Capítulo 15

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David

Faltaba una hora para dar la bienvenida a Cristina, Jorge, Ruggero y Mechi, las personas protagonistas de la serie y parte del elenco de la misma, mis nervios estaban a flor de piel, se habían despertado desde que me había levantado. De lado había dejado el oler mal, los pensamientos negativos y todo lo relacionado a la ansiedad. — ¿Porque hiciste eso Greta, por qué llamaste a mi madre? — Le reclamaba, quería saber por qué se había metido en mi vida, después del momento que tuve con mi madre — Porque estamos preocupados por ti querido… — Aunque mi corazón se calentaba cuando escuchaba esas palabras no era suficiente — Pues no lo estéis…a mí no me pasa nada malo — Me miraba fijamente, como si quisiera ganarme una batalla, apartaba mis ojos de los suyos, me quemaban demasiado. — ¿Estás seguro de eso? — Suspiraba resignado, me habían pillado.

Se estaban dando cuenta de lo que me estaba pasando, no les culpaba, pero ya era suficiente con que yo llevase mi carga, como para que los demás también lo hiciesen — Te estás autolesionando David, no estás bien — Las lágrimas peleaban por salir de la comisura de mis ojos, me daba vergüenza que me viesen de esa manera, tan triste, tan dolido, tan roto por dentro.

Había conseguido retenerlas… — Gracias Greta, pero nadie, nadie puede salvarme, estoy sentenciado — La veía llorar, era la primera vez que alguien lloraba por mí…pero yo lo único que era capaz de sentir, era un dolor inmenso. — No te rindas… — Sorbía por la nariz — No puedes dejarme ni a mí, ni a las chicas. — Era fácil decirme que luchase, era fácil alentarme a hacerlo. Pero nadie, podía llegar a entenderme.

Yo no lo sentía así, nadie estaba en mi lugar para entender lo que estaba sintiendo en ese momento.
Nos habían avisado de que los cantantes ya estaban en la puerta — !Ay Dios mío! !Ya están aquí! — Greta, me cogía de la mano, ella también sentía lo que yo sentía.

Los iba a ver, iba a tener a todos esos cantantes delante de mí, en carne y hueso, iban a cantar e iban a verme cantar, no me lo podía creer.

Salimos, nos habíamos reunido con todos los alumnos del instituto, una alfombra roja y larga que llegaba hasta la puerta azul que separaba la calle, del centro, era pisada por los famosos, yo ya me había reunido con mis amigas cuando todo se habían transformado en gritos de admiración y autógrafos.
A medida que iban llegando a nuestra altura se iban parando con todos los alumnos del instituto para hacerse fotos. Estaban a punto de llegar a la altura de Greta, que junto con dos profesores más a su lado, presidían el inesperado cortejo, cuando la cantante, la diosa, la divina, Cristina, me miraba.

Mejor dicho, miraba mi colgante, miraba a Asia y Sara extrañado, no entendía por qué lo veía de esa manera cuando ella tenía uno, con una esfera roja en medio. Cuando la vi por primera vez, me había llamado mucho la atención ese colgante que llevaba, por qué se parecía demasiado al mío. Por no decir que era idéntico.

Ella mirándome a mí y yo muriéndome de amor. Se acercaba, arropaba mi colgante con su mano, hasta que todos se quedaron con la boca abierta cuando cogía la cuerda que separaba la pasarela de los alumnos y la ponía a mis espaldas.

Yo no entendía nada, pero todos mis compañeros me miraban con la boca abierta, y por primera vez en mucho tiempo, me encantaba. Por qué yo había sido elegido por Cristina para acompañarla a Dios sabe dónde y me moría por ver sus caras.

Capturaba mi mano con la suya y me arrastraba hacia un rincón del recreo, donde nadie pudiese vernos, pero era inevitable, allí aunque fuese en la lejanía, había un montón de ojos siguiéndonos, a todos nuestros movimientos, ella era famosa. — ¿De dónde lo sacaste? — Mi dije ahora se posaba en sus manos, con su ceño fruncido no podía dejar de mirarlo y yo empezaba a preocuparme. — Lo tengo desde que nací, siempre que le he preguntado a mi madre nunca me ha querido desvelar el origen — Ella le había dado la vuelta y leído la descripción.

Yo nunca llegaba a comprender que significado tenía… “Eres el color de la música, de la magia y de la ternura, que siempre te acompañe mi cariño y mi amor. Te quieren “A, M, C, F”  Estaba pálida, como si hubiese visto a un fantasma — ¿Te sientes bien? — Se había despertado de su pequeño trance — Si, si, perdón… — Me encantaba su marcado acento argentino, no era lo mismo oírlo en las canciones o en televisión que oirlo en la realidad. — ¿Necesitas ayuda? te has quedado blanca. — No, no te preocupés todo está bien ¿Si? Reunite con tus compañeros por favor. — Así lo había hecho. Le hice caso, me reunía con Sara y con Asía, les gritaba en silencio de emoción y lo expresaba con las manos. Ellas me seguían de la misma manera emocionadas

Y entonces fue cuando me fijaba y me daba cuenta en que las sonrisas de Jorge y Ruggero, nos abordaban a Sara y a mí, un haz de luz había llegado a mi interior para quedarse, esa sonrisa me marcaba, se apoderan de mí y las mariposas que se despertaban en mi interior cuando estaba con Ignacio no solo despertaban, si no que también volaban salvajes desde lo más profundo de mí.

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