Capítulo 25

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David

Aún me costaba asimilar que Jorge y yo fuésemos algo más que simples amigos, o compañeros de proyecto, era algo que jamás me había podido llegar a imaginar, de verlo en la televisión, a estar aquí, a su lado, en su cama, en su habitación de hotel.

Me encantaba ver cómo dormía, y me encantaba tocarle la cara, me hacía sentir más seguro con él, como si estuviese soñando y tuviese que tocarle para saber si esto era verdad. — ¿Se puede saber en que está pensando esa cabecita loca? — Me sentía apurado, no quería despertarle — Perdón, no quería despertarte.
Volvía a sonreírme y las mariposas en la boca de mi estómago volvían a aparecer.

La intensidad de su mirada me decía que estaba feliz de que yo estuviese a su lado, sus ojos me lo decían todo.
Y después de todo el cataclismo que llevaba en mi interior era la primera vez que me daba cuenta de que podía ver a través de los ojos de alguien.

Poco tiempo después nos volvíamos a dirigir al instituto, faltaban solo tres semanas para el show final y debíamos dejarlo todo preparado de cara al momento. Nos subimos en el coche fundiéndonos con el tráfico de Granada en un día como otro cualquiera.

Entrabamos, todos nos estaban mirando con la boca abierta mientras nos dirigimos al aula de música, pasábamos por mi clase y a todos mis enemigos se les salían los ojos de las órbitas al verme agarrado de la mano de uno de los cantantes más famosos del momento.

Al correr las cortinas, mis amigas se quedaban mirándonos y mientras Sara, Ruggero, Cristina y Mechi nos dirigían sus ojos hacia nosotros con una sonrisa de oreja a oreja, Asia nos miraba como si le molestase que yo estuviese con él y a mí me estaba empezando a tocar las narices saberme así, por su parte.

Cristina, me había dicho que quería hablar conmigo y hasta ahora era que no había podido hacerlo.
— Necesito que vengás a mi hotel.
Yo había fruncido mi ceño, sentía que algo me conectaba a ella, siempre, desde el primer momento en que la había visto, algo se despertaba en mí, como si la hubiese conocido de antes.

Nunca le había hecho caso a estos sentimientos, a estas emociones que afloraban cuando estaba con ella, pero ahora, todo era distinto.
En pocos días mi vida había cambiado o por lo menos era capaz de sentir ese alivio de saberme capaz de cantar, de hacer lo que más me gustaba en este mundo.

Por la tarde me había invitado a entrar en su habitación, y poco tiempo después estaba sentado en su mesa de escritorio, delante del ordenador hablando con su padre.
— ¿Por qué estamos aquí?
Miraba a la pantalla y luego volvía a mirar a Cristina, me parecía imposible estar al lado de mi cantante favorita — Es que… Todos los alumnos del concurso están siendo entrevistados por mí, de cara al show — Pero sin darme cuenta, en la pantalla del aparato había aparecido una ventana que tenía la imagen de un hombre con el pelo, gris y los ojos marrones, lo conocía, era su padre, el director general de una de las cadenas más famosas del momento. Era como su hija, tenía el acento argentino, bien marcado

No sabía que creer, no sabía que estaba pasando a mi alrededor, y presentía que algo no estaba bien cuando veía como Alejandro, se desgañitaba llorando. — ¿Qué le pasa? ¿Hice algo que le haya sentado mal? — Cristina, me miraba… Y por primera vez, en sus ojos, veía la ternura de… Pero no podía ser …La manera en la que me miraba, la manera en la que me estaba sonriendo… — No, es que mi papá, se emociona con cualquier cosa… — Estuvimos toda la tarde poniéndonos al día, le contaba lo de mi madre, le contaba lo de Jorge y le contaba lo de mis autolesiones y el bullying que recibía en mi clase.

Ella se había sentido indentificada con esto último, porque ella también había sufrido ese mal que a muchos nos abordaba en un momento determinado de nuestra vida.

Estaba preocupada, tanto o más que Sara, quería poner solución a lo de mis autolesiones, y me dijo que haría todo lo posible para encontrar a un psicólogo en el menor tiempo posible, y fue cuando me había parado a pensar en que por fin me tocaba ser feliz.

Jorge había pasado a recogerme y mientras yo escribía un mensaje en el grupo de WhatsApp de mis amigas para saber cómo estaban le contaba todo lo que Tini y yo habíamos hecho.
Pero algo no me cuadraba, a ellas en ningún momento les habían dicho que nos iban a entrevistar, había algo en todo esto que se me escapaba, que no lograba entender.

Las últimas imágenes de este día se paseaban por mi mente a su libre albedrío, la manera en la que Cristina me miraba en algunos momentos, esa ternura, luego Alejandro llorando, y después, lo del psicólogo. Nada de eso me importaba en estos momentos por qué estaba feliz, en su cara cuando le miraba mientras conducía, irradiaba felicidad y entonces, solo entonces, me paraba a pensar en cómo yo era capaz de hacer feliz a alguien.

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⏰ Última actualización: Aug 07, 2021 ⏰

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