David
A mis dieciocho años de edad, creía conocerlo todo sobre el poder de los sueños, pero ni siquiera, las canciones y la bonita historia de amor, de esa serie tan mágica y pura me salvaron de atentar contra mi propia vida. Quería vivir la historia de Violetta Castillo, tener su vida alrededor de la música, por qué ella sabía cantar a las mil maravillas y posteriormente, conquistaría a más de un millón de corazones con su voz. Yo ni siquiera sabía cantar, o por lo menos eso pensaba.
Se puede decir que enamorarme había sido el mayor de los pecados en mi corta vida, hice que todas las canciones de amor de vilu, como la llamaban sus amigas, giraran en torno a él, Ignacio. Un chico guapo, atractivo, musculoso y con una mirada capaz de derretir a cualquier chica y a mí, había caído a sus pies de una manera fulminante, hubiese sido capaz de hacer cualquier cosa por ese joven. Pero mi mayor error había sido caer en la trampa de alguien que no me convenía, su mejor amigo, Óscar. También era guapo, pero al contrario que Ignacio, él era más delgado, pero también atractivo.
Le conté lo que sentía por Ignacio, por qué quería confiar en él, era inocente y yo creía que todas las personas eran buenas hasta que me demostrasen lo contrario y fue así. Ahí fue donde comenzó mi decadencia, mi descenso al más puro de los infiernos, donde la pesadilla que me había llevado también, al abismo, había empezado y yo no me había dado cuenta. Óscar al minuto de contarle lo que yo sentía por su amigo, se había encargado de que todos lo supieran, no sabía cómo, pero lo presentí esa misma noche. Aunque no les veía, estaba completamente seguro de que se estaban riendo de mí y eso me aterraba.
Me aterraba por qué había puesto, mi cariño, mi corazón y mi aprecio en alguien que no quería estar conmigo y que no merecía la pena, pero a mí me costaba verlo.
No contentos con eso, también tenía problemas en casa, la pareja de mi madre, no me quería, me tenía envidia por qué yo era el heredero de esa casa en la que estaba viviendo y eso a él no le convenía. Me prohibía comer, me prohibía ducharme y me prohibía salir, ejercía un poder sobre mí que yo no podía controlar, ni tampoco mi madre, por eso cuando me decía esas cosas ella tenía que callarse, por qué de su sueldo, pendía la comida que comíamos cada día.Me dolía, me dolía, la manera en la que la vida me estaba tratando y no entendía por qué. Quizás por eso me perdí, quizás por eso no me podía llegar a imaginar la felicidad en mi vida, me preguntaba quien había sido capaz de inventar esa palabra y si de verdad en algún momento había sido capaz de vivirla, tanto como para ponerle nombre a esa palabra tan efímera e inexistente para mí, era desconocedor de esas letras, incapaz de saborearlas.
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Espero que también os guste el capítulo dos. Ese que también estás apunto de leer.Si quieres estar al corriente de las novedades de esta historia puedes seguirme en Instagram.
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Alcancemos Las Estrellas (En proceso)
Romance...Y cuando crees que nada más puede ir a peor, va la vida y te da un nuevo golpe, a través de malas personas, malas decisiones, a través de una tristeza que no cesa y asfixia, y lo peor aún, situaciones al límite que hacen replantearte si vivir es...