Capítulo 12

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David

La voz de mi cabeza hacia que todo lo que estaba viviendo se hiciese más cuesta arriba. Era como si las autolesiones fuesen la respuesta a esa paz mental y a esa tranquilidad que tanto anhelaba, la voz del duende de nuevo retumbaba en mi mente y vestía de nuevo esta noche. Cortate intentaba frenar.

Sabía que esto que me estaba pasando era algo muy grave, atentar contra mi propia vida, era el mayor de los pecados jamás cometido. “Nadie te quiere, es una orden, cortate  el impulso de querer hacerlo era muy grande, superior a mis fuerzas, intentaba manejar a mi mente diciéndole que no, que parase, que esto no estaba bien. “Si que lo está, cumple mis órdenes, soy la única que te queda, eres un fracasado y jamás vas a conseguirlo” sin pensarlo dos veces, me sentaba en la cama, apartaba las mantas de mi cuerpo y me iba rumbo al cuarto de baño. Con las hojas de la cuchilla de afeitar en mis venas las arrastraba por mi piel y la sangre volvía vestir mis muñecas.

Todo era rojo, escocía, pero yo me sentía bien, miraba como la sangre corría por mi piel, esto era lo que todos querían y esto es lo que estaban consiguiendo.

Iba a casa de mi abuela, hacía tiempo que no la veía, necesitaba despejarme, necesitaba salir de lo que me estaba pasando, le propuse quedarme una semana en su casa, el acoso de José era cada vez más mayor y yo ya estaba desbordado. La respuesta negativa de mi abuela no tardaba en llegar, no por qué ella no quisiera si no por qué ya había muchas personas en su casa y no podía mantener a nadie más, en su casa ya vivían mis dos tíos y el hijo de uno de ellos.

De nuevo era yo el que salía afectado, no me quedaba más remedio que aceptar las órdenes suicidas que mi mente me imponía, no me quedaba más remedio que aceptar que estaba solo. Siempre yo, era el que tenía que acabar mal, siempre era yo el que tenía que acatar lo que todos querían, por qué tenía una familia que nunca había mirado por mí.

Una familia que jamás iba a preocuparse por mí, por qué solo miraban por ellos y por su propio interés, al final entendía que la voz del duende que se apoderaba de mí tenía razón, nadie me quiere y nadie nunca me iba a querer, que si me iba a morir, jamás nadie lloraría por mí, saber que van a pasar ciertas cosas y tener la certeza de que nunca iban a cambiar. Así era yo, así era mi vida y la positividad, como Sara y Asia me decían, no entraba en mis planes.

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Espero que os siga gustando la historia, hasta hora, espero que os haya gustado alguno de los personajes y cuando leáis  está actualización decidme cual os ha gustado  mas.

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