12

127 26 7
                                    

"Si nunca te vuelvo a ver, siempre te llevaré conmigo, dentro, afuera, en mis dedos y en los bordes del cerebro, en centros de centros de lo que soy y de lo que queda".

Charles Bukowski.
***

-Gracias por invitarnos a este maravilloso café- dijo Tae soplando su bebida.

-No exageres, es café común y corriente- le respondió Beatrice con una sonrisa- no es el mejor expreso del mundo, pero es todo lo que hay en este hospital.

-Igualmente, es un gesto muy amable de tu parte- intervino Agust.

-¿Bromeas? ¡Chicos tengo una deuda enorme con ustedes! Han hecho tan felices a los niños que nada de lo que haga podrá compensar lo que ustedes hicieron.

-Realmente quieres a esos niños.

-Pues la verdad es que si. Esos pequeños son la alegría de mis días. Amo todo lo que tenga que ver con ellos. De pequeña quería tener un hogar para albergar a niños huérfanos, quizás algún día lo logre- sus acompañantes se removieron incómodos en sus asientos- De momento la enfermería es mi otra gran pasión, podría dedicarme a esto toda la vida.

-Mmm...ya- comentó Tae con la mirada perdida.

Conversaron un rato más en la cafetería. Luego aguardaron al cambio de turno para acompañar a la chica a su casa. En el camino continuaron conociéndose un poco más.

-¿Y qué hay de todos esos poemas y cuentos hermosos? ¿Estudias literatura? Yo amo leer.

-¿Yo? No- sonrió- yo estudio Artes Escénicas, todas esas historias se las debo a mi novia, es profesora de literatura. Y... como te comentaba anteriormente, este compañero tan hablador que nos honra con su presencia es el autor intelectual de este proyecto.

-Ya... Tanner vas a hacer que me sonroje- Agust revolvió el cabello de su amigo- Antes de que me lo preguntes yo si estudio piano, en la misma academia de Artes que Tae, somos un grupo de amigos bastante amplio, y casi todos estudiamos una especialidad diferente. En un momento pensé en hacer un proyecto en el que participaran todos ellos, pero, por cosas del destino sólo Tae me acompaña de momento- un ligero suspiro acompañó sus palabras- aún así todos nos apoyamos mutuamente.

-Que hermoso tener amigos con los que compartir aficiones- la añoranza era palpable en la voz de Beatrice.

-¿Qué? ¿Acaso no tienes amigos?

-Claro que si- la chica sonrió- simplemente viven muy lejos de aquí, yo me mudé a la ciudad para poder estudiar, y pues...no tengo mucho tiempo. A veces me quedo en casa tan aburrida que no pronuncio palabra alguna hasta llegar al trabajo. Ya está, hemos llegado- dijo al situarse en la fachada del edificio.

-Bueno pues, un placer Beatrice- Agust le tendió su mano con una sonrisa y ella respondió el gesto- Ya no podrás decir que no tienes amigos. Nos mantenemos en contacto.

-Igualmente chicos, y una vez más...muchísimas gracias por todo.

-Ya deja de agradecernos Beatrice- en esta ocasión Tae la envolvió en un caluroso abrazo- y ya que dices que te gusta leer...¿alguna vez has visitado Júpiter?

-¿Júpiter?

-Si, al ver que vives aquí recordé que hay una pequeña librería de 24 horas a unas tres calles de distancia. Ahí tendrás libros a cualquier hora y la posibilidad de conocer amigos que vivan cerca.

-Vaya, pues...nunca lo había pensado.

***
Unas horas más tarde, Beatrice se decidió finalmente a pasarse por Júpiter, y en efecto, el local estaba abierto 24h tal y como Tanner le había dicho. Paseaba su mano por las estanterías decidiendo que ejemplar llevarse a casa.

Olía a incienso de lavanda. En algún que otro rincón un universitario atareado o un lector voraz se dejaban caer en los cojines o butacas para sumergirse en la lectura. Sin embargo, nada en aquellas estanterías llamó su atención como lo hizo el libro que reposaba en la vitrina del lugar, ese libro del que había escuchado hablar en cierta ocasión. Lo tomó y fue a la caja a pagar.

***
Al cabo de unos minutos, mientras Beatrice doblaba la esquina camino a su casa, Joseph llegaba a Júpiter pero por una calle distinta. Luego de mucho pensarlo, había decido ir en busca de ese libro que siempre veía pero no se atrevía a leer.

***-En serio Seph, tienes que leer "Los que se marchan de Omelas", es una historia hermosa. Una vez la lees te cambia la vida.

-No soy mucho de leer Jimmy, lo sabes.

-Es una historia corta, la terminarás antes de darte cuenta.

-Hagamos algo... ¿Qué te parece si me la lees tú? Así yo no me aburro y tú te diviertes.

-Me parece genial, buscaré el libro, ya verás, te va a encantar. ***

Desgraciadamente ese momento nunca llegó, y por tanto, esa era una de las tantas deudas pendientes con Jimmy, así que había dejado de posponer el momento y salió de casa decidido a comprar aquel libro que llevaba meses saludándolo desde aquella vitrina.

-Lo siento, una chica acaba de llevárselo- le informó el dueño. ¿Quieres dejar el encargo? Puedo pedir que me lo traigan en el próximo envío. Solo tendrías que pasar a buscarlo en unas semanas.

-Déjelo, es igual. Muchísimas gracias.

Joseph marchó del local con el alma por los pies. Tomó su teléfono.

-¿Estás ocupado?

-Para ti nunca Seph, vente a casa, aquí están los chicos- respondió Agust del otro lado de la línea.

***

EGOÍSTADonde viven las historias. Descúbrelo ahora