Capítulo 3.1

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Jorge

En este momento de mi vida, mientras estaba grabando una nueva canción, era incapaz de ponerle título, ninguno me parecía el correcto, era uno de esos días en los que me costaba hacer las cosas el doble o el triple, todo se me hacía muy cuesta arriba y me sentía inútil por no saber cómo reaccionar en momentos como este. Odiaba a todo el mundo, odiaba a Sebastián, por haber sido capaz de dejar a mi mejor amiga, Cristina, a través de las redes sociales, por no ser capaz de dar la cara cuando se le pidieron explicaciones.

Odiaba mi situación en casa, porque desde hace tiempo Steph y yo no podíamos parar de discutir, cada minuto, cada hora, por cualquier tontería, y con cada discusión mis ganas disminuían, mi corazón se resentía a cada palabra, a cada grito.
Me odiaba a mí mismo por no saber ponerle un nombre a una simple canción que estaba por salir.

Me sentía perdido, sin ninguna dirección, una rutina que cortaba, que importaba, que mataba a pasos agigantados, siempre había pensado que esta era la vida que quería, la que siempre había soñado al lado del amor de mi vida y mi hijo, pero no fue así, mi mundo se estaba tambaleando bajo mis pies, andaba bajo la fina línea entre los impulsos por cambiar y el miedo de que lo hiciese, a punto de caer a un abismo del que no estaba seguro de poder salir. — !Basta Ya Steph! Solo estaba viendo las redes sociales por si Tini, me necesitaba —Me acusaba, cada palabra que salía de su boca era un latigazo en mi ya maltrecho corazón, las voces inundaban hasta el último rincón de nuestro hogar. — ¿Y con quién estás casado? ¿Con Cristina o conmigo? —Me levantaba furioso, no tenía ningún derecho a decirme eso sabiendo cómo lo estaba pasando mi amiga.
— !No vuelvas a decir algo así!
Mi mujer me miraba con sus ojos de color verde esperanza, con cierto temor, quizás también, un poco sorprendida por mi reacción.

A mis veintinueve años de edad, tendría que volver a vivir de nuevo, yo, que siempre había sido un chico seguro de todo lo que hacía, de cada paso que estaba por dar, que era capaz de apostar por lo que nadie más apostaba, arriesgarme incluso cuando la piscina estaba vacía, no encontraba salida a lo que me estaba pasando, jamás en toda mi vida había estado tan inseguro como ahora.

No iba a hacerle daño, por qué yo no era un monstruo, cruzaba el umbral de la puerta de mi casa rumbo a mi auto, me subía en el, y poco tiempo después me hundía en el tráfico de la ciudad de Buenos Aires, rumbo a ver a mi mejor amiga, cogía mi celular, marcaba su número y poco tiempo después su voz aparecía por el aparato, la notaba abatida, sin ganas de nada.
—Voy de camino.
Ella me confirmaba que ya estaba llegando a la cafetería, y eso hizo que me tranquilizase y el temor de que no quisiese verme desapareciese.

Por qué cuando tienes el corazón hecho pedazos, no tienes ganas de ver a nadie, la vida se hace cuesta arriba, la inseguridad aumenta un doscientos por cien, a veces me preguntaba cómo nuestra vida había cambiado tanto, pues hace seis años, cuando estábamos grabando Violetta, todo era más fácil, éramos más felices, por qué las canciones de la serie nos hacían estarlo, era como si eso siempre hubiese sido la respuesta a todas las dudas que componían nuestros momentos, nuestras preguntas, nuestras respuestas.

Incluso en este momento en el que estaba con Tini, desahogándome, todo había perdido un poco nitidez, el color brillante e intenso de todo lo que me rodeaba se estaba apagando — Jorge, si estás así, y te sentís como me has contado cuando estás en tu casa ¿Por qué no pruebas a alejarte un poco? Quizás eso te ayude a aclararte — Lo había pensado, de verdad que había pensado en alejarme una temporada de mi familia, pero algo en la boca de mi estómago se instalaba quitándome ese pensamiento y esas ganas de hacerlo de inmediato, no sabía que era — ¿A cambio de qué? ¿Y si no es ese el camino? — De nuevo, preguntas para las que no tenía respuestas, para las que no tenía palabras de consuelo.

Directa, sincera, haciéndome reflexionar siempre que la necesitaba y pedía consejo, así era la que ya consideraba como mi hermana — ¿Y qué pasa si no lo intentás? Decime... Vos no vas a perder a tu hijo, no creo que Steph sea de esas mujeres que separan a los hijos de sus padres, a cambio de que se queden al lado del marido...¿Qué te impide hacerlo? —Miedo, quizás era eso lo que me pasaba, miedo a lo desconocido, a lo diferente. Me había acostumbrado a algo cómodo, a algo familiar y eso posiblemente, jamás iba a cambiar.
Se cruzaba de brazos y me miraba fijamente, cuando Tini, hacía eso era porque en el fondo yo sabía que tenía razón.

Cambiaba de tema porque necesitaba pensarlo un momento.
— ¿Qué tal llevas tú lo de Sebastián? La temida pregunta salía de mi boca sin pararme a ver la reacción que mi mejor amiga hubiese podido tener, ella siempre se tocaba ese colgante, en forma de dije de clave de sol con un diamante en rojo en medio cuando no tenía respuestas para lo que quería decir —No me queda más remedio que aceptar su decisión, aunque duela sé que tengo que alejarme de él —Dolía verla de esa manera, sin su luz propia, esa luz que tanto caracterizaba a mi mejor amiga.

Nos habían llamado de la productora, querían comentarnos algo de un proyecto internacional, un proyecto que sin duda, cambiaría la vida de muchas personas, la temática era simple, rescatar a todos los institutos que participasen de la quiebra total, para ello utilizarían la serie en la que habíamos estado trabajando y las canciones para poder realizarlo.
Seríamos nosotros, Cristina y yo, los que decidiríamos quién iría pasando de fase en fase, junto con los directores de la discográfica nacional, sabríamos como acudir por qué primero nos enviarían los vídeos cantando y después, todo sería más fácil.

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Si veis que hay personajes que hablan como si estuviesen en Argentina, es que realmente esta parte de la trama se desarrolla allí, ya que Cristina es de origen Argentino y Jorge es de origen Mexicano, por eso el diferente léxico.

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