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No quiero, si es posible, que mi beneficio desaparezca, sino que viva y dure toda la vida de mi amigo.
Séneca.
***
Joseph

-¡Ayy bruto!- esquivé por poco la bolsa de patatas que me había lanzado- ¡casi me das en el ojo!

-Esa era mi intención. ¿Se puede saber por qué eres tan imbécil?

-¿Es una pregunta retórica?

-Totalmente Seph- dijo cubriendo su rostro con una mano- ¿Por qué hiciste eso?

-Sabes que estas fechas son difíciles para mí, desde hace un año es así, no puedo evitarlo.

John dejó de acomodar las bolsas de patatas en la estantería y se me acercó, colocando sus manos en mis hombros y viéndome directamente a los ojos, estaba a escasos segundos de activar su "modo paternal" y ciertamente odiaba cuando hacía eso.

-Ya hemos hablado de esto en otras ocasiones Seph- me miraba con demasiada lástima, eso me enfurecía mucho, me deshice de su agarre de forma brusca, evitando el contacto con él, si le daba la oportunidad me daría el mismo sermón de siempre, de hecho, creo que era capaz de recitarlo de memoria.

-Simplemente no puedo dejar todo atrás, como otras personas- sí, era muy bajo de mi parte decir eso, y tenía toda la intención de sonar hiriente, pero a veces sentía que sólo yo lo estaba pasando mal, eso no era para nada justo, todos se creían con la potestad para intentar influir en mis sentimientos, cuando es sabido que eso es imposible, nadie puede mandar en los sentimientos ajenos.

-No es el hecho de dejar todo atrás, sino de seguir adelante, no seré yo quien te diga lo que tienes que cargar contigo, pero al menos avanza, no importa que tan pesado sea el equipaje.

Y ahí estaban de nuevo esas estúpidas lágrimas, septiembre sin lugar a dudas era un mes horrible para mí. En ese instante tenia tanto acumulado dentro, tanto odio, tanta culpa, tanta angustia, tanto llanto y tanta soledad que solo esperaba el momento en que por fin explotara y yo desapareciera, pero no, ese cúmulo de cosas negativas no hacía más que crecer y acumularse. Yo no era el mismo y nunca volvería a serlo.

-Todos hemos sufrido- continuó hablando- a todos nos duele casi tanto como a ti, pero estoy seguro de que Jimmy hubiera querido que siguiéramos adelante con nuestras vidas, recordándolo entre nosotros, cuando todo era normal.

-¡Deja de hablar por él! ¡Está muerto! ¡Está muerto y no volverá jamás! ¡No pongas palabras en su boca! ¡Él ya no puede vernos! ¡Y mucho menos soltar esas estúpidas frases de autoayuda!- lancé lo que llevaba en las manos hacia el suelo, ni siquiera sabía que era, la inercia me condujo a eso, y tomé un frasco del estante y también lo lancé.

-¡Eso Seph! Déjalo salir, libera esa rabia, maldita sea- me gritó como ¿intentando alentarme? ¿Acaso se había vuelto loco?- ¡Déjalo salir Joseph! ¡Grita! ¡Grita!- me empezó a tender más frascos que no dudé en lanzar también al suelo- ¡Deja de ser un maldito llorón y compórtate como un hombre!

-¡Cállate de una vez!- la euforia comenzó a apoderarse de mi, agarré el cuello de su camisa con fuerza- ¡Dejen de intentar dirigir mi vida!

-Ya no tienes vida Joseph ¿acaso no lo ves? solo te queda caos, el caos que te has creado alrededor- ¡demonios! Me miraba con tanta lástima, tanta condescendencia, como cuando ves a un cachorrito enfermo en una esquina. En este instante solo quería partir su cara, lo llevé a rastras hasta que quedó contra la pared- adelante, si eso te ayuda hazlo, golpéame.

Me paralicé. De un momento a otro todo desapareció. No lo merecíamos. Por su parte no merecía el maltrato que le estaba dirigiendo constantemente, y por la mía...no merecía que nadie se preocupara así por mí, yo ya no tenía remedio de todas maneras. Era tanta mi rabia que ni siquiera podía mirarle a la cara, le di la espalda y salí de aquella gasolinera lo más rápido posible, con la visión borrosa de tantas lágrimas y unos horribles deseos de desaparecer de la faz de la tierra, nuevamente.

En el fondo sabía que John lo hacía por mi bien, que se preocupaba, y le estaba muy agradecido por eso, pero simplemente odiaba el hecho de que todo el mundo me repitiera que tenía que seguir adelante con mi vida, ser feliz, dejar la tristeza atrás, no llorar, vivir... ¡demonios! ¿Cómo puedes vivir cuando ya estás muerto por dentro? Yo no quería que nadie trajera luz a mi vida, simplemente necesitaba estar solo. Tras todo lo que ocurrió no había podido simplemente estar de luto, desde la muerte de Jimmy todos me decían lo importante que era ver el lado positivo de todo, no me dejaban estar triste, y en el fondo era inútil, cuando me quedaba solo, sin nadie alrededor, el dolor simplemente aparecía, mejor dicho: reaparecía, porque nunca se había ido del todo, simplemente esperaba para atacar en la soledad.

Jimmy era la única familia que había tenido, mi único lugar en calma, un hogar de carne y hueso, y jamás podría superar su partida, lo necesitaré todos los días de mi vida. Quizás John está en lo cierto, y el dolor simplemente empiece a menguar en algún momento, pero mientras siga despertando en medio de la noche, asustado, repitiendo esa misma escena desagradable una y otra vez, mientras lo llame a gritos y no responda ni un triste eco, mientras este vacío se siga arremolinado en mi interior...la vida...la vida será un castigo para mí.

***
Había caminado por horas sin pensar en una ruta específica, y luego de tanto divagar, mis piernas cansadas me llevaron hasta mi departamento. Me dejé caer en el sofá, estaba agotado. Caí en un profundo letargo hasta que algo vibrando en el bolsillo trasero de mi pantalón me asustó.

Era el teléfono de aquella chiquilla entrometida, no recordaba que aún lo llevaba conmigo, mi plan inicial era dejarlo en el primer contenedor de reciclaje que encontrara, pero simplemente lo olvidé.

La pantalla mostraba la imagen de una señora de gafas sonriendo con un pastel de cumpleaños en sus manos, lucía tan feliz que sin darme cuenta me había contagiado la sonrisa. Seguramente sea su madre y quiera hablar con ella, no tengo deseos de dar explicaciones. Y sin más dejé el dispositivo sobre la mesilla de centro del salón y fui a bañarme.

***

EGOÍSTADonde viven las historias. Descúbrelo ahora