Capítulo 1

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Todas alguna vez hemos soñado con ser princesas, de usar hermosos y extravagantes vestidos, con coronas, príncipes, etc. En cambio yo que soy una no quiero serlo, me encanta la idea de los vestidos y todo lo demás, pero hay un problema que me ha afectado desde que tengo 12 años; el día de mi décimo segundo cumpleaños creí que me iban a regalar unos libros, ya que desde pequeña me ha encantado leer, pero estaba muy equivocada ya que me trajeron un príncipe, se supone que a los 12 años debes de buscar novio o esposo, les explicaré un poco más, cuando una princesa cumple 12 años, le llevan un príncipe, tiene que convivir como máximo dos meses, si se enamoran, vivirán felices para siempre y si no, llegará otro y otro, en mi caso 267 príncipes.

Han pasado cuatro años, muchos no soportan el mes otros ni la semana, mi madre siempre me comenta que soy un anti-imán de hombres, me pone de ejemplo a mis hermanas mayores, la mayor Alexia, está casada y en dos semana asumirá el trono, Belinda, la segunda está comprometida y pronto se va a casar, Candace ya ha conseguido un hombre, todas a los 15, en cambio he pasado los 15 años y aún estoy soltera, a mi madre le aterra la idea de que muera vieja y sola. A mí no me importa mucho, ya que yo considero que el amor llega cuando menos te lo esperas, también tengo una hermana menor, se llama Dimitria, tiene 11 años, me encantaría volver a tener su edad, siempre he querido salir del castillo y explorar lo que hay más allá, pero no puedo, dicen que soy muy pequeña, sin pensar que es lo que más anhelo en mi vida.

—Despierta, Ellie. —Dice mi doncella.

—Emma, por favor déjame dormir. — Dije haciendo pucheros.

—Lo lamento, pero tu madre me ha mandado, además te conozco de toda mi vida no querrás que te despierte a las malas ¿o sí?

<< ¡Rayos!>>, pensé. Olvidaba que ella me conocía perfectamente como la palma de su mano. Nos conocíamos desde que éramos bebes, desde que la nombraron mi doncella, somos mejores amigas. Esto se debe a que nuestros padres eran mejores amigos. El padre de Em tiene un cargo alto dentro de la milicia.

Me senté en mi cama para ver sus ojos verdes, era muy linda, que a veces me sorprendía que no se diera cuenta de ello. Me levanté arrastrando los pies para darme una ducha. Salí en ropa interior a lo cual ella ya estaba acostumbrada. Inmediatamente Emma me puso mi vestido pesado y hermoso, me peino dejando mi cabello suelto y ondulado con la corona plateada; Me maquilló naturalmente. Después de eso, salimos de mi alcoba, para ver a mi madre, que estaba en el comedor.

Al entrar al comedor, pude observar que habían cambiado los manteles por unos de color azul oscuro, el comedor era inmenso para unas veinte personas, lo cual era demasiado grande para una familia de 7 personas.

Mi madre estaba en la cabecera con un vestido azul que hacía juego con el lugar, una corona dorada yacía sobre su cabeza, mientras que su cabello dorado caía sobre sus hombros.

—Hija ¿Cómo amaneciste hoy? —Me preguntó sosteniendo una taza de café en el aire.

—Bien madre y ¿tú?

Me senté extrañada de su comportamiento, porque nunca me hablaba de esa manera.

—Bien. Gracias por preguntar.

Esperé durante unos segundos a ver si llegaba mi padre o mis hermanas, pero solo estábamos nosotras. Leonora me trajo una taza de té con un plato, le agradecí, mientras tomaba un par de sobrecitos de azúcar.

—¿Dónde están todas? —Pregunté mientras le daba un sorbo al té.

—Les dije que me dejaran hablar contigo.

—Muy bien, ¿Pasa algo malo?

Traté de pensar en algo que pudiera haber hecho mal, me puse nerviosa al instante, aunque le sonreí como un angelito.

—Debes tener esposo.

Di un gran suspiro, los últimos tres meses es de lo único que hemos hablado, ella sinceramente me tenía harta, pensé muy bien antes de hablar.

—Madre, lo sé, desde que cumplí 12 es lo que hemos tratado, pero todos son unos idiotas.

—Escucha, he conseguido que venga un príncipe...

—¡Oh no!, madre, es suficiente. —Dije dramatizando todo, como siempre lo hacía. — Me quiero ir de aquí, es lo que quiero, ¿Por qué es tan difícil entenderlo?

Me levanté para salir, como siempre después de tocar ese tema con mi madre, pero ella hablo, así que me detuve y volteé a verla. Sus ojos azules resplandecieron, <<Oh no, tenía algo en mente>>

—¿Qué tal si hacemos un trato? —Preguntó seriamente.

—¿Qué clase de trato?

Mi madre sonrió como el gato sonriente de Alicia en el país de las maravillas. Caminé de nuevo hasta sentarme a su lado. Esto si que era nuevo, mi madre jamás me ofrecería un trato que involucrará irme del castillo, yo no iba a heredar el trono, pero si que podía ser útil casándome con algún príncipe. No sabíamos cuando se podría desatar alguna guerra y él tener aliados era lo primordial.

—Este será el último chico, si no se enamora de ti o tú de él, te irás como siempre lo has querido.

—¿EN SERIO? —Dije casi gritando.

—Sí, mi niña.

Me costó un momento entender lo que estaba ocurriendo, mire la taza que estaba en frente de mí. Inconscientemente me pellizque la mano, definitivamente estaba despierta.

—Aceptó, ¿Cuándo llega ese príncipe?

—Su nombre es Williams, y exactamente en unos 10 minutos.

—Gracias, madre, le di un enorme beso en la mejilla.

Me fui corriendo del corredor, está muy emocionada, por alguna extraña razón sabía que él no se iba a enamorar de mí, ya que todos los principies son unos superficiales, que solo ven caras, poder y riquezas y después los sentimientos, sabía que Williams no sería la excepción.

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—¿Qué?—Dijo Em

—Lo que oyes, seré libre.

Había vuelto a mi habitación y no pude evitar contarle a mi mejor amiga sobre el trato de mi madre.

—Te extrañaré—Dijo con tono melancólico.

—Obviamente te llevaré conmigo, recuerda, a donde yo vaya tú iras.

Las dos sonreímos y nos abrazamos, con una inmensa felicidad.

—Creo que necesitas lucir bien, digo eres hermosa, pero... ¿Qué tal otro vestido?

—¿De qué hablas? — Pregunté

—Es un príncipe, mínimo inténtalo, se tu misma, además no seas pesimistas porque ya estás diciendo que no se va a enamorar de ti, si ni siquiera lo conoces.

—Está bien. —Dije dándole la razón, Emma era la más razonable de nosotras dos.

Y así inicio todo... pero esto es solo el comienzo de mi historia.

Princesa Ellie (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora