Capítulo 21

6 0 0
                                    

David

Aunque no sentía nada, aunque mis emociones seguían sin estar dentro de mí, era pensar en Jorge y las emociones resucitaban de algún modo extraño. Como cada mañana desayunaba, pero cuando mi madre se había reunido conmigo en la mesa, mi vida había dado un giro de ciento ochenta grados incluso antes de que esta hubiese hablado.
— Necesito que te vayas de casa.
José estaba aún durmiendo, ella siempre se levantaba antes y yo, sin poder creerme lo que me estaba pidiendo, podía sentir como el dolor se había apoderado de mí otra vez.
— ¿Cómo? ¿Cómo que me vaya? No tengo a dónde ir… — Su cara estaba apagada y sus ojos no me miraban fijamente, tenía miedo de hacerlo, porque la conocía muy bien y porque en su mirada se reflejaba el más puro terror.

Mi voz se había purgado de dolor, no me dejaba vocalizar y las lágrimas se habían apoderado de mis ojos.
— Pues te buscas la vida…
Si había alguna posibilidad de que pudiésemos arreglarlo ella misma la había estropeado, irme eran palabras mayores, dejar de estar con ella no entraba en mis planes. Me fui al colegio, no tenía ganas de escuchar música.

Por qué la música ya no tenía el poder curativo que ejercía sobre mí, las canciones ya no surtían ningún efecto y yo ya no quería seguir viviendo…

Asia ya había llegado al aula de música.
— Necesito que hablemos.
Estaban ellos dos nada más, aún era demasiado pronto para empezar los ensayos.
— ¿Qué quieres?
Áspera, borde, seca, así era mi amiga cuando alguien no le caía bien. Pero todas esas sensaciones se derrumbaban cuando Ignacio la miraba, un amor oculto, y un corazón que late a un solo ritmo. Así podría definirlos.

Las palabras volaban en el ambiente a través de los labios de Ignacio — Necesito que me ayudes a que David dejé de estar con ese chico…y — Hasta que Asia sacaba sus garras por mí — No voy a ayudarte a que David deje el proyecto, es mi mejor amigo y es su sueño… Además, si de verdad le quisieras te darías cuenta de que no lo está pasando nada bien. — La crueldad con la que Ignacio hablaba de mí le dolía hasta a mi mejor amiga.

Estaba enamorada y dolida a partes iguales — No me importa lo que le pase, ¿Me vas a ayudar o no? Yo… Le quiero, pero no quiero que esté con nadie más — Asia analizaba la mirada del chico que tenía delante, algo en su estómago la hacía creer que lo que decía Ignacio era verdad, así que decidió aceptar. — Te ayudaré, pero solo a que David no esté con Jorge, no me pidas que le eche del proyecto por que eso no va a pasar — Aunque no le había gustado la respuesta de la chica, este aceptaba a regañadientes, no le quedaba más remedio que hacerlo.

Las personas estaban empezando a llegar al aula de música, mientras tanto Sara y yo habíamos decidido ir a la cafetería, necesitaba un café doble después de lo que me había dicho mi madre, aún me costaba asimilar sus palabras — En definitiva, mi madre no quiere que siga viviendo en mi casa, me ha echado para quedarse con su marido — Sara abría los ojos sin poder creer lo que escuchaba.
— ¿Me lo estás diciendo en serio? Asentía muy levemente — Y lo peor de eso, es que no tengo a dónde ir, en casa de mi abuela ya hay muchas personas viviendo y no quiero cargarla. — Ella se tragaba el nudo que se le había formado en la garganta mientras empezábamos a bebernos el café que nos acababan de servir. Pero ni siquiera el líquido caliente podía sacarme del asombro de la situación en la que me encontraba, en la calle y sin dinero.

Ella se quedaba callada un instante — Vente a vivir a mi casa, mis padres casi nunca están por el trabajo, y les alegrará saber que no me quedo sola — Sara… Yo no te quiero molestar ni tampoco echarte esa carga… — Ella posaba su mano encima de la mía — No te preocupes, no eres una carga para nadie, deja de pensar en eso de una vez, ahora cuando tengamos descanso del ensayo llamo a mis padres y se lo digo, les he hablando mucho de ti, seguro que aceptan. — Me aliviaba saber que dentro de todo lo malo que me estaba pasando, ella estaba siempre y amigas como ella, más bien pocas.

Se había puesto sería y entonces lo dijo — Pero… Antes de que vengas a vivir a mi casa necesito que me digas una cosa — Lo presentía, presentía que me iba a preguntar lo que tanto había ocultado y ya todos casi sabían — ¿Te estás autolesionando a ti mismo? — Suspiraba, ya no quedaba nada que me atase al silencio y al secreto y es por eso que se lo confesé, y creo que ese fue el primer momento en el que fui consciente de mi valentía. — Sí, cojo una cuchilla de afeitar y lo hago — Ella cerraba los ojos, sintiendo por un instante el mismo dolor que yo sentía al cortarme, las lágrimas amenazaban  con salir de sus ojos — No puedes seguir haciendo eso, es muy malo para ti — Me tragaba el nudo que se me había formado en la garganta.
— No lo entiendes…
Ahora me miraba desafiante, se cruzaba de brazos y se echaba hacia atrás esperando una explicación — Me vas a dejar de hablar después de esto, pero… Allá voy — El miedo a que se fuese de mi lado crecía por momentos. Y esa valentía que durante un momento, se había apoderado de mi, se iba a cada palabra que estaba a punto de narrar.

Empezaba a contárselo todo, paso por paso, letra por letra, cosa por cosa, intentaba no dejarme ningún detalle porque quería que dentro de todo lo loco que podía sonar el asunto, me entendiese. — Hace tiempo que oigo una voz en mi cabeza que me ordena que lo haga, por más que intento contenerme siempre acaba ganándome la batalla y acabo cortandome, es una maldita locura, lo sé, pero es lo que me está pasando, el otro día mi madre vio mis heridas y me dijo que no era para tanto y yo tengo miedo Sara, tengo mucho miedo por qué estoy luchando yo solo. — Sin darme cuenta las lágrimas habían empezado a recorrer mis mejillas incapaces de parar. Ella se recomponía y volvía a poner su mano encima de la mia — No estás solo, me tienes a mí, a Asia, a Greta, a toda la clase… Vamos a ayudarte a salir de eso — Se levantaba de la silla para fundirse en un abrazo conmigo mientras yo me tranquilizaba y dejaba de llorar.

    *******************************

!Hola!

Ya mismo llegamos a los 1K y la verdad es que me hace mucha ilusión. Gracias a todos los que estáis apoyando a la historia y leyéndola. Ojalá y pronto muchas más personas puedan conocer a Cristina, Sara, Jorge y David.
Un abrazo gigantesco.

Si queréis estar al corriente de la historia, solo tenéis que seguirme en mis redes sociales:

Twitter:

@Soymiloferreiro

En mi nueva página de Facebook:

Soymiloferreiro

Y en mi Instagram:

@Soyferreiromilo


Alcancemos Las Estrellas (En proceso) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora