realmente le conocía y podía ver todos los detalles que indicaban que algo no encajaba, y aunque le preguntaba, nunca se conformaba con su respuesta vacía de: "no pasa nada, estoy mejor que nunca".

Let me inside | L.S. |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora