Capítulo 13

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David

Asia

— Puede ser una ilusión o tal vez tu corazón te hable
a cada instante,
nada pasa por qué si, me da miedo hablar de mi, tú sabes,
a cada instante…

Max

Me verás, solo caminar…pensando en cada paso si voy a fallar,
Te veré en cada ocasión por qué puedo ver tu historia en mi canción…

Los dos

Para todo, para nada, por si aciertas, por si fallas, tienes todo lo que hay que tener para ser quien quieras.
contra todo, contra nada.
cuando sobra, cuando falta
tienes todo lo que hay tener, para ser quien quieras en verdad… — Aunque a mí me encantaba ver cómo Greta, tocaba el piano y mis amigos cantaban a viva voz, yo seguía sintiendo lo mismo… — Asía, cuando llegues al final de “Quien quieras en verdad…” tienes que bajar un poco el tono ¿Si? — Mi amiga asentía, me encantaba ver cómo los profesores nos llevaban, como nos acomodamos a ellos para intentar ganar en el proyecto.

Estaba cumpliendo mi sueño, pero yo no sentía esa emoción, todo lo contrario, sentía que me iban a pasar cosas malas, que por mucho que me esforzase, nada iba a servir, por qué siempre la vida se iba a encargar de eso, cualquier cosa, cualquier nimiedad me afectaba demasiado. Y para mí, yo no merecía nada, era una mala persona y me iban a pasar cosas malas.

La aguja de dolor estaba hincada en el pulmón, la tristeza no cesaba y por mucho que yo continuase me faltaban las ganas, aún estaba agarrado al piano cuando de repente fue Sara quién vino a mi encuentro.

No podía descifrar como se estaba sintiendo en el momento en el que me estaba arremangando la manga para descubrir mi vendaje. Me moría de la vergüenza, no quería que nadie se enterase de mis autolesiones — ¿Que significa esto? — Sus dedos apretaban cada vez más y a mí me dolía — N-No es nada… — Yo quería poner la manga de nuevo a su altura para que tapase mi venda.

La voz de mi amiga había interrumpido el ensayo de Asia Y Max y estos dos también me miraban, Greta, Max, Asia y Sara se miraban, de nuevo, entre ellos, pero lejos de estar enfadados, me miraban con ternura. Era como si todo por lo que me estaba quitando la vida me condujese hasta este momento. — Si, si tienes razón, perdón, me…me había asustado — Aunque mi mejor amiga quisiese quitarle importancia al asunto, yo sabía que no iba a ser así.
Me tocaba ensayar a mí, y de nuevo mi profesora de música al piano. —

David

Es por momentos que parezco invisible, y solo yo entiendo lo que me hiciste

Javier

Mírame bien, dime quién es el mejor.

cerca de ti irresistible,
una actuación poco creíble, mírame bien dime quién es el mejor… — Lo siento, no…no puedo — Necesitaba salir de allí, por primera vez en mucho tiempo las paredes de lo que yo creía que era magia me aplastaban, las lágrimas volvían a encharcar a mis ojos y la tristeza volvía a estar ahí, necesitaba ir al cuarto de baño y llorar hasta quedarme vacío.

Todos se habían sorprendido por lo que habían visto — ¿Habéis visto lo que yo? — Asia miraba a la cortina en la que yo desaparecía — Si, claro que lo hemos visto querida, su mente siempre fue muy frágil y eso es en lo que está desembocando el hecho de que sus compañeros le estén haciendo la vida imposible — El nudo en la garganta se había vuelto a apretar en las gargantas de mis amigos — Me niego a creer que esto del proyecto no le este sirviendo — Javier estaba indignado, venía a buscarme al cuarto de baño, pero por mucho que lo hiciese yo no le abriría la puerta. — ¿Como en su familia no están haciendo nada para que deje de autolesionarse? — Y entonces las desgarradoras palabras de Sara aparecían — Por qué a su familia nunca le importó — Incluso que ella lo dijese, dolía.

Era verdad, era cierto lo que Sara había dicho como también era cierto que me había convertido en esa canción rota incapaz de ser cantada por nadie. — Tenemos que hacer algo para que deje de hacer eso, se está matando poco a poco — A Asia le costaba pronunciar palabra alguna, sus ojos se habían llenado de lágrimas al igual que los de Sara y los de Max, que lloraban con impotencia lo que ellos sentían que sería mi futura perdida. — Dejádmelo a mí… — Sin saber que sería Greta la que se llevaría una desagradable sorpresa cuando fuese a actuar.

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Nunca subestimen a una persona que se autolesiona, porque no está llamando la atención, si lo hace es porque está a punto de naufragar y necesita a alguien con  urgencia.

Este capítulo ha sido uno de los más difíciles de escribir, por la reacción de los personajes.

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