Capítulo 21.1

14 1 0
                                    

Cristina

Sabía que llegar a España, supondría un cambio importante en mi vida, poco a poco el dolor que sentía por Sebastián iba desapareciendo, dando paso a sentir, siempre he sido de las que piensan que si una persona deja de sentir cualquier tipo de emoción, es por qué ha dejado de luchar. Y pese a todo, yo nunca dejaré la guerra.

Tenía claro que no quería volver a enamorarme, porque hacerlo implicaría que volvería a sufrir, no era de las que después de un fracaso odiase a los hombres, pero tampoco quería verlos.

Ese día en Granada, me tropezaba con Maxi, sus ojos de color verde esperanza hicieron que mi corazón diese un giro de ciento ochenta grados, no sabía por qué me sentía de esa manera con tan solo verlo. Con tan solo mirarle a los ojos, mi dolor iba desapareciendo, seguía sin sentir pero era algo distinto a lo que había conocido hasta ahora.

Cuando me había pedido perdón y había escuchado su voz, algo dentro de mí se había despertado, era algo tan fuerte que durante un momento no pude controlar. Era contradictorio, porque no quería sentir y a la vez sentía.

Había sido muy caballero conmigo cuando me había rechocado con él en plena calle, de ahí, la portada de las futuras revistas, a veces odiaba eso, los momentos mágicos de la vida de una persona se veían interrumpidos por personas que lo único que querían eran traficar con la imagen de alguien.

Me había invitado a cenar y luego fuimos recorriendo las calles de esta bonita ciudad, habíamos pasado por la Alhambra, el color naranja que se alzaba ante ella era realmente hermoso, me prometió traerme acá otro día — No creo en las promesas, creo en los hechos… — Me había arrepentido al instante de haber dicho lo que dije, Maxi me miraba muy fijamente, como si quisiese analizarme por dentro, justo cuando creía que se había enfadado me dijo — Yo no soy como Sebastián, yo siento de verdad — Me había dejado sin respiración, me había dejado incapaz de poder asimilar eso que me había dicho. O sea que, sin duda alguna había estado siguiendo mi historia a través de los medios.

Sentía el impulso irrefrenable de estar todo el tiempo con él, me había vuelto adicta a su olor y tenía miedo, por qué lo que no quería era volver a sentir cosas por alguien y que me hiciesen daño. Pero... Su imagen no paraba de rondarme la cabeza, de robarme el tiempo efímero en si mismo, su voz se había convertido en mi nueva canción favorita.

El aire gélido de la noche acechaba en la ciudad, pero no me importaba que fuese casi las una y media de la madrugada y estuviésemos callejeando, por qué cada cosa me contaba me sorprendía mucho más. — ¿Que hace alguien como tú por aquí? Deberías estar cantando y recorriendo el mundo — Me encantaba que me reconociese, y que de alguna extraña manera, eso que me había dicho, sonaba a preocupación. No había rastro de paparazzis, ni de gente que quisiese hacerse fotos con nosotros. La ciudad a esas horas de la madrugada estaba desierta, solo se oía el ruido de algún auto que pasaba por nuestro lado, o los pajarillos que a veces se posaban en los árboles.
— He venido por un proyecto…
Y así empezaba a contarle todo lo relacionado con “On Beat Show”  era demasiado pronto para contarle lo de David, por eso había omitido ese detalle.

Me abrazaba a mí misma y mi frotaba mis antebrazos intentando entrar en calor y en ese momento algo se posaba en mis hombros, Maxi, se había quitado su Americana y me la había puesto a mí, le miraba y me miraba y entonces lo supe, sus ojos se habían intensificado, su celo se había fruncido y no paraba de mirarme la boca.

Aunque en realidad era demasiado pronto para muchas cosas, invitaba a Max a que viniese conmigo mañana, llegaban los institutos de la zona al instituto de “La Laguna”  donde se realizaría todo el Show. Y donde por supuesto les recibiríamos cantando.

Maxi Iglesias era uno de los actores más famosos y más cotizados del país, pero parecía que la fama no le hubiese afectado para seguir siendo como era, alguien dispuesto a ayudar a quien más lo necesitaba, alguien dispuesto a no dejar caer a nadie ya sea amigo o familia… Alguien el cual, había abierto una pequeña puerta y la había dejado abierta para entrar cuando yo quisiese que lo hiciera.

Él tenía un segundo trabajo, en una agencia de arquitectura de cuyo nombre no me acordaba, lo hacía para poder ayudar a las zonas más desfavorecidas de la ciudad. Y sabía combinar sus dos trabajos según me había contado, aunque solo lo había hecho en varias ocasiones.

        ***************************

Hola hola!
Pueden seguirme en mis redes sociales:

Twitter:

@Soymiloferreiro

Instagram:

@soyferreiromilo

Facebook:

Soymiloferreiro

!Muchas gracias!

Alcancemos Las Estrellas (En proceso) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora