Louis había descubierto que, las pequeñas cosas y momentos que pasaba junto a Harry, era el motor que de verdad hacía girar el mundo. Saber cuantas cucharadas de azúcar le gustaban en el café y que cuando estudiaba comía dulce (porque según él le hacía concentrarse mejor), que se hacía trenzas en el pelo cuando estaba ansioso y que se despistaba más fácilmente si llevaba demasiado tiempo trabajando. Eran esas cosas las que le aportaban más felicidad que todo aquello que hubiera podido imaginar antes junto a él y eran esas cosas las que hacían a Louis sonreír como un tonto. Había comprendido que todo eso de la gravedad no era cierto, lo que de verdad impulsaba al mundo era el propio Harry.
Sopló sobre el liquido oscuro de un café muy cargado y tanteó con su mano si la taza estaba demasiado caliente. Aunque así era, la agarró junto a la suya de té y fue hasta el sofá donde Harry trabajaba sobre unos papeles garabateados con su letra descuidada. Colocó la taza junto a un plato de dulces de chocolate, los había comprando esa misma mañana en la cafetería que le gustaba, y Harry alzó la vista para agradecerle con una sonrisa. Louis le guiñó un ojo en respuesta y en silencio se sentó en el otro extremo del sofá, con su taza entre las manos dándole calor y su espalda apoyada en el reposabrazos.
Harry era todos esos pequeños detalles, los que hacía a Louis sentir que su pecho se inflaba por una calidez que hacía latir su corazón a destiempo. Era la calma de poder meter sus pies descalzos debajo de los muslos de Harry en el sofá, beber su té a pequeños sorbos mientras admiraba el ceño fruncido del chico, el bolígrafo ser golpeado rítmicamente sobre la libreta que tenía en sus piernas cruzadas y hacer morritos con sus labios sin darse cuenta.
Entre ellos se había establecido una calma inesperada, después de haber arrojado todos sus sentimientos al fuego, de haber abierto sus corazones y demostrado que sus manos estaban atadas en el camino que comenzaba bajo sus pies, una comprensión se estableció entre ellos: ahora eran uno solo contra el mundo.
Aquella discusión había puesto en jaque todos los pilares de su vida, las paredes que había tardado años en construir, las vio derrumbarse ante la idea de Harry como su compañero de vida. Eran conscientes de que antes de la discusión, se relacionaban entre ellos con miedo y dando pasos ciegos, inestables ante sus propios sentimientos, desconocedores de hacia donde estaban yendo, solo cegados por la idea de estar juntos. Ahora, eran una pareja, habían decidido que aquello que se presentase ante ellos lo solucionarían juntos, que pasara lo que pasara estaban juntos en esto, comprendiendo que al final toda aquella experiencia había servido para hacerles más fuertes.
No eran necios, entendían que cada paso a partir de entonces era un nuevo camino a recorrer, uno inesperado y lleno de aprendizajes, sin fórmulas mágicas para resolver sus heridas del pasado, pero esa certeza no los debilitaba, sino que los hacía más fuertes. Louis era consciente de que sus miedos no desaparecerían en un segundo, no se volatilizarían como polvo en el aire, sabía que tenía que estar preparados para rehacer el camino andado. Pero ya no le asustaba.
Cada sentimiento era comprendido, cada temor aceptado y las dudas iban soltando los dedos que en otra ocasión los había atrapado, sombras de humo que se deslizaban por sus pieles sin hacer daño y sin dejar heridas.
Encajaban como si la última pieza del puzle fuese colocada dándole sentido al dibujo, como si cada paso que hubieran dado en el camino los hubiera llevado a ese preciso instante; a Louis con sus pies descalzos debajo de los muslos cruzados de Harry, a su taza en sus manos, a los papeles desordenados sobre la mesita de té, a rizos revueltos y el viento ululando con suavidad en la ventana. A sonrisas escondidas entre sorbos, a la suavidad de la manta que descansaba a su costado y al humo que escapaba del café.
Cada lágrima derramada, cada dolor en el pecho, cada encierro entre sábanas que atrapaban en cárceles de amargura; cada piedra con la que tropezaban, cada sentimiento de culpa, cada resentimiento y cada incertidumbre. Cada uno tenía sentido, cada día y hora separados, cada momento y cada recuerdo, todo tenía sentido, todo los había llevado a ese instante.
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Let me inside | L.S. |
Fanfic"-Déjame entrar aquí-le dijo tocando su pecho con el dedo índice, justo donde estaba su agitado corazón-. Sólo déjame entrar y vivir ahí. No me alejes otra vez, porque no podré recuperarme una segunda vez." ··· Hace cuatro años que Louis no ha visto...