Capítulo 31

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Harry no sabía qué había pasado para terminar así.

Louis había estado de un humor extraño toda la mañana, levantándose de la cama temprano, resoplando por el apartamento y moviéndose inquieto. Ya le había comentado a Harry anteriormente que se sentía muy inútil por no tener mucho que hacer en su día a día y también sabía que el tiempo de descanso después de haber renunciado a su trabajo se había agotado. A Harry le hubiese gustado disfrutar más de esa tranquilidad, pero sabía que esto era la señal definitiva que necesitaban para encaminar sus vidas de nuevo, decidir finalmente donde vivirían y, sobre todo, encontrar algo donde Louis pudiera enfocar su atención.

Y el cuerpo de Harry parecía un buen sitio por donde empezar a enfocarse.

Sencillamente, había creído que cocinar ayudaría a Louis a relajarse, a despejar su mente de sus propios nervios por Liam. Harry también estaba nervioso, conocer a los amigos de Louis era un paso gigante en su relación, estaba aprendiendo a ver cada grieta en ese corazón que le entregaba en bandeja con cada nuevo gesto, cada nuevo paso que daban juntos, y amaba esas cicatrices como si fueran suyas propias. Organizar aquella cena era importante y habían decidido empezar a dejar todo listo con tiempo, antes de ir a comprar algo de postre, pensó que cocinar una lasaña era una buena opción, Louis no era precisamente bueno en la cocina, Harry lo sabía, pero ese plato tenía suficientes pasos para tenerlo distraído el tiempo suficiente.

Harry había preparado los primeros ingredientes sobre la isla de la cocina, le gustaba organizarlos y ser consciente de todo lo que tendría que usar antes de empezar a cocinar, mientras Louis servía agua con hielo para los dos.

Era un día especialmente húmedo y caluroso, sentía como pequeñas gotas de sudor bajaban por su nuca, el pelo lo tenía recogido en un moño flojo y usaba unos pantalones cortos deportivos de Louis, una camiseta amplia de color blanco y sus pies descalzos agradecían el frío del suelo.

Louis dejó un vaso grande de agua con hielo a su lado, quiso agradecérselo, pero antes de poder incluso hablar, sintió como la nariz del chico acariciaba su nuca lentamente. Una mano agarró su cadera y la otra se apoyó en la encimera de la isla, aprisionándolo con su cuerpo contra ella.

-¿Louis?

-Esos pantalones te quedan demasiado bien-susurró en su oído y se rozó contra su trasero, sintiendo así su semi dureza.

Harry apoyó sus manos en la encimera y se dejó hacer, mordió su propia sonrisa y suspiró cuando la mano de Louis en su cadera, se coló por dentro de su camiseta y acarició hasta su vientre.

-Había preparado toda una sesión de cocina para distraerte, cariño...

Louis se rio bajito.

-No te preocupes, distraídos vamos a estar...

Ambas manos de Louis agarraron los bordes de su camiseta y, con delicadeza, se la quitó por encima de su cabeza, cuando se dejó caer hacia atrás para sentir de nuevo el cuerpo de Louis, notó que él también tenía su torso desnudo y caliente. Un poco de sudor se deslizaba entre ellos, la brisa de las ventanas abiertas erizaba sus pieles y el deseo de sentir las manos de Louis por cada centímetro de su piel, provocaron que su bajo vientre se tensase y relamiese sus labios.

La lengua de Louis dibujó un camino desde la mitad de su espalda hasta su nuca, provocando temblores en su cuerpo, introdujo una de sus manos en el interior de su pantalón y encontró su camino hasta su entrepierna, apretando suavemente sobre su ropa interior. Su otra mano se aplanaba en su estómago, sujetándolo contra su cuerpo, sin dejarle escapatoria.

Iluso. Si él supiera que no pretendía escapar a ninguna parte.

Harry se aferró a la encimera, moviendo suavemente sus caderas para rozarse contra la, ahora, prominente dureza de su novio, mientras éste colaba su mano en el interior de su ropa interior. Un gemido se ahogó en su garganta, demasiado suave y pequeño, pero placentero, dejó caer su cabeza hacia atrás, dejando hueco para los besos de Louis en su cuello.

Let me inside | L.S. |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora