Capítulo 6: Adiós.

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En multimedia: Like a funeral - Erik Jonasson

Capítulo dedicado a Kelly_polo 💕

~*~

~Blair~

No pongo la ducha y dejo que el agua caiga helada sobre mí. Necesito algo que me despierte, que me haga reaccionar, porque lo único que pasa por mi cabeza en este momento es el deseo latente de dejar de existir. No es solo por lo de  mi hermano, lo cual, efectivamente me ha roto en miles de pedazos.

Es todo, cada maldita cosa que viene a continuación. Casi perdemos a Kim y Mateo, casi morimos, cada uno de nosotros, en realidad, en medio de ese bosque, soltando disparos, golpes, gritos, corriendo como si fuese una puta película de acción. Pero no lo es, todo esos planes que hicimos se han hecho cenizas frente a mí.

La esperanza que guardaba en mi interior de que esto acabase como las historias de ficción, ha desaparecido por completo. Es como si durante todo el tiempo, hubiese estado viendo una película frente a mí, en donde yo tomaba ciertas decisiones pero no me afectaba directamente ninguna.

Mi mente me traicionó totalmente al hacerme creer que podía formar parte del "grupo", que una niña de diecinueve años podía con tanta sangre derramada, con secuestros, con amenazas, con droga siendo distribuida frente a mis narices, con tanta injusticia rodeándome, con armas en mis manos, con respeto recibido de personas asesinas, delincuentes, narcotraficantes como la persona que amo, mis amigos, mi familia. Yo.

Solo en la estupidez de una jovencita como yo, pudo caber la idea de que el mayor narcotraficante del país me tendría miedo, me creería importante, un recurso sin caducidad, al menos, hoy más que nunca entiendo que todo ha sido un juego para él. Que no es que sea débil, que no es que nos haya dado tiempo o haya fallado al confiar, no se trata de nada de eso. Somos sus títeres y él nos está manejando a su antojo.

El mismo Petroski lo dijo; le gustan las muertes lentas y lo comprendo muy bien. A mí, por ejemplo, ya me ha matado emocionalmente. Porque no solo asesinó a mi hermano, también me ha quitado la venda de los ojos para que pudiese ver el infierno en el que decidí meterme por... amor, su tercera bala, el puñetero amor que le tengo a Ethan Johnson y con esa, en especial, ha matado a dos pájaros de un solo tiro.

No me queda duda de algo, la muerte física también llegará de su mano y no sé si estoy dispuesta a darle ese gusto. Tampoco estoy segura de lo que quiero, de lo que siento, de lo que pienso. Ya nada me parece igual que antes, y eso también aumenta mi dolor.

Paso mis manos por mi cabello mojado, miro con desdén la herida en mi pierna, perdí algo de sangre pero no tocó ningún tendón, músculo o hueso. Es solo una herida, que, siendo honesta, me da igual.

Me visto en el baño con la ropa que han dejado para mí, no sé quién la ha puesto ahí, le han atinado al color. Negro. Todo. Me miro en el espejo, estoy desastrosa, igual que por dentro. No sé cómo demonios voy a decirle a tía Lili que Nathan ha muerto, no sé cómo vamos a poder lidiar con esto.

Salgo del baño con la esperanza de que Ethan se haya marchado y es así. Me siento sobre la cama y miro hacia la ventana, el recuerdo de lo que casi hago la noche anterior me castiga. Me sentí desesperada, el aire no estaba entrando en mi sistema y había un fuego castigador haciéndome nada. Solo quería dejar de sentir por completo.

Parpadeo y presiono mis manos.

—¿Entonces no volveremos a verlos?

—No, enana.

Peligrosa Atracción III (Siempre)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora