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David

Nunca, ni en mis mejores sueños me habría podido llegar a imaginar que esto me había pasado a mí, a alguien que no estaba destinado a ser feliz.

La vida daba muchas vueltas y con esas vueltas también la voz de Greta que retumbaba en toda la sala. — Pero eso ha sido realmente increíble — Miraba a Asia, y posteriormente a Sara, era inevitable no poder sonreír, en este momento, empezaba a sentir un hormigueo en el estómago. — Sí, ha sido muy bonito, David lo has hecho muy bien…Cantas de maravilla — La mejor amiga de Sara, después de responder, me miraba, en sus ojos podía ver cómo centelleába un brillo. Un brillo desconocido, un brillo que no había visto en mi vida.

El brillo de la verdad y de la sinceridad en una sola persona.
—No, no…ha sido para tanto.
Toda la clase de Sara estaban rodeándonos y por primera vez en mucho tiempo, me sentía acogido. — Si que lo ha sido, no te infravalores por favor — Mi mejor amiga, me abrazaba mientras un nítido sonido, pronunciando esas palabras salía de sus labios.

También las voces de Max y Javier habían hecho que inevitablemente mirase por encima del hombro de mi amiga — Sara tiene razón, no te hagas eso a ti mismo — La pregunta de ¿Quien era yo? Volaba en el aire y se introducía a golpes en mi mente.
— Sí, no les des ese gusto.
No es tan fácil chicos, tengo muchos problemas en casa y… — Ahí estaban de nuevo, la tristeza, el dolor, el peso en el pecho, el nudo en la garganta, las lágrimas, todo a punto de salir…Todas esas cosas que me robaban la felicidad de ese momento que había pasado hace nada y no me dejaba hablar.
— No continúes si no te sientes bien. Esta vez, las lágrimas no me impidieron ver a Asía, que compasiva me miraba.

Llegaba la hora de irnos, y dolía, dolía que te arrancasen del corazón algo que querías que pasase pero que no iba a pasar — Muchas gracias chicos, muchas gracias también a vosotras, pero tengo que volver a mi clase, que sepáis que esto ha sido un sueño para mí — Arrastraba mis pies hacia la cortina, aún me sorprendía ver cómo el rojo intenso combinaba con los colores oscuros y apagados del resto de puertas del pasillo y de las clases.

La voz de Greta me había sacudido por dentro — ¿Hasta donde estarías dispuesto a llegar para cumplir tu sueño? — Incrédulo a esas palabras, era incapaz de responderlas.

En otro momento habría sabido que responder, siempre albergaba la pequeña esperanza de que si un día me ayudasen a cumplir mi sueño y me preguntasen eso, sabría que decir, pero esta vez era distinto, una mezcla de emociones encontradas, me impedían darle una respuesta — No entiendo qué quiere decir con eso — Asia, Sara y todo el resto de compañeros nos miraban — Estaba equivocada contigo David, tienes una voz preciosa, sin ensayar ni nada, lo que has hecho aquí hoy ha sido de película, te he visto como nunca te había visto en la clase — Sus palabras habían hecho que mi corazón empezase a latir muy rápido y muy fuerte.
— Gracias.
Y justo cuando me volvía sobre mis pies para salir del aula de música las palabras mágicas salieron de los labios de mi profesora de música.

Y por un momento, la oscuridad que yo sentía en lo más profundo de mí, se había disipado.
— Vas a participar en el proyecto.
Parpadeaba muy rápido, no me podía creer lo que me estaba diciendo —¿Que? No, no puedo, usted misma dijo que si no era con mi clase no podría. — Ella se volvía de nuevo sobre sus pies — Eso es cierto querido, pero… Los de arriba no saben que tu clase no va a participar — En ese momento me sentía el chico más feliz del mundo, mis amigas junto con su clase, vitoreaban la oportunidad que la vida, o Greta o las dos a la vez, me estaban dando.

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