Capítulo 22

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David

Cuando le había enseñado a Jorge mis autolesiones, su cara lo decía todo, se le había desencajado y a mí se me había partido el alma de haberle visto así. Estaba nervioso, hoy venían los directores del proyecto para revisar que todo estuviese bien de cara al show, el nudo en el estómago al ver como Jorge, pese a saberme roto, seguía tratándome de la misma manera me llamaba la atención.

Prefería callarme y no decir nada, no quería estropearlo todo, habíamos llegado al instituto y allí todo estaba listo para que llegasen. Hoy no habría ensayos, todo estaría predispuesto a que comiesen, bebiesen y disfrutasen de la música sin nosotros.

Nos lo habíamos currado mucho y a veces también necesitábamos un descanso, habíamos llegado a las cortinas rojas y al correrlas, una vez más quedaba maravillado con lo que podía llegar a hacer mi profesora de música, en los laterales había mesas repletas de comida y refrescos, los instrumentos habían sido llevados a otro lugar y así daba una sensación más amplia de lo que se podía ver en realidad.

Pero también, estaban cuatro de mis compañeros de clase, ellos me miraban sorprendidos de verme llegar con Jorge, al igual que mis amigas que al contrario estaban felices. O por lo menos eso pensaba de Asia.
- ¿Qué estás haciendo con él?
Aún me costaba entender cómo es que no era capaz de comprender la gravedad de mi situación y andar preguntándome cosas así, mientras tanto, Jorge me había soltado de la mano y se había ido a hablar con sus amigos también, en ese momento ya le estaba extrañando - No sé si te lo habrá contado Sara, pero Jorge se ofreció a llevarme a su hotel y vivir con él - Ruggero que hasta ahora había permanecido callado me acariciaba el brazo y sonreía.

Estaba feliz por mi, y eso era algo que me llamaba mucho la atención, pues nadie tendría por qué estar así conmigo. Yo no lo merecía.
- Ya nos dirás qué tal te va con él. Ruggero me guiñaba un ojo y a mí se me subían las colores. Me pude fijar en esa sonrisa tan bonita que tenía, en esa barba negra que le hacía ser un poco más mayor y en ese acento italiano que podía volver loca a cualquier chica.

Incluso hasta Sara, que últimamente no paraba de estar con él todo el tiempo, cuando se miraban, las chispas saltaban y podía notarse desde el exterior como el fuego se encendía en lo más profundo de ellos dos. - No puedes estar con Jorge, te recuerdo que tienes novio David - No entendía por qué Asia me decía esto, no entendía por qué no se alegraba por mi felicidad, el miedo, a que también estuviese jugando conmigo se hizo eco en mi interior. - ¿Y eso porque no Asia? Sí, tengo novio, pero un novio, al que ni siquiera puedo tocar, al que no puedo besar y al que no puedo abrazar. Mira todo lo que me está pasando con mi madre, y ni siquiera me ha ofrecido estar con él en su casa, un novio de verdad habría hecho lo indecible para que yo estuviese feliz - Me había acercado a una de las mesas a coger un refresco mientras le decía eso a mi amiga.

Sara se quedaba callada, inmóvil, o incrédula a lo que estaba escuchando en los labios de la que era su mejor amiga, la cual, se había callado con lo que le había dicho. Tenía un presentimiento, y cuando yo los tenía, acababan cumpliéndose. Quería apartar esos pensamientos de mi cabeza, creer que Asia me habría traicionado era ser demasiado retorcidos.

Su tono de hastío se hizo con ella - No sabes lo que estás diciendo - Pude sentir como la mirada penetrante de Ignacio se dirigía hacia nosotros, pero yo ni siquiera me molestaba en mirarle.
- ¿Pero a ti que te pasa Asia?
En ese momento Sara entraba en acción. - Mirad sabéis que os digo, lo siento, pero si David no cambia de parecer con respecto a Jorge hasta aquí hemos llegado - Miraba a mi amiga, el sentimiento de agobio y del deber se habían acrecentado en los últimos segundos. Me estaba poniendo entre la espada y la pared, entre elegir a Jorge y a Ignacio, y yo como tantas otras veces no sabía qué hacer.

Alcancemos Las Estrellas (En proceso) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora