Capítulo 33: Una última oportunidad.

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En multimedia: Adele - Make you feel my love

"Ethan"

Despierto alterado, asustado y confundido. Puedo escuchar el ritmo de mi corazón explotar en mis oídos, un leve dolor me recorre la pierna izquierda y respiro con un poco de dificultad. Cierro los ojos unos segundos, necesito concentrarme, recordar lo que pasó. Necesito averiguar en dónde estoy y entonces recuerdo a Blair, esté en donde esté, sé que tendré problemas con ella. Se pondrá como fiera.

Vuelvo a abrir los ojos y me percato de todos los detalles, estoy en una habitación blanca por completo, y estoy en una cama con una manta celeste encima y con una bata blanca, las sondas que están incrustadas en mi brazo me terminan de dar la última pista, estoy en un hospital y he librado a la muerta, otra vez.

No puede ser. Joder, solo han pasado dos días desde que salí de prisión y nos atacan. Pensé que todo lo que habíamos hecho nos daría cierta garantía, no los acusamos, no dimos grandes nombres, Kaleb nos puso en una prisión de delitos menores para disimular. Los chicos tienen razón, tenemos que irnos. Jamás estaremos totalmente seguros.

La preocupación toma más fuerza en el preciso instante en el que me doy cuenta de que desconozco totalmente lo que ha pasado luego de que me dispararan, ¿me han traído mis amigos al hospital? ¿Estarán bien? Y la peor de todas las preguntas me golpea con odio, ¿están vivos?

La puerta de la pequeña habitación se abre con demasiada paciencia y presiono el colchón con mis dedos, si por ahí entra alguien que esté involucrado con el narcotráfico, estaré perdido. O me terminan de matar, o me obligan a volver.

Pero me equivoco y respiro aliviado cuando veo de quién se trata.

—¡Por fin despertaste! —la voz de Mateo inunda el lugar. Me cuesta entender lo que pasó, lo que está pasando y lo que seguramente pasará.

—¿Qué demonios pasó? ¿Estás bien? ¿Dónde está Zac y Tony? —me desespero.

—Están bien, Ethan. Todos estamos bien, tranquilo. No te alteres, no estás soñando.

Por un segundo siento paz y al siguiente entiendo rápidamente que el hecho de que todos estén bien, sanos y salvos, significa que se ha generado una guerra de balas y ellos han salido victoriosos, lo que indica que han vuelto a matar.

Saber que mis amigos han vuelto a asesinar a personas que, aunque están en ese maldito mundo, también tienen familias y una vida por delante, me deprime. Hemos dado un millón de pasos hacia atrás. Debí decir que no desde un inicio y quizás me hubieran obedecido.

Pero las malditas ganas de darle una buena vida a Blair, la necesidad de no sentirme inferior, me cegaron. Mateo se suelta a reír y me enfurezco. ¡Qué cojones le sucede! ¿Cómo puede estar feliz después de lo que ha pasado? Joder, Blair va a matarme.

—¿De qué te ríes imbécil?

—Pues de tu cara de susto. ¡Qué dramático eres!

—¡Mateo! —grito enojado por su falta de seriedad.

—¿Qué?

—¿Cuántos muertos hubo? ¿Llegó la policía?

—Creo que la anestesia te ha hecho daño, no hubo muertos, estás desvariando. Ni siquiera tenemos armas.

Abro la boca a punto de lanzarle unas cuantas ofensas hasta que recuerdo que, en efecto, no tenemos armas, hablamos sobre conseguirlas, pero no nos dio ni tiempo. ¿Qué cojones ha pasado?

Peligrosa Atracción III (Siempre)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora