Capítulo 24: El juicio.

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En multimedia: Alessia Cara - Out Of Love

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Blair
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Apenas tengo tiempo de vestirme formalmente, con una falda plisada que me llega hasta las rodillas y una camisa de seda gris de botones con un lazo en el cuello que es demasiado grande para mi gusto. Norma me ha prestado esta ropa rara para ir al juicio de mi novio y mis amigos.

Han pasado seis largos meses en los que no he podido ver ni una sola vez a nadie. Ni a mi chico de ojos grises, mi rubia preciosa, ni a mis locos amigos. Tampoco he podido conversar mucho con Kaleb debido a su suspensión y a que ha intentado abogar por mí, para que mi nombre no salga a relucir, y de alguna forma está intentando hacer algo por los chicos.

Sé que en este punto es difícil creer totalmente en sus intenciones, pero, después de lo ocurrido, el secuestro, el casi morir, nos ha cambiado a todos. Incluso a Rebeca, con quien jamás imaginé hablar más que para discutir.

Rebeca al igual que yo, pasó varios días en el hospital, cuando me sentí mejor, decidí visitarla y disculparme. Sentía la necesidad de expresarle que yo no representaba ninguna competencia para ella. Y no es que las mujeres tengamos que competir, pero, irremediablemente cuando sabemos de la existencia de alguien más en la ecuación, solemos sentirnos tremendamente inseguras.

Es una tontería, solo que así sucede la mayoría del tiempo.

También he querido decirle que es preciosa y joven, que no debería insistir con Kaleb si él la ha dejado de amar, porque, aunque he perdonado a Kaleb por todo y vuelvo a estar agradecida con él, nadie que nos ha hecho a un lado en un tronar de dedos debería merecer que insistamos en algo que ya está roto.

No hice eso último porque no somos amigas, sin embargo, ese día ella también se disculpó, se sinceró y me di cuenta de muchas otras cosas que ignoraba. Al final de esa mañana toda la mala vibra que teníamos se acabó y vi, por primera vez, al ser humano que es realmente. Justo cuando estaba por salir me dijo que también fue suspendida, y que daría su testimonio tratando de ayudarnos, igual que Kaleb.

No sé que la convenció, tal vez que me he soltado a llorar como una tonta porque en ese momento tenía ya seis días sin saber nada de los chicos y quería dejar de sentir tanto dolor. No solo se trataba de que estaban encerrados, era malditamente todo. Marina no estaba bien y sigue sin estarlo, la idea de perder a su hijo, de alguna forma, después de esperar tantos años para reencontrarse, la tiene tumbada en una depresión profunda.

Tanto, que ha decidido no asistir al juicio, pues no cree poder soportarlo. Lo más seguro es que al ser su madre, cuando dicten sentencia podrá verlo con regularidad, mucha diferencia con mi caso, que, al no ser su esposa legalmente me deja en total desventaja con cualquier requerimiento que exija.

El duelo de Lili y todavía el de mi hermano me calan hondo y como si todo eso fuese muy poquito, mi madre continúa sin aparecer, su cuerpo no había sido hallado en el edificio abandonado, tampoco fue vista escapando y lo que es peor, está viva y no me ha dado la cara. ¿Cómo podría hacerlo? ¿Cómo me explicaría todo lo que se dijo aquel día?

¡Merezco una explicación! Merezco saber cómo es que Nathan y yo no le importamos como me hizo creer, cómo es que fue capaz de engañar a mi padre, de involucrarlo en el mundo del narcotráfico, ahora ni siquiera creo en la versión que me dio sobre la muerte de mi padre, ahora dudo de que le haya dolido la muerte de mi hermano y también, ahora supongo que solo volvió porque se sentía sin recursos y nosotros representábamos muchos.

Duele, duele tanto todo lo que está pasando.

—¿Lista?

—No —contesto con honestidad.

Peligrosa Atracción III (Siempre)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora