Después de tantos años, los Vulturi deciden reclutar a nuevos vampiros para su guardia, quedando entre cien de ellos solamente ocho vampiros gracias a sus dones excepcionales.
Los reyes Vulturi estaban fascinados por los nuevos miembros, emocionados...
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Habia pasado unos cuatro días y Paola caminaba por los pasillos del castillo, recorriendo el lugar distraídamente cuando la realidad era que debía prestar atención al lugar ya que a partir de ahora sería su nuevo hogar.
Y su hogar era gigantesco.
Pero su mente no se podía concentrar al tener el recuerdo de la charla con los reyes.
FLASHBACK
Paola observaba a los líderes que se encontraban sentados en frente suyo mientras movía sus dedos en la mesa.
—Yo... quiero decir algo.— murmuró la latina, incómoda ante los tres pares rojizos sobre ella.
— Dinos.— sonrió Aro.
—¿Pueden dejar de mirarme así?— preguntó con la mandíbula tensa al verlos fruncir el ceño.— no necesito su lástima, no quiero su compasión...
》Yo exploté, realmente no tenia intención de confesar lo que viví... no fue para hacerme la víctima, ¿Si? Dejen de mirarme de esa manera, no lo necesito.《
Los líderes se miraron entre ellos y se sintieron un poco culpables y avergonzados al ser descubiertos. Y más Marcus que sentía un fuerte dolor en su corazón al enterarse de lo que tuvo que pasar la neófita y el dolor que soportó por mucho tiempo sola.
—Discúlpanos... no queremos hacerte sentir de esa manera... o... incómoda— comenzó Aro.— a partir de ahora eres parte de nuestro clan, nuestra familia.
—¿Familia?— preguntó Paola frunciendo el ceño, con un sentimiento de esperanza en su pecho.— ¿Son como una familia?
—Así es... todos nos cuidamos..y nos respetamos.— respondió.— y... como formas parte ahora del clan, debes aprender muchas cosas sobre nosotros.
—Ok...— respondió con dudas.— es decir... ¿Ustedes me enseñarán? ¿Serán como mis maestros?
—Algo así.
—¿Me van a enseñar historia, matemáticas, lengua?
Los reyes se miraron para luego volver a mirar a la neófita que los miraba confundida.
—Creo que estamos hablando de diferentes cosas.— habló Caius incómodo.— nosotros... hablamos de enseñarte nuestra forma de vida, los entrenamientos, las misiones y dar justicia a los que se atreven a romper las reglas.
—Oh...— murmuró.
—Tú..— comenzó dudoso Marcus.— ¿De qué estás hablando?
—Oh... bueno, je. —rió nerviosa.— yo... como verán no terminé mis estudios.
