Después de tantos años, los Vulturi deciden reclutar a nuevos vampiros para su guardia, quedando entre cien de ellos solamente ocho vampiros gracias a sus dones excepcionales.
Los reyes Vulturi estaban fascinados por los nuevos miembros, emocionados...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Aro y Caius se encontraban en el segundo salón hablando de temas importantes que tienen que ver con otros clanes y del suyo propio. Mientras que la guardia real, siendo los brujos, Félix y Demetri escuchaban con atención a las palabras de sus amos.
—¡Amo!
Aro y Caius fruncieron el ceño al ver a una de la guardia entrar de repente, abriendo las puertas de un gran empujón, estrellandola contra las paredes.
—¿Cómo te atreves a entrar sin tocar?— preguntó molesto Félix.
—Calma Félix.— lo tranquilizó Aro levantando una mano y miró a la agitada y aterrada vampira, debajo del umbral de la puerta.— ¿Que sucede?
—Es... es el amo Marcus.
Aro y Caius se tensan a la vez y se acercan a la vampira preocupados.
—¿Que paso? ¿Donde está?
—La neófita lo está atacando.— habló la vampira confundiendo y preocupando a los presentes.— La neófita esta lastimando al amo Marcus.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Abrió los ojos.
Y se encontró con un techo blanco que se le hacía bastante familiar.
Paola frunce el ceño confundida luego de varios segundos al reconocer a su alrededor, al darse cuenta en donde estaba.
—¿Estoy...— susurró confundida levantándose de su viejo colchón.— en mi habitación?
Y así era.
Paola miró sorprendida su viejo cuarto. Sus paredes de color violeta y verde manzana, con algunas frases de sus libros escritas en ellas, su ropero desordenado y algunos de sus libros bien guardados sobre su escritorio estando allí su computadora.
