Capítulo 27: Unas disculpas no son suficiente.

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En multimedia: JP Saxe ft. Julia Michaels - If The World Was Ending

~Blair~

Ethan se queda varios segundos con la cara hacia un lado, tal y como lo ha dejado mi bofetada. Solo se escucha su respiración agitada y la mía inestable. Nadie se atreve a decir nada, la tensión es palpable. Quiero golpearlo hasta que sienta lo mismo que yo, hasta que le duela todo. Pero la violencia nunca debería ser una opción.

Me mira al fin, dolido y sorprendido. Asiente con la cabeza y aparta nuevamente la mirada. Me aliso el vestido, acomodo mi chaqueta larga y me paso las manos por el cabello tratando de encontrar la compostura.

—Me la merecía...me merezco algo más que un golpe. Sé que lo que...

—¿Tú crees? ¿Crees de verdad que la merecías? —lo interrumpo.

—Blair... —habla con la voz temblorosa—, no puedes imaginar lo mucho que significa para mí verte... siento que... —Intenta acercarse una vez más, tiene el rostro más entristecido que alguna vez le he visto pero no puedo doblegarme.

—¡No quiero escucharte!

—Creo que deberíamos pasar a la siguiente... —inicia Wilson y no lo dejo continuar.

—No. Necesito saludar a mis amigos —susurro volteando hacia ellos. Kim es la primera en apartarse del grupo y salir a mi encuentro. El abrazo que nos damos me llena de tanta fuerza y tanta paz. La he extrañado mucho.

—Princesa —me dice al oído.

—Kim, te extrañé tanto, tanto. Lamento mucho no haber ido a verte los últimos años... yo...

—No te preocupes, mujer. Que sé bien por qué tomaste esa decisión. Mírate, joder, eres toda una abogada y famosa. Me siento tan orgullosa, cariño. Gracias por luchar por nosotros, por no olvidarnos.

Niego con mi cabeza y doy un paso hacia atrás.

—No me agradezcas nada, es lo menos que puedo hacer por ustedes. ¿Has estado bien? Te miras muy bonita —le hago saber, los ocho años no han pasado por ella. Está igualita.

—La he pasado bomba desde que me di a respetar. Ya lo sabes —me guiña un ojo.

—¿Zac? —lo llamo al ver que le está por dar algo de la emoción. En cuanto digo su nombre sale corriendo desde donde está y me toma en volandas. Lo aprieto fuerte, fuerte—. ¿Cómo estás? ¿Me has extrañado? —le pregunto graciosa ya con más lágrimas en las mejillas.

Zac siempre me pareció el más tierno de todos, definitivamente desde que está en la cárcel y dejó a un lado esa fachada de matón y fuerte, ha mostrado que es un tipo con grandes virtudes; sensible, comprensivo. Conversábamos tanto las veces que lo visité.

—¿Qué dices mascota? Claro que me has hecho falta, a todos —me asegura y mira con el rabillo de su ojo a Ethan, quien sigue de pie, detrás de mí sin quitarme la mirada de encima. Siento sus ojos quemando mi espalda.

Tomo apresurada mi maletín, le he traído algo a Zac, algo que lo hacía emocionarse un montón. Saco el paquete de jaboncillos de canela y se los tiendo.

—¿Es lo que creo que es?

—Sé cuánto te gustaban, te juro que en una semana podrás comprarlos tú mismo, los que quieras.

—Si logras eso no podré agradecértelo nunca —su ilusión es evidente. Aprieto sus manos y miro hacia atrás, aún hay dos amigos más por saludar, abrazar y convencer de que saldrán de aquí.

Peligrosa Atracción III (Siempre)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora