Capítulo 14

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David

Por primera vez en mucho tiempo sentía que alguien se preocupaba por mí y lo hacía de verdad, dicen que los amigos son la familia que uno elige y simplemente para mí, Greta era mucho más que eso — Señora, su hijo no está bien, debería plantearse buscar ayuda psicológica — Mi madre había abierto mucho los ojos, no entendía por qué una profesora se metía en asuntos que no le convenían.

Mamá, respondía severa, posiblemente hubiese tenido en su cabeza la idea de por qué yo me sentía de esa manera, sabía también quien era el culpable de ello — ¿Que? No, a mí hijo no le pasa nada, y si le pasa, los culpables son ustedes por no saber cuidar de sus alumnos — La mujer que me había dado la vida, no sabía nada del acoso al que mis compañeros de clase me habían sometido, no quería contarle nada.

Miraba a mi profesora incrédula, su mirada era imperturbable, como si el hecho de que la docente del colegio de su hijo no le hubiese dicho nada — Aquí la educación es impecable, debería usted analizar lo que está viviendo en su casa, quizás haya algo que haya podido afectar a su hijo. — Estaba enfadada, mi madre se había enfadado, y la rabia y la ira se habían apoderado de ella — Pero bueno, ¿Quien se cree usted para meterse en los problemas de mi casa? — En ese momento se había levantado, había apoyado las manos en la mesa de roble que adornaba el departamento de la sala de profesores y gritaba — !Basta! !Usted no es quien para meterse en lo que no le importa! — Definitivamente se había vuelto loca.

Había empezado a tirarlo todo, libros, papeles, lápices, hasta ordenadores — !No vuelva a llamarme nunca más! — Quizás lo había hecho para protegerle, o para protegerse a si misma de la culpabilidad que le provocaba mi situación. Sin palabras Greta había hecho que mi madre se parase con tan solo oírla. Pese a lo que había pasado, mi profesora seguía teniendo ese tono, dulce y jovial que siempre la caracterizaba. — Debería usted venir al proyecto señora — Todo había cambiado en el ambiente, de repente lo que eran gritos, insultos e improperios por parte de mama, se había transformado en silencio y miradas, un silencio tenso y una mirada que apuñalaba — ¿Que proyecto? — Era evidente que había hecho mucho tiempo que no quería  contarle muchas cosas. — Un proyecto en el que a su hijo le está cambiando la vida para siempre. Mañana vienen los cantantes de la serie, la cual estamos interpretando las canciones. Su hijo tiene mucho talento y sería una pena que apagase su voz para siempre. — A veces hacía falta eso, indirectas dulces y agradables para marcar el corazón de alguien. — Mi madre tragaba saliva, el nudo en la garganta que se había formado en ella no la dejaba respirar.

Sara, Asia y Greta habían quedado en la sala de profesores mientras estos daban clase, querían tratar este tema en el más absoluto silencio. — No os podéis llegar a imaginar cómo reaccionó su madre cuando le conté que David necesitaba ayuda psicológica — Ellas se miraban incrédulas a lo que la profesora les estaba contando — Pues nada, parece que David nos tiene a nosotros y a nadie más — El enfado, la rabia, la decepción, la tristeza, el mal sabor de boca, se aglomeraban en el pecho de Asia ¿Como podía ser que alguien tuviese a tanta gente alrededor y que nadie estuviese dispuesto a ayudarle?

Era surrealista la manera en la que mis dos amigas y mi profesora se desvivían por mí — Yo no voy a dejarle solo, voy a luchar con él hasta el final y si no lo consigo me quedara la satisfacción de haberlo intentado todo — No podía seguir hablando, mi mejor amiga se había quedado sin palabras a causa del dolor que purgaba a su voz, que la impedía hablar junto con las lágrimas que no cesaban y recorrían su cara. Mis dos amigas se abrazaron — Ay querida — Al igual que Greta que también se había unido a ese magnífico abrazo.

Mañana era el gran día, conocería a mis cantantes favoritos, a los que siempre había admirado y estar nervioso no definía mi estado de ánimo. Era incapaz de manejar el estado de emoción que se había apoderado de todo mi cuerpo.

Abría la puerta de mi armario, necesitaba encontrar algo acorde al momento, acorde a como teníamos que ir y me decepcionaba a mí mismo, al encontrarme la mayoría de mis prendas picadas o rotas o las dos cosas…Y justo cuando por fin había encontrado algo medianamente decente la puerta de mi habitación se abría.

Miraba a la persona que la había abierto y la desconocía por completo, no era la mujer que me dibujaba te quiero en la ventana al llegar del colegio, no era la mujer que contaba lunares en mi espalda cuando yo era un bebé, no era la madre que un día había admirado. — ¿Estás ilusionado? Mañana va a ser un día muy importante para ti cariño… — Abría los ojos, sin poder creerme el calificativo cariñoso con el que me había llamado mientras cogía mi ropa y la doblaba de nuevo y bien y la volvía dejar en mi cama, no había que ser muy listo para darse cuenta de a lo que se refería — ¿Como lo has sabido? — Ella me miraba un instante intentando descifrar el por qué yo necesitaba un supuesto psicólogo, hasta que reparaba en el vendaje de mi muñeca y yo intentaba ocultarlo.

No me decía nada, y tampoco podía lograr descifrar como se había sentido cuando lo había visto. Me apuntaba mentalmente hablar con Greta, no tenía dudas de que había sido ella la que se había entrometido en todo el caos en el que se había convertido mi vida.

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